Pedro Robles (Fandit): «Las subvenciones se han convertido en un arma política»
El cofundador de Fandit alerta de un gran déficit nacional: el caos de las ayudas públicas
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Los fundadores de Fandit, Pedro Robles (derecha) y Manuel Rosa (izquierda). | Fandit
El mundo de las subvenciones podría ser un relato de Edgar Allan Poe. Como cortafuegos contra esa pesadilla surge Fandit, startup creada en Madrid en 2019 por Pedro Robles y Manuel Rosa. La aproximación de la compañía al problema es dual: por una parte, dispone de su propio software para la búsqueda y gestión de subvenciones. Este es un servicio pensado para consultoras y asesorías. Por otro lado, arma un marketplace donde ese cliente-consultor puede conectar con los solicitantes de las ayudas, ganando así masa crítica y facturación. Además, el modelo de suscripción SaaS también se adapta como marca blanca a empresas y organizaciones de gran tamaño (hay otras 250 plataformas de este tipo bajo gestión).
La tecnología de Fandit esconde mucha inteligencia artificial y vectorización de la información. A diario se peinan diferentes bases de datos, se extraen y clasifican convocatorias, se elaboran resúmenes automáticos y se añade en aquellos casos especialmente relevantes una revisión manual. Si, por ejemplo, una pyme de Málaga del sector agrícola busca ayudas, la base de datos del consultor le permitirá identificarlas. Recientemente y aún en fase beta, Fandit incorpora la ayuda de un chatbot para aclarar dudas sobre cada convocatoria. La idea es que al final este asistente sea más holístico y evite a las consultoras la parte del trabajo que les genera menos rentabilidad.
PREGUNTA.- ¿Es tan opaca como parece la esfera de las subvenciones?
RESPUESTA.- Claramente sí. Es un sector turbio, con muchos trucos, repleto de gente que no quiere que otros accedan a las mismas convocatorias porque no es lo mismo competir entre 10.000 que entre 100.000.
P.- ¿Por qué dejan de ejecutarse tantísimos programas y fondos de ayudas?
R.- Porque este es un país donde hay 2.000 organismos públicos que gestionan las subvenciones como les da la gana. Aprovechando los Next Generation, la ley de 2004 podría haberse modificado para establecer unas reglas de juego mucho más acotadas. Los criterios han de ser más homogéneos, debería existir más transparencia y tampoco estaría mal que deje de haber una sede electrónica diferente para cada organismo.
P.- Ponga algún ejemplo de este caos.
R.- Con las ayudas a la instalación de placas fotovoltaicas, el Gobierno central inyectó los fondos en las comunidades autónomas y delegó la gestión. Pero cada una tiene sus propias normas y esto propicia una confusión terrible e incluso a veces un gasto administrativo que supera las cuantías de los propios fondos.
P.- El politólogo Samï Nair comentaba recientemente en una entrevista que, frente a Estados nación como EEUU, China o Rusia, Europa es una amalgama de 27 en permanente desacuerdo. Bajando la pelota al terreno español y a la burocracia, el efecto se multiplica.
R.- Y no sólo se multiplica por 17 comunidades autónomas, sino por todos los ayuntamientos y diputaciones. Las subvenciones se han convertido en España en un arma política. Ayuso anunció en enero de 2023 la tarifa cero para autónomos y, sin embargo, la aprobó un año después. Sales dos veces en los medios de comunicación, pero el dinero sólo sale una vez. Están las subvenciones a los sindicatos, a los medios de comunicación, a esta o aquella empresa. Como recurso mediático, es muy efectivo.
P.- Y como arma política también permite atacar la inmigración. Oye, que ese que viene de fuera está cobrando una paga y esos recursos deberían ser para los españoles.
R.- Y lo más curioso es que no se puede subvencionar a un inmigrante sin papeles. Otra cosa es que haya una ONG que le dé de comer o le facilite una vivienda.
P.- El kit digital, el plan Moves, los Next Generation… en todos esos frentes ha habido quejas y decepciones.
R.- Los fondos Next Generation me recuerdan al plan E de Zapatero, que acabó usándose para renovar aceras. Ese dinero se ha gastado en cosas que no cambian el modelo productivo del país. Con el kit digital se han hecho barbaridades, ha habido mucha competencia desleal: si cobras 6.000 euros por diseñar una web y el kit permite hacerla gratis o casi gratis, la gente se ha ido a lo gratuito y el negocio de muchas empresas especializadas se ha visto mermado. Y lo del plan Moves ha sido parecido a lo de las placas fotovoltaicas, con paradojas como la sorpresa de tener que pagar en la declaración de la renta por ayudas no recibidas.
P.- El nivel de intimidación fiscal e inspectora es tan brutal que uno tiene a veces la sensación de que la Administración no trabaja para el ciudadano, sino en su contra.
R.- Hay demasiados empleos directos e indirectos alrededor de las Administraciones Públicas. Y pagan justos por pecadores. Tienes ahí a un emprendedor que lo cobra y paga todo en A y al lado a otro que hace barrabasadas que te ponen los pelos de punta. La consecuencia: por esas malas artes se somete a quienes actúan con ética y transparencia a 80 millones de controles.