La mitad de lo que ha crecido España desde 2020 se debe al gasto de las administraciones
Según el Instituto de Estudios Económicos (IEE), la dependencia española del sector público es ya estructural
La economía española crecerá en 2024 en torno al 3% del PIB, a pesar del impacto de la dana, que restará unas décimas al avance del último trimestre, pero con una fuerte presencia del gasto público. En cuanto a 2025, el empleo se ralentizará con un crecimiento del 1,7% frente al 2,2% de 2024. La inflación se moderará hasta situarse en un promedio en torno al 2%. Y las mayores amenazas para la economía provienen ahora de la incertidumbre política y los cambios regulatorios sobrevenidos.
Esas son algunas de las previsiones para 2025 del informe del Instituto de Estudios Económicos (IEE), titulado Los riesgos geopolíticos como nuevo elemento de incertidumbre. En cuanto a los gastos, al consumo final de las administraciones públicas, principalmente por las partidas de remuneración de los asalariados y consumos intermedios, se le atribuye más de la mitad del crecimiento acumulado del PIB desde el inicio de la pandemia hasta el tercer trimestre de 2024. Además de esta partida, según el think tank que preside Iñigo Fernández de Mesa y dirige Gregorio Izquierdo, los dos factores que impulsaron el crecimiento económico en este periodo fueron el consumo privado y la pujanza de la demanda exterior neta.
Ese crecimiento, a partir de las conclusiones obtenidas en su reunión de coyuntura semestral del IEE en la que participaron directores economistas del BBVA Research, Caixabank Research, Banco Sabadell, Banco Santander y el Ministerio de Economía, tuvo un repunte en el año 2022, cuando el gasto público superó consistentemente los niveles de 2019, consolidándose como un elemento estructural en el Presupuesto.
El informe señala que esto limita el margen de maniobra de la política fiscal y compromete su sostenibilidad ante el reto demográfico, las inversiones necesarias en digitalización o cambio climático, y los compromisos en términos de defensa. Sin olvidar que el nuevo Plan Fiscal y Estructural incluye reformas e inversiones centradas en cinco ámbitos: la transición ecológica, la mejora del capital humano, la transformación digital, el impulso del capital físico y la productividad y, por último, el ámbito presupuestario.
Colchones cíclicos
Ante las expectativas positivas de crecimiento de la economía en los próximos años, el IEE entiende que «sería recomendable que se aprovechasen las fases expansivas de la actividad para construir colchones cíclicos que permitan obtener márgenes fiscales para hacer frente a posibles recesiones o shocks económicos adversos en el futuro».
Una de las razones del incremento estructural del gasto público es que las necesidades de financiación de las Administraciones públicas derivadas de la pandemia parecen haberse consolidado, aun habiéndose producido ya la normalización de la economía después de los peores momentos de la crisis, lo que habría supuesto un obstáculo a la reducción del déficit de España.
Como muestra adicional de la vulnerabilidad de las finanzas públicas y la necesidad de la consolidación fiscal del conjunto de las Administraciones, se puede tomar como referencia el déficit público estructural, que se prevé que se sitúe en torno al 3,5% en 2024, lejos de los niveles prepandemia y del 1,5% que marcan los objetivos comunitarios. Asimismo, el endeudamiento del sector público, en proporción al PIB, se sitúa en torno al 105%, una de las ratios más elevadas de la UEM.
Discrepancias de cálculos
A medio plazo -aprecia el IEE- se amplían las discrepancias entre las estimaciones de la evolución del déficit entre el PFEMP (0,8% en 2031) y la Airef (3,1% del PIB en dicho periodo). «Esta discrepancia se debe a las diferencias existentes tanto en las previsiones de ingresos -mantiene-, como en las medidas discrecionales de ingresos». En ambos casos, el principal factor de incremento del déficit es el impacto del envejecimiento demográfico en las cuentas públicas.
Con respecto la dinámica del endeudamiento, el escenario de ajuste del Gobierno muestra una dinámica muy favorable para la reducción de la deuda, situándola en el 76,8% del PIB en 2041, mientras que la Airef -recuerda el IEE-, «estima una menor reducción de la deuda pública, llegando al 87,5% del PIB en 2041».
Eficiencia del gasto público
En este contexto -recomienda el Instituto-, es necesario que se diseñen y aprueben un conjunto sustancial de medidas que mejoren la eficiencia del gasto público como vía fundamental para abordar la necesaria consolidación fiscal a medio plazo, a partir de los criterios de eficiencia y economía.
En todo caso, la necesidad de este ajuste -subrayan- no debe implicar subidas de impuestos y de cotizaciones sociales, tal y como se han sucedido en el periodo reciente, «puesto que estas comprometen el necesario crecimiento económico, así como las expectativas y la confianza de los agentes, desincentivando tanto los procesos de generación de ahorro y acumulación de capital como los de inversión necesaria para superar los retos a más largo plazo que debe afrontar la economía española para mejorar su competitividad».