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Economía

La reducción de la jornada amenaza la construcción de vivienda en plena crisis

La CNC alerta que la medida hundiría hasta un 27% el salario de los trabajadores, unos 7.000 euros anuales

La reducción de la jornada amenaza la construcción de vivienda en plena crisis

Un obrero en un edificio en construcción. | Eduardo Parra - Europa Press

El Consejo de Ministros ha aprobado este martes el anteproyecto de ley para la rebaja de la jornada laboral hasta las 37,5 horas semanales, sin pérdida de salario. Una medida que ahora tiene que pasar por el Congreso de los Diputados, pero que está generando una gran polémica en varios sectores como el de la construcción. La Confederación Nacional de la Construcción (CNC) asegura que esta medida agravará la falta de mano de obra en un sector que actualmente necesita a unos 700.000 trabajadores, así como los problemas de vivienda que tanto preocupan al Gobierno y al conjunto de la sociedad, dado que la reducción de la jornada amenaza directamente la viabilidad de las obras al no haber trabajadores suficientes para ejecutarlas. 

Según el presidente de la Construcción (CNC), Pedro Fernández Alén, en primer lugar desequilibra los convenios colectivos de manera unilateral. «Mete la mano en un convenio cuando lo clásico que se negocia ahí son las jornadas y el incremento laboral», asegura en conversación con THE OBJECTIVE. Pero no solo eso, para el presidente de la patronal constructora, lo más grave no es la reducción de la jornada laboral, sino que este real decreto viene acompañado de un «férreo control» telemático de acceso a los centros de trabajo y con unas sanciones que pueden llegar a los 10.000 euros por trabajador.

Control de horas extra

Estiman desde la CNC que este férreo control de horarios supondría una merma de hasta el 27% del salario de los trabajadores del sector, es decir, de unos 7.000 euros anuales en forma de horas extra, muy tradicionales en el sector. «Visto esto, muchas empresas del sector nos dicen que van a prohibir las horas extra por los problemas que puedan tener», apunta. Ahora mismo el Estatuto contempla la posibilidad de unas 80 horas extra anuales y «dicen que ni esas por los problemas que pueden tener». Por ello, Alén cree que no solo están reduciendo la jornada, sino que están «reduciendo estrepitosamente las horas extra, cuando las horas extra son voluntarias para el trabajador y se pagan bastante más. Con este control están haciendo absolutamente prohibitiva y una locura hacer horas extra», lamenta.

La patronal denuncia que esta medida puede traer consecuencias nefastas para la competitividad, la productividad y el balance de cuentas de las empresas, abocadas a asumir ese incremento de costes. «Se dice que no se les está bajando el salario, pero se les dificulta la posibilidad de ganar más dinero. Les estamos condenando al pluriempleo», lamenta. «Es muy habitual en este sector si yo no hago horas extra, tengo limitada la jornada, no me voy a meter en casa a las cinco de la tarde cuando quedan varias horas de luz solar, me pongo a trabajar unas horas de reponedor», asegura. Por otro lado, la reducción de la jornada y el control de las horas extra supone a su juicio un golpe brutal contra la movilidad de los trabajadores y de las empresas.

En este sector es habitual la movilidad geográfica de «cuadrillas de profesionales» que se desplazan durante unos meses a los lugares donde se está desarrollando esa obra. «Estos trabajadores que vienen de otra comunidad lo que quieren es trabajar todo lo que puedan desde el lunes hasta el viernes a medio día y volver con todo el dinero posible en sus bolsillos, lo que es lógico», explica el presidente de la patronal. «Si pagan 20 euros la hora por esa hora extra, por ejemplo, dos horas al día son 40 euros más, son 200 euros a la semana y 1.000 euros más al mes. Estamos hablando de que estos trabajadores se vuelven a su casa con 1.000 euros más y esto se lo vas a quitar», lamenta.

Más flexibilidad

Por ello, la construcción considera necesario flexibilizar el régimen de horas extraordinarias, considerando que por picos de producción, plazos de ejecución y necesidades de infraestructuras y viviendas se deberían permitir alrededor de 450 horas extras al año. «El problema tan gordo viene cuando la reducción de la jornada la combinas con perseguir de una manera tan endiablada las horas extra, cuando lo que habría que hacer es controlar que se cotice y se abone por las horas extra y que sean voluntarias», añade.

De hecho, según el estudio elaborado por CNC, si se ampliara ese límite de horas extra permitidas actualmente en vigor al millón de trabajadores de la construcción, la patronal estima que el Estado ingresaría más de 5.015 millones de euros en concepto de cotizaciones a la Seguridad Social y retenciones por IRPF. Por ello, la patronal pide al Gobierno que permita a la negociación colectiva la posibilidad de ampliar las horas extras para equipararnos a la media a la UE, lo que haría posible elevar en alrededor de dos horas diarias las 80 horas anuales.

En este marco, CNC insta al Gobierno a fijarse en el techo a las horas extraordinarias desarrollado en el resto de Europa, donde solo España y Finlandia establecen un límite rígido y no ampliable por convenio de 80 horas anuales. En países como Italia o Francia los umbrales están en 250 y 220 horas extra anuales, respectivamente, ampliables por negociación colectiva; mientras que en Dinamarca, Estonia o Reino Unido no existe un límite específico.

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