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Economía

La microempresa ha dejado de crear 350.000 empleos desde 2018 por el salario mínimo

Según Cepyme, España ha pasado a ser el país de la UE que proporcionalmente tiene el SMI más alto

La microempresa ha dejado de crear 350.000 empleos desde 2018 por el salario mínimo

Gerardo Cuerva, empresario y presidente de Cepyme, en una imagen de archivo que corresponde a una entrevista concedida a THE OBJECTIVE. | Carmen Suárez

En plena polémica por la nueva subida del Salario Mínimo Interprofesional que no han respaldado las patronales empresariales, los datos del último informe de una de ellas, Cepyme, sostienen que la microempresa ha dejado de crear hasta 350.000 empleos desde 2018 como consecuencia de las fuertes subidas aplicadas a esta prestación. Los datos de Cepyme también defienden que, con 1.184 euros, España ha pasado a ser el país de la UE que proporcionalmente tiene el SMI más alto.

Este escenario -explica la organización que dirige Gerardo Cuerva– se produce, entre otros factores, por un incremento de los costes que afectan a estas empresas (insumos, energía, servicios) con un aumento significativo. Al mismo tiempo, la subida del SMI ha superado con creces el incremento de las venta de las pymes, presionando así los márgenes y limitando de este modo la capacidad de inversión , con lo que se reduce la solvencia de las pequeñas empresas.

A este marco desfavorable para las pymes y aún más para las micropymes se añaden unos costes laborales que suben proporcionalmente, porque la productividad es más baja. Los mismos datos de productividad media por ocupado del último trimestre de 2024 constatan que son un 2,3% inferior a los de los cinco años antes.

Todo ello explica -remarca el informe titulado Salarios: Repercusión de la subida del SMI en la pyme española– por qué se ha debilitado la creación de empleo en las microempresas que, de haber continuado con la tendencia que mostraban desde 2018, hoy deberían contar con unos 350.000 asalariados más.

Bloquear la creación de empleos

Desde finales de 2018 -describe el estudio económico elaborado por Diego Barceló- el número de asalariados en las grandes empresas creció un 27,8%. En cambio, la cantidad de empleados en microempresas solo aumentó un 0,9%. En el cuarto trimestre de 2018, las grandes empresas empleaban a un 76% más de personas que las microempresas. Ahora, estas últimas duplican esa cifra, y la diferencia es de 122%. En definitiva -subrayan- es un máximo histórico).

En cambio -destaca Cepyme-, entre 2013 y 2018, la cantidad de asalariados creció un 10,3% en las microempresas y un 22,3% en las grandes firmas. Por eso, «de haberse mantenido el mismo crecimiento relativo entre 2018 y 2024, el empleo en las microempresas debería haber crecido un 12,9% en lugar del 0,9%, como finalmente lo hizo. Esto equivale a la no creación de alrededor de 350.000 puestos de trabajo.

Lo mismo puede verse a través de la evolución del número de empresas. Actualmente, hay un 1,3% menos de microempresas con empleados que en el cuarto trimestre de 2018, mientras que la cantidad de grandes empresas aumentó un 23,7%. Esto también puede apreciarse a través de otra variable; cuántas microempresas hay por cada gran compañía, ya que el estancamiento de las microempresas ha hecho que, por primera vez, sean menos de 200 por cada gran empresa.

Las ventas, por debajo del SMI

Entretanto -estudia Cepyme-, la relación entre el salario mínimo y el salario medio, ambos en términos netos y referidos a un empleo de jornada completa, ha pasado del 40% al 60%. De modo que, tomando el salario medio de 2024, un SMI de 1.184 euros marcaría un nuevo máximo histórico en la relación entre ambas variables.

Esta patronal que representa al 99% del tejido productivo de este país observa que el aumento del salario mínimo ha sido desproporcionado en relación con la evolución de las ventas. Y eso es especialmente preocupante en el caso de sectores
en los que predominan las micro y las pequeñas empresas.

Las empresas de tamaño más reducido tienden a tener una productividad relativa más baja ,indica la patronal de Cuerva, por lo que sus salarios también son menores. Es el caso del comercio minorista, en particular los comercios con un solo establecimiento, que suelen corresponder a tiendas de proximidad. Desde 2018, el SMI se incrementó casi el doble que las ventas del comercio minorista y más de tres veces que las ventas de las tiendas con un solo establecimiento. Algo similar ocurre en el caso de los bares y restaurantes.

Advertencia con el reemplazo

Ante esta situación, Cepyme advierte de posibles consecuencias si, como hasta ahora, se promueve una subida del SMI sin considerar la evolución de las ventas de las empresas empleadoras, lo cual desencadena una menor rentabilidad y debilita la capacidad de inversión y creación de empleo que, en casos extremos, podría derivar en la inviabilidad de algunos negocios.

Desde el final de 2016, el salario mínimo se ha incrementado un 71%, frente a una subida del 17% para los bienes de equipo producidos en España, recoge el informe. Además, la relación entre ambas variables está ahora en un máximo histórico. Aumentar el SMI hasta 1.184 euros (+4,4%) profundizará esta desproporción, teniendo en cuenta que el precio de los bienes de equipo se ha incrementado un 1,9% en los últimos doce meses (con datos hasta noviembre de 2024).

Esa discrepancia entre el coste mínimo de la mano de obra y el precio de los bienes de equipo -sostiene Cepyme- estimula el reemplazo de aquella por estos. Mucho más en el caso de las personas típicamente perceptoras del salario mínimo. Por tanto, señala, promover, aunque sea de forma involuntaria, el reemplazo de mano de obra por maquinaria es un contrasentido, teniendo en cuenta que España continúa teniendo la mayor tasa de paro de la UE.

El SMI, proporcionalmente más alto

Cepyme recoge con un gráfico cómo el incremento proporcional del SMI entre sus socios europeos -siempre teniendo en cuenta un criterio de productividad- nos coloca en la primera posición.

Si se compara el salario mínimo de cada país, incluyendo las cotizaciones sociales a cargo del empleador, con el PIB por ocupado (como medida de la productividad general), España ya aparecía -con el SMI de 1.134 euros- con la tercera relación más alta, 29,4%. Eso supera en más de 6 puntos porcentuales la media de la UE, que es de 23,1%. Ahora bien, un incremento del SMI hasta los 1.184 euros lleva esa relación hasta el 30,7%, la mayor de la UE.

Insatisfacción y efecto en la negociación colectiva

Según este último informe de Cepyme, las últimas subidas del salario mínimo han impactado en la conformación de los salarios. Se ha observado un desplazamiento ascendente en las tablas salariales de muchas compañías, incidiendo en mayor medida en los tramos inferiores. De forma que, al comprimirse la pirámide salarial, el plus de remuneración de los puestos con algún grado de responsabilidad disminuye, creando situaciones de insatisfacción por cuestiones ajenas a la empresa.

Además, estos incrementos han influido en la negociación colectiva, dejando obsoletos numerosos convenios en vigor e interfiriendo en muchas de las 4.500 mesas de negociación colectiva que están conformadas en España. Y es que el aumento del SMI crea una mayor homogeneidad retributiva que es artificial, en la medida en que no tiene en cuenta las diferencias de productividad entre territorios, sectores y tamaños de empresa.

Esto implica -concluye el estudio-, que cualquier incremento del salario mínimo afecta de forma distinta a los márgenes y la rentabilidad de las empresas y, por tanto, incide en mayor medida en las de menor tamaño. Una situación que agrava el nuevo incremento del SMI.

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