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Arboribus, Clibrain, Deliberry y Tuenti: cierres que recuerdan la dureza del mundo 'startup'

El caso más impactante es el de la red social española, que llegó a superar en tráfico a Facebook y Google juntas

Arboribus, Clibrain, Deliberry y Tuenti: cierres que recuerdan la dureza del mundo ‘startup’

Zaryn Dentzel, fundador de Tuenti. | Europa Press

Explicada en las escuelas de negocio, las gestoras de fondos y las ferias, no por manoseada deja de ser menos cierta la estadística que indica que nueve de cada diez startups fracasan. En los medios se destacan los éxitos y, en muchos casos, los comienzos prometedores y los primeros hitos: una buena ronda de inversión, por ejemplo, o el momento de la transformación en scaleup (más de un millón de facturación anual).  

Fracasar quizás sea un verbo excesivo. El emprendimiento jamás es un camino de rosas y en su versión digital está repleto de competidores. A veces el problema ni siquiera está en los rigores económicos, sino en la espinosa relación con los inversores o en la difícil cohabitación entre fundadores. La vida media de una startup en España apenas rebasa los tres años, según South Summit. Y casi la mitad de esos empresarios de nuevo cuño se plantea dejar la organización creada con sudor y lágrimas, añade Sifted. Este conjunto de elementos contextualiza los cuatro casos que se mencionan a continuación: empresas de base tecnológica que apuntaban maneras y se descolgaron a mitad de carrera.

Arboribus

La fintech nacida en Cataluña en 2011 apuntaba maneras. Josep Nebot y Carles Escolano la crearon a imagen y semejanza de varias líneas de financiación no bancaria aplicadas con éxito en Gran Bretaña: la idea era trasvasar directamente el ahorro del inversor al tejido productivo del país, de manera que éste quedase parcialmente liberado de los grilletes clásicos. La plataforma permitía al inversor estudiar la trayectoria y potencial de las pymes previamente seleccionadas por Arboribus para colocar sus fichas donde quisiera o confiar esta tarea a un algoritmo entrenado para trocear la inversión y diversificar el riesgo. A comienzos de 2019, la compañía echó el cerrojo. 

Clibrain

Nadie podrá decir que la idea no fuese ambiciosa. Se trataba de crear el primer gran modelo de lenguaje (LLM) en español con la intención de ofrecer una alternativa a ChatGPT y otros referentes de la IA generativa. El problema es que estos modelos se entrenan generalmente en inglés. Al ser ésa la base, no están optimizados para funcionar en otras lenguas, y en el ínterin de la traducción suelen perder precisión. Además, las inversiones necesarias para rivalizar con EEUU y China, aceleradores principales en este campo, son estratosféricas. En Francia, por ejemplo, Mistral es casi cuestión de Estado. En España, el Gobierno aprobó en mayo su estrategia de IA, que incluye la creación de un LLM en castellano. Clibrain (2023-2024) lo intentó sin éxito.  

Deliberry

El 30 de septiembre de 2022 cesaba operaciones y enfilaba la senda del concurso esta firma que mezclaba los verticales de foodtech y logística. Fue cofundada y estuvo dirigida por Gemma Sorigué, actual manager general de Your New Self, un directorio de doctores y clínicas estéticas con presencia en Europa y Latinoamérica. La gran novedad de Deliberry era la mamá shopper, una mujer que se encargaba de comprar los productos frescos que podían encargarse a través de este marketplace de comida. El otro elemento diferencial era la velocidad: los pedidos se entregaban en una hora o en la franja que indicase el cliente hasta las diez de la noche.  

Tuenti

Hubo un tiempo donde los sueños más descarados parecían al alcance de la mano. Tuenti, la red social española nacida en 2006, llegó a superar en tráfico a Facebook y Google juntas para acabar cayendo, como otras plataformas locales, en la trituradora de Mark Zuckerberg. Tras el icono de las redes made in Spain estuvieron el estadounidense Zaryn Dentzel y el español Félix Ruiz (Job&Talent, Grupo Auro, Playtomic). El 4 de agosto de 2010, Telefónica se hizo con el 85% de Tuenti por 70 millones de euros. El 6 de noviembre de 2013 ya poseía el 100%. No fue suficiente. «En la cima de nuestro éxito éramos 350 empleados y teníamos a 200 ingenieros programando día y noche. Pero los gigantes del sector tenían plantillas de 2.000 tíos. No podíamos competir contra eso», recuerda Dentzel.

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