La subida del precio de la gasolina altera la forma de desplazarse de las personas
Según la teoría económica, si el precio de la gasolina sube, las familias tienden a usar el transporte público o caminar

Imagen de un contador de gasolina. | Europa Press
Cada día, millones de personas en todo el mundo se desplazan a sus trabajos. Para la mayoría, el coche es la opción más práctica: rápido, flexible y personal.
Sin embargo, esta dependencia no está exenta de problemas. El uso masivo del automóvil genera emisiones contaminantes, accidentes, atascos, contribuye al cambio climático y afecta negativamente a la calidad de vida de los trabajadores.
En países desarrollados como Estados Unidos, hasta el 90 % de los trabajadores optan por el coche para ir a trabajar. Pero ¿puede un cambio en los precios de la gasolina influir en cómo elegimos movernos?
Según la teoría económica, si el precio de la gasolina sube, las familias tienen menos renta disponible, lo que podría llevarlas a buscar alternativas más baratas, como caminar, usar el transporte público o ir en bicicleta. Sin embargo, ¿realmente dejamos el coche cuando los precios suben? Y en un país como Estados Unidos, con una marcada preferencia por el coche privado, ¿ocurre esto de verdad?
¿Cómo nos movemos?
Para responder a esta pregunta, analizamos datos de la American Time Use Survey (ATUS), la encuesta que estudia cómo los estadounidenses distribuyen su tiempo diario.
Esta base de datos es especialmente útil para buscar una respuesta a nuestra pregunta de investigación porque nos permite analizar el tiempo dedicado al desplazamiento diario al trabajo, no solo en coche, sino también usando transporte público, bicicleta o caminando. Además, se realiza anualmente desde 2003, lo que ofrece una visión muy completa y detallada.
Nuestros resultados muestran que si bien los precios de la gasolina se relacionan con los patrones de movilidad de los trabajadores, no lo hacen de la misma manera para todos. Así, al desglosar los resultados por modos de transporte, vemos que un incremento del 1 % en el precio de la gasolina se asocia con:
- Un aumento del 0,278 % en el tiempo total de desplazamiento de los trabajadores.
- Una disminución de 0,207 puntos porcentuales en el tiempo de desplazamiento en coche privado.
- El aumento del tiempo dedicado a caminar (0,090 puntos porcentuales), usar el transporte público (0,073 puntos porcentuales) o ir en bicicleta (0,044 puntos porcentuales).
Todo esto sugiere que, cuando la gasolina se encarece, los trabajadores optan por modos de transporte más económicos, pero más lentos (como caminar o usar el transporte público).
Diferentes relaciones entre zonas urbanas y rurales
Una de las claves de nuestro estudio es que las estimaciones varían según el contexto geográfico:
- En las ciudades, donde existen opciones como el transporte público, los trabajadores tienden a usar más estas alternativas.
- En las zonas rurales, donde las opciones de transporte son más limitadas, las personas muestran una mayor inclinación por caminar cuando la gasolina sube de precio.
Esto indica que las decisiones de movilidad están influenciadas no solo por los precios, sino también por la disponibilidad de infraestructuras. En zonas urbanas, las alternativas son más accesibles, mientras que en zonas rurales los cambios son más difíciles.
¿Qué podemos aprender de esto?
Los cambios en el precio de la gasolina pueden ser una herramienta eficaz para reducir la dependencia del coche y fomentar modos de transporte más sostenibles, como caminar, ir en bicicleta o usar el transporte público. Sin embargo, también es fundamental tener en cuenta las diferencias regionales.
En las zonas urbanas, donde la infraestructura lo permite, las políticas públicas enfocadas en los precios del transporte pueden incentivar cambios reales en los patrones de movilidad.
En las zonas rurales, donde las alternativas son escasas, las políticas públicas deben enfocarse a las inversiones en infraestructura que garanticen opciones de transporte viables y equitativas.
La sensibilidad de las personas a los precios de la gasolina es un factor clave para entender y mejorar los sistemas de transporte. Las políticas que buscan un transporte más limpio y saludable deben considerar no solo el impacto económico, sino también las necesidades y realidades de los ciudadanos para conseguir apoyo.