Renfe oculta los test de fiabilidad de los trenes defectuosos que compró a Talgo
La compañía justifica la decisión asegurando que considera la información solicitada «un secreto comercial»
Renfe se niega a compartir el resultado de las pruebas de fiabilidad de los trenes que la compañía ha comprado a Talgo este año. Esa ha sido su respuesta a una solicitud presentada por THE OBJECTIVE en la que se pedía al portal de transparencia del Gobierno de España información detallada sobre el resultado de los test realizados en cada uno de los trenes Avril S106 que Talgo entregó a Renfe el pasado mes de mayo. En la resolución, asegura que los datos solicitados no gozan de carácter «público» y que compartir esa información supondría revelar datos de una actividad de naturaleza privada, como es el transporte ferroviario.
El pasado mes de mayo, Renfe hizo pública la compra de hasta 40 cabezas motrices de Alta Velocidad a Talgo. Las locomotoras prometían ser una gran innovación por su capacidad de modificar su anchura, adaptándose así a las vías españolas e internacionales. Además, su velocidad sería capaz de superar los 300 km/h. Todo parecían buenas noticias, pero las incidencias causadas por dichos trenes en sus primeros meses de funcionamiento comenzaron a generar cierta tensión entre Renfe y Talgo, además de contar con el descontento de miles de viajeros que sufrieron los retrasos e imprevistos a causa de fallos técnicos de los vehículos.
El ministro de Transporte y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, ha hecho varios anuncios en los últimos meses reclamando a Talgo una compensación por los daños y perjuicios causados por los trenes Avril, asegurando que este fue el motivo principal del aumento de incidencias en Renfe durante el verano.
Caída del 30% de la puntualidad en Renfe
La compra de estos trenes se tradujo en una caída de casi el 30% de la puntualidad media de los servicios de la compañía, pasando de un 76% a un 50% en la primera semana de agosto. Puente aseguró que el problema estaba localizado, señalando los fallos con la unidad motriz, y subrayó que en los últimos meses casi la mitad de los trenes adquiridos en mayo han tenido que ser inmovilizados a causa de problemas técnicos; de ahí el interés en conocer el resultado de las pruebas de fiabilidad de dichos trenes.
La inadmisión de la solicitud mencionada es solo una pequeña parte de las preguntas que planteó este medio al portal de transparencia. THE OBJECTIVE quiso saber cuál había sido el coste de todo el catálogo de contenidos disponibles en la app PlayRenfe, así como el dinero destinado al mantenimiento de trenes entre 2014 y 2024.
La solicitud ha sido inadmitida una vez más, apelando la compañía a la protección de los intereses económicos y comerciales de los sujetos afectados. Además, afirman que, a pesar de que el acceso a la información pública sea un derecho, este puede ser limitado cuando suponga un perjuicio para los intereses de organizaciones, entidades o empresas afectadas. En el escrito se manifiesta que hacer pública la información sobre incidencias eventuales en los servicios ferroviarios afectaría «de manera significativa e injustificada» a los intereses de las empresas afectadas, concluyendo que la información debe ser considerada un secreto comercial. Además, confiesan que, en un contexto de plena liberalización en el sector, hacer públicos los datos relacionados con el resultado de las pruebas o los precios del material rodante podría alterar las normas y la competencia.
Las reclamaciones, disparadas
La realidad es que los verdaderos afectados por la tensión, las incidencias y los retrasos de los trenes son los viajeros. Por eso, como era de esperar, el número de reclamaciones ha aumentado de manera radical en los últimos años. En los datos publicados en la web de Renfe acerca de las reclamaciones presentadas se puede observar un aumento de más del 200% del total de quejas en los últimos dos años. Mientras que en 2019 la cifra era de 189.214, en 2023 aumentó a 353.665 reclamaciones presentadas, de las cuales 239.085 fueron tramitadas. Los datos de 2024, a pesar de haber sido solicitados, están en trámite y serán publicados una vez haya finalizado el proceso de recopilación y estudio de los mismos.
Hay otro dato llamativo en la tabla mostrada. Se trata del plazo medio de contestación de Renfe a las reclamaciones de los clientes. Como se puede observar en la información, el periodo de tiempo ha aumentado notablemente en los últimos dos años, alcanzando un máximo de 51,78 días (casi dos meses) en 2022.
El número de devoluciones e indemnizaciones automáticas también ha crecido, especialmente en 2023, cuando se registraron un total de 1.364.977. Esta cifra ha tenido como consecuencia que Renfe haya relajado su compromiso de puntualidad, aumentando a 90 minutos el tiempo de retraso límite para que el cliente reciba el importe íntegro de su billete (antes era de 30 minutos). En demoras de más de 60 minutos, el viajero recibe un reembolso del 50%.