España lidera el desempleo de la OCDE en 2024 y ya supera el paro de Colombia y Grecia
Los expertos creen que el Informe de Estadísticas Laborales desluce lo que ‘The Economist’ dice de nuestra economía
La revista The Economist ha subrayado la buena la marcha de la economía española, valorándola como la mejor economía avanzada de 2024 de los 37 países que forman la OCDE. Recientemente, la clasificación fue mencionada por el jefe del Ejecutivo, que destacó que «somos un país formidable y tenemos un gran futuro por delante» y añadió que «el rally del Mediterráneo continúa por tercer año consecutivo, con España a la cabeza de la lista de 2024».
Sin embargo, los datos de la OCDE que recoge el último informe anual de Estadísticas Laborales en lo que se refiere al desempleo no nos sitúan precisamente en el ranking de los mejores. Más bien al contrario. Según los últimos registros, en 2024 España ha encontrado un hueco, justo en la cola de ese ranking, superando a Grecia y a Colombia, que normalmente ocupaban peores posiciones.
A tenor de esta clasificación, la pregunta que se hacen los expertos consultados por THE OBJECTIVE es la siguiente: ¿cómo es posible determinar que la economía española es la mejor de las más avanzadas si tenemos la mayor tasa de desempleo de la UE y ahora también de la OCDE? En opinión de todos ellos, el medio británico ha utilizado datos agregados que no dejan ver otra realidad. Y es que, pese a la inyección de los fondos europeos, «seguimos siendo líderes en desempleo y nuestra economía está funcionando con un criterio de cortoplacismo, apoyada en el efecto base de las cifras del año previo, que no fueron buenas; en revisiones extraordinarias al alza y, sobre todo, en el incremento del gasto público mientras huye la inversión».
Los porcentajes esconden la realidad
Para Celia Ferrero, vicepresidenta de ATA (Asociación de Trabajadores Autónomos), «sin duda, los datos macroeconómicos muestran que España está siendo más resiliente a las inestabilidades geopolíticas y al debilitamiento económico de las dos grandes locomotoras de Europa, Francia y Alemania. Y sin duda debemos considerar positivo que dicha evolución sea reconocida en el exterior. Sin embargo, no podemos obviar que la procesión va por dentro. Sí, estamos creciendo, sí, estamos creando empleo, pero lo cierto es que esos porcentajes esconden una realidad bastante más tozuda».
Apunta Ferrero que «debemos subrayar que, siendo uno de los Estados miembros a los que más fondos europeos se ha inyectado, sería escandaloso que la evolución de nuestra economía y empleo no se comportaran de forma positiva, y aun así, seguimos siendo líderes en paro en Europa, como ha subrayado la OCDE». «Veremos si los grandes contribuidores europeos no se retractan o imponen cierto orden en la ejecución de fondos, dadas sus situaciones nacionales». «Y esa inyección y su reparto, así como las decisiones de este Ejecutivo -sostiene la también asesora en Relaciones Laborales y Diálogo Social- nos dan una pista clara sobre las grandes disparidades que no se ven desde fuera. El sector público es responsable de uno de cada cuatro empleos creados desde 2019 y la inversión del sector privado se desploma un 10%, mientras que la del sector público crece un 46%, tal y como ha alertado el Banco de España». «Ya sabemos dónde están yendo los fondos», apostilla.
Al mismo tiempo -afirma-, «en el sector privado, el 64% del empleo se ha creado en las grandes empresas, a un ritmo superior al 5%. Sin embargo, las microempresas (donde están los autónomos) no han creado un solo puesto de trabajo neto desde la pandemia y aquellas de uno a dos trabajadores están destruyendo empleo en el último año. Ya sabemos quién tiene capacidad de asumir los costes de la regulación adoptada por este Ejecutivo», valora. Para ella es evidente «que la subida del SMI, la amenaza de la reducción de jornada, el incremento de las cotizaciones y las cargas burocráticas que suponen registros varios en nombre de la seguridad, la sostenibilidad y la digitalización están ejerciendo un efecto expulsión del mercado del más pequeño y débil que conforma más del 90% del tejido empresarial. Y eso que se supone que éste es el Ejecutivo que «no deja a nadie atrás». Díganselo al bar de un pueblo de 500 habitantes con problemas de cobertura», puntualiza.
Fondos, pero para la Administración pública
Eva Poptcheva, alta funcionaria del Parlamento Europeo y experta en fondos de la UE, incide por su parte en el crecimiento de nuestra economía, subrayando que los buenos números «son absolutamente coyunturales». Y a esto «no se le está dando la atención que se merece, sin olvidar que dentro de muy poco van a desaparecer las condiciones favorables que hoy tenemos, y todo lo que va a ocurrir con los aranceles con la Administración de Donald Trump que nos va a golpear duramente. Y además -analiza-, tenemos unos fondos Next Generation que no están dando resultados de una forma eficiente, pero sí están generando riqueza, sobre todo en la Administración Pública y por eso al final el PIB vemos cómo crece. Pero la inversión, como recientemente nos ha recordado un informe BBVA Research, está en una situación muy baja en las empresas y esto no se puede obviar».
Lorenzo Bernaldo de Quirós, presidente de Freemarket International Consulting y académico del Cato Institute, encuentra que el artículo de The Economist realiza una foto estática de la economía española y no tiene en cuenta, como es lógico en ese tipo de clasificaciones, los fundamentales. «Prescinde de que el crecimiento de nuestra economía se sustenta en el gasto público y en el aumento de la población derivado de la inmigración y del turismo. En segundo lugar, olvida que la inversión privada tiene encefalograma plano y el consumo privado no se reactiva y la productividad está estancada, con lo que la brecha de PIB per cápita con la media UE-Eurozona se ha ampliado».
Un empleo inestable y que se destruye
De PIB per cápita habla para THE OBJECTIVE Daniel Lacalle. El economista jefe de Tressis parte del fundamento de que el artículo de The Economist «se centra en dos cifras macro muy generales, no entra en detalles, y, por tanto, da una valoración insuficiente y además, engañosa». Y «no solo es engañosa con respecto a España y con respecto a Colombia, que se supone que es el sexto país mejor del mundo con la situación de seguridad atroz que tiene -profundiza-. La realidad es que en este artículo se habla del producto interior bruto agregado, y no del PIB per cápita que está estancado y por debajo de la media de la UE».
«Por tanto, no se pueden comparar peras con manzanas en una economía a la que se ha dopado el PIB con inmigración, gasto público y un enorme aumento de la deuda. Claramente, no es comparable y realista», sostiene. Y aún menos -abunda-, cuando habla de una reducción del paro con cambios estadísticos que han hecho que más de 600.000 personas, que están como fijos discontinuos no están trabajando y no aparecen en esas cifras del paro». Por lo tanto -concluye Lacalle-, «yo creo que esto es como suele pasar muchas veces, es lo típico de mirar datos muy agregados, que es lo que quiere el PSOE, porque es a lo que se dedica: a maquillar las cifras de paro y de crecimiento, tapando que estamos a la cola por PIB per cápita de poder adquisitivo de los países de la UE».
El economista Javier Santacruz recoge los dos diagnósticos. Por un lado, la lectura en positivo que hace The Economist, y por otro, el informe que la OCDE publica sobre la marcha del mercado laboral con una foto fija que sitúa a España en la peor posición en materia de desempleo. Son dos valoraciones -incide-, que recogen dos realidades de la misma economía: por un lado, el comportamiento ‘macro’, que es lo que destaca The Economist, porque con una entrada de más de 100.000 millones anuales de ingresos exteriores, no puede ir mal el crecimiento del PIB. Pero, por otro lado, la OCDE refleja una realidad ‘micro’, que es el desempleo, y peor, el ‘mal empleo’, porque es inestable, se crea y se destruye a gran velocidad».