Franco, las dos caras de la moneda
‘El Gris Importa’ analiza la economía del franquismo 50 años después de la muerte del dictador
Este año se cumple el quincuagésimo aniversario de la muerte de Franco y Pedro Sánchez no ha dejado pasar la ocasión de programar un centenar de exposiciones, proyecciones audiovisuales e iniciativas diversas. La terminación de una dictadura es siempre un motivo de alegría, pero la sobreactuación de nuestro presidente evidencia, además de esa legítima alegría, una intención estratégica, y es que sabe que está situando al Partido Popular ante un dilema imposible.
Porque si el PP no se suma a la conmemoración, como ha hecho, pues mal, porque el Gobierno puede tachar a sus dirigentes de fachas encubiertos y de nostálgicos de la dictadura. Y si el PP se suma, pues mal también, porque se expone a una fuga de votantes hacia Vox, algunos de cuyos miembros no ocultan su admiración por el Caudillo de las Españas.
El diputado de Vox por Toledo, Manuel Mariscal decía, por ejemplo, en noviembre pasado que «la etapa posterior a la Guerra Civil no fue una etapa oscura, sino de reconstrucción, de progreso y de reconciliación». Y el portavoz de Vox en las Cortes de Castilla y León, Juan García-Gallardo, añadía una semana después que Franco tuvo la virtud de interrumpir «los 145 años de historia criminal del PSOE».
¿Por qué es tan polémica y polarizadora la figura del general?
Porque, por un lado, y contrariamente a lo que sostiene el diputado de Vox, los años posteriores a la Guerra Civil, especialmente los inmediatamente posteriores, fueron una etapa oscura. Aunque las cifras difieren, hubo decenas de miles, quizás cientos de miles de represaliados. Y luego estuvo el sufrimiento económico. Se pasó más hambre durante la posguerra que durante la guerra.
Pero, por otra parte, en 1959 España introdujo una serie de reformas que produjeron unos resultados más que encomiables. En materia de educación, la tasa de analfabetismo pasó del 23% en 1936 al 3% en 1975. El salto en sanidad fue espectacular. En 1936 no existía un sistema de salud pública y la cobertura era limitada y fragmentaria. En 1975, el 81% de la población contaba con atención médica.
El número de indigentes cayó espectacularmente. En 1936, la tasa de pobreza se situaba alrededor del 60% y, para 1975, se había reducido a un 20%. Franco construyó además en torno a cuatro millones de viviendas sociales entre 1961 y 1975. En aquella época, para comprarte una casa solo tardabas entre ocho y diez años. A todo esto, había mayor seguridad en el empleo y la presión fiscal era infinitamente inferior, porque no había ni IRPF ni IVA.
¿Cómo fue posible aquel milagro económico? ¿Qué papel jugó la ayuda internacional? ¿Qué parte del mérito es atribuible al mercado y qué parte al Estado? ¿Y era sostenible?
Sobre ello debaten Javier Díaz-Giménez, profesor del IESE, y Miguel Ors Villarejo, corresponsal económico de THE OBJECTIVE, en este nuevo episodio de El Gris Importa.