El retorno de Trump da alas a la industria militar española
Algunas empresas españolas pueden beneficiarse del incremento en el gasto público en defensa
El retorno de Donald Trump a la Casa Blanca plantea riesgos e incertidumbres para la economía global, pero también oportunidades para algunos sectores. Una de las consecuencias internacionales que se prevén como consecuencia del ascenso a la presidencia estadounidense por parte del republicano el próximo mes de enero es un aumento en el gasto militar en todo el mundo. Una tendencia que puede afectar especialmente a Europa: en su anterior mandato, el magnate ya advirtió que el Ejército de Estados Unidos no daría cobertura de seguridad a los miembros de la OTAN que no incrementasen su gasto en defensa.
Ello plantea oportunidades para la industria armamentística europea y para los sectores dependientes de la misma. No es casualidad que empresas europeas como Airbus, con un negocio militar considerable, hayan vivido buenas jornadas bursátiles. Lo mismo ocurrió con firmas españolas como Indra, dedicada a la tecnología y los sistemas de telecomunicaciones pero que también produce equipamiento electrónico para defensa y busca hacerse un hueco en la «autonomía estratégica europea»; Acerinox, acerera que recientemente compró una firma de aleaciones en EEUU; o Grifols, proveedor de plasma sanguíneo considerado estratégico por el Ejército estadounidense.
«Parece que sí habrá que subir el gasto y la industria europea se beneficiará», señala Ángel de la Fuente, doctor en Ciencias Económicas por la Universidad de Pennsylvania y director ejecutivo de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), que alerta de que «también puede aumentar la importación de material americano», es decir, que el potencial de crecimiento de la industria militar europea estará limitado por las políticas proteccionistas de Trump, que a su vez tratará de impulsar la manufactura doméstica.
De la Fuente subraya que existe «mucha incertidumbre», aunque ve claro que «habrá una política más proteccionista, bajará los impuestos e intentará controlar más la inmigración». El economista prevé que ello pueda generar «más inflación y déficit», «más crecimiento en América y menos en otros países y mucho follón», sintetiza. Y es que «los aranceles subirán», aunque «no será tan dramático como el arancel universal del 10% a todos los bienes de todos los países», algo que «serían palabras mayores» con una repercusión mucho más profunda.
«Seguramente a China sí se los suba, pero no tanto como amenaza», augura De la Fuente, que ve claro que «el gasto militar crecerá» en el resto del mundo y cree que «para Ucrania seguramente no es una buena noticia» el nuevo rumbo de EEUU. Asimismo, vaticina «más rivalidad con China» por parte de EEUU. Habrá que ver como esta escalada entre las tensiones de las dos mayores economías del mundo afecta a Europa, que hasta el momento ha optado por posiciones intermedias -sin renunciar a los aranceles- ya que comercia con ambos.
Más gasto no significa más guerras
Aunque se prevé un mayor gasto militar a escala internacional, durante la anterior presidencia de Trump (2016-2020) se registró una menor implicación del Ejército estadounidense en conflictos bélicos internacionales que en en el resto de periodos de la historia reciente del país. Luis Garvía, director del máster en Riesgos Financieros de Comillas ICADE, dibuja un personaje «histriónico» al que «le encanta el espectáculo», pero a la vez es «alguien práctico», una «persona de negocios». Ello le lleva a pensar que «estaremos más cerca de solucionar» los conflictos de Ucrania u Oriente Medio, ente otros asuntos «a nivel geopolítico», ya que la anterior legislatura en que gobernó el republicano «no hubo ninguna guerra».
Añade Garvía que «el Trump de 2024 no es el mismo Trump que en 2016 cometió una serie de errores poniendo a gente con quien tenía relación personal pero con inexperiencia política, es de esperar haya aprendido». Ante la cumbre de los BRICS, celebrada en Moscú hace tres semanas y en la que «Putin sacaba músculo de más del 60% de la población mundial», es «probable que Trump se siente a negociar con ellos», según el profesor, que fija su atención en el «deterioro progresivo de Europa» y cómo puede acelerarse si Trump se muestra más proteccionista que Biden, impone mayores aranceles «y cambia la posición de EEUU en relación con el conflicto de Ucrania». Advierte que la coyuntura europea «cada año está peor» y que, teniendo en cuenta los disparatados niveles de gasto y endeudamiento, «el Estado del bienestar está cada vez más en riesgo».
Finanzas y política energética
Josep Lladós Masllorens, profesor de Economía de la Universidad Abierta de Cataluña (UOC), coincide en que la situación será diferente a la de 2016 por los equipos renovados y porque «tendrá a favor las cámaras» legislativas. «La tensión con China estará ahí, la batalla por el origen de la tecnología y la atención sobre los aranceles estarán ahí», resume. Incide en que «Biden no apretó más la tensión arancelaria y en Europa sí podemos notarlo más». También destaca los cambios que previsiblemente llegarán en la política energética, ya que el presidente electo «ha prometido bajar mucho el precio de la energía y aumentará mucho la exportación de petróleo y gas» por parte de EEUU, y «la ruta del Ártico puede generar movimientos considerables en el sector de la energía». Este punto es especialmente popular entre los votantes republicanos, menos preocupados por las consecuencias medioambientales de producir petróleo mediante fracking y más interesados en la explotación del crudo estadounidense para dejar de dar oxígeno al régimen de Maduro en Venezuela o tener más fuerza de negociación frente al de Putin en Rusia.
Aun así, Lladós duda de que Trump retire las ayudas creadas por Biden a la electrificación y la industria verde: «Veo muy difícil que él, que ha ganado en todos los estados industriales, retire estos subsidios que son una respuesta a los subsidios chinos». Aunque cree que «se retirará seguro de los Acuerdos de París» contra el cambio climático, considera que no se anularán las ayudas a la electrificación de empresas norteamericanas, al menos hasta que «lleguen nuevas propuestas». El profesor también espera «una sacudida en los mercados financieros» por el previsible relevo en el gobernador de la Reserva Federal y la desregulación de las criptomonedas, que obligará a «acelerar el proceso hacia monedas digitales» como el euro digital. Pero quizá el cambio más acuciante es el «riesgo considerable de fragmentación internacional», algo que obligará a «Europa a hacer una reflexión» si «el tema de China va más allá».