THE OBJECTIVE
Opa hostil

El Gobierno quiere controlar Naturgy para crear un gran campeón nacional de la energía

Moncloa patrocina la vuelta de los emiratíes de Taqa con el objetivo de tener participación accionarial en la gasista

El Gobierno quiere controlar Naturgy para crear un gran campeón nacional de la energía

La ministra Sara Aagesen; el presidente de Naturgy, Francisco Reynés; y la vicepresidenta María Jesús Montero. | Alejandra Svriz

10 de junio de 2024. Estalla la bomba. El gigante emiratí de la energía, Taqa, rompía su pacto con Criteria Caixa para lanzar una oferta pública de acciones (opa) en Naturgy por 10.600 millones. La operación -de una empresa considerada estratégica por Moncloa- se caía en el último minuto después de más de tres meses de negociaciones y cuando aparentemente estaban cerrándose los últimos flecos del vehículo inversor con el que se harían con la gasista española. La participada por Emiratos Árabes no dio mayores explicaciones, mientras el brazo industrial de Fundación La Caixa, con el 27% de la compañía, reiteró su voluntad de mantener sus planes y seguir buscando un socio industrial.

Nunca quedaron claros los motivos por los que Taqa y Naturgy rompieron, aunque se apuntó en dos direcciones: la empresarial y la política. En la primera se habló de un inesperado movimiento de los emiratíes para cambiar el equilibrio de poderes que ya se había pactado y por tener un mayor peso en la gobernanza que Criteria no estaba dispuesta a ceder. El plan para lanzar la opa pasaba por asegurar un núcleo de control en el que el mayor porcentaje fuera para los españoles -según se pactó con Moncloa– y que se diera salida a los fondos CVC y GIP (Blackrock), que llevan meses intentando vender el 20% que cada uno tiene en la compañía.

Pero Taqa decidió elevar la apuesta e IFM (con el 16% del capital) tuvo algo que ver con ello. El fondo transmitió a los emiratíes que había compromisos suscritos con el anterior consejero delegado, Marcelino Armenter, que no se cumplieron y frente a un posible choque de trenes, los asiáticos optaron por pedir más garantías a Criteria. La compañía dirigida por Jaime Siles volvía a ser la bomba de relojería en Naturgy. Después de varios meses enfrentada con el actual presidente ejecutivo, Francisco Reynés, y con la Caixa, volvía a poner sus diferencias sobre la mesa y lograba torpedear una operación a la que no había sido invitada y que financieramente no le favorecía.

Argelia y Naturgy

Por otro lado, la explicación política es que la opa se bloqueó desde el entorno del Gobierno por las presiones de Argelia. El Ejecutivo de Pedro Sánchez lleva más de tres años haciendo encaje de bolillos en el norte de África. En 2022 apoyó la tesis de Marruecos sobre el Sáhara Occidental rompiendo nuestra histórica neutralidad y en los siguientes dos años ha intentado recuperar la confianza de Argel. Hace seis meses el país africano levantó el bloqueo comercial recuperando la normalidad de los intercambios, después de la pérdida de más de 1.000 millones de euros en exportaciones para las empresas españolas.

Naturgy es dueña del gasoducto por el que llega el suministro a España desde Argelia, la infraestructura energética más importante para nuestro país que ha cobrado aún más importancia estratégica tras la guerra de Ucrania y el bloqueo a Rusia. Y en Argel se teme que con Emiratos controlando la española se pueda crear una pinza con Marruecos y Túnez para bloquearles comercialmente. Durante mayo del año pasado se intensificaron las negociaciones, pero finalmente -y con el cerrojazo comercial por el Sáhara todavía activado- el gobierno local no dio su plácet al movimiento.

7 de febrero de 2025. La agencia de noticias Bloomberg lanzaba una nueva bomba: Taqa está considerando un «nuevo enfoque» para Naturgy y «revivir» su plan para comprar una participación en la energética y (aquí la novedad) ya se habría puesto en contacto con el Gobierno español que ha manifestado su apoyo a un posible acuerdo. Si recordamos las informaciones que se publicaron meses, antes de que se rompiera el acuerdo con Criteria, nunca se habló de un apoyo de Moncloa a la operación de manera abierta y menos sin incluir a Caixa o algún socio español en la ecuación. Los emiratíes volvían a la carga. Y el Ejecutivo también.

Nuevo plan industrial

20 de febrero de 2025. Francisco Reynés sorprende al mercado anunciando una nueva estrategia que eleva un 10% las inversiones hasta 6.400 millones de euros, con destino principal las redes de distribución y las energías renovables. El consejo de administración también decidió realizar una opa voluntaria para comprar hasta el 10% de su capital social y restablecer un nivel adecuado de free float que le permita retornar a los principales índices bursátiles. La oferta se realizará a 26,5 euros lo que significa valorar la compañía en casi 26.000 millones. No es el cuestionado proyecto Géminis, pero con el renovado plan los gestores de la energética buscan sellar la paz con el mercado y con su accionariado.

También se propuso una revolución en el consejo, aumentándolo a 16 miembros y dando un representante más a cada uno de los principales accionistas: los díscolos de IFM pasarán a tener dos vocales, Criteria cuatro y GIP y CVC se quedarán con tres. Solución salomónica ante la solicitud del fondo de Jaime Siles de tener más peso en la gobernanza y una acción límite de Reynés para pacificar a los accionistas ante la eventual entrada de un nuevo socio. No es casualidad que el plan se anunciara menos de dos semanas después de que volvieran los rumores sobre la entrada de Taqa… O quizás la información de Bloomberg fue una filtración interesada para presionar públicamente al consejero delegado.

En cualquier caso, los últimos movimientos no sacan a Naturgy de su parálisis… ni tranquilizan al Gobierno. Desde que en junio del año pasado Taqa rompiera el pacto, Criteria está buscando un socio que pueda acompañarles en su ansiada opa por la energética. Saben que la única forma de asegurar el plan industrial es dando salida a los fondos de inversión que, a su vez, llevan varios meses intentando vender su participación. Con IFM en rebeldía, tener a CVC y a GIP con un cartel de venta (con un 40% en total), es un peligro latente para los intereses económicos y estratégicos de Caixa. Necesitan ese socio estratégico que aporte sinergias, capital y capacidad de crecimiento, pero en nueve meses no han logrado encontrarlo.

Taqa y Naturgy

Y es aquí donde el Gobierno ha vuelto a mover ficha. Moncloa situó hace varios meses (quizás años) a Naturgy como la empresa estratégica más importante dentro del sector de la energía. Los grandes ejes de la política de Sánchez y del reparto de fondos Next Generation pasan por la digitalización y la transición energética y -consideran- que quienes deben liderar estos vectores son Telefónica y la gasista. En el caso de la primera, compraron a través de la SEPI un 10% para convertirse en su principal accionista (y cambiaron a su presidente) y en la segunda no esconden su interés por tener participación. Por ello, no es casualidad el encuentro de Pedro Sánchez con Khaldoon Khalifa Al Mubarak, CEO de Mubadala, el grupo que controla Taqa. En el encuentro, el presidente del Gobierno español prometió que no habría impuesto energético -lo que despeja el camino- y que no bloquearía su entrada, siempre que se garantice un núcleo español de control.

¿Y qué pasa con el cerrojo de Argelia? Aquí la solución la tiene Pepe Blanco a través de su agencia de ‘lobby‘ Acento y José Luis Rodríguez Zapatero, mediante Kreab. Los dos socialistas dicen tener buenos contactos en el Magreb (Blanco tiene como cliente a Marruecos) y confían en desatascar la situación y conseguir el ‘plácet‘ político de Argel. No lo tendrán fácil, pero si es que cuentan con el apoyo de Moncloa podrían tener más posibilidades. A su favor juega también que ahora -a diferencia del primer semestre del año pasado- la relación entre los dos gobiernos es mucho mejor y se han dado por terminadas las hostilidades económicas y el bloqueo comercial activado en 2022.

En todo este contexto –con CVC y GIP queriendo vender, IFM queriendo mandar y Criteria sin confiarse de ninguno de ellos- se abre una ventana de entrada para Moncloa. Blackrock es actualmente el dueño de GIP, que a su vez tiene el 20% en Naturgy. Para el fondo de inversión de Larry Fink no es atractivo tener más del 5% en cada una de las cotizadas españolas, ya que superar este porcentaje les compromete en la gestión y en la toma de decisiones, algo que no quieren en ninguno de los casos. En el mercado se especula con que planean deshacerse de entre el 10% y el 15% de la energética, una participación que a valor de mercado rondaría los 2.400 a 3.600 millones de euros. Parece mucho para el Gobierno, pero sería la mejor forma de entrar sin levantar demasiadas suspicacias. Recordemos que ya gastaron 2.300 millones en el 10% de Telefónica.

Campeón nacional

Pero antes hay que cerrar la entrada de Taqa. Para el Gobierno sigue siendo fundamental contar con el apoyo de Criteria y el objetivo es convencerles de lanzar una operación conjunta como la que se fraguó en junio. Si consideramos que las relaciones han mejorado considerablemente tras el cambio de presidente en Telefónica, se asume que habrá sintonía para abordar este nuevo desembarco. El diseño que prevén es que Caixa siga siendo el accionista mayoritario, seguido por los emiratíes a no mucha distancia (quizás un 20%) y con el Gobierno rezagado con otro 10%. Primero se intentaría una opa conjunta al 100% (el 75% que no controlan los catalanes) y en una segunda etapa se daría entrada a la SEPI. La idea es intentar que salgan CVC, GIP y en lo posible IFM, o que en su defecto se queden con una participación mínima que no les permita interferir en el plan estratégico.

Estamos hablando de muchos paralelismos con la operación de Telefónica, donde se llegó a un entendimiento entre la SEPI, Criteria y los árabes de STC para encauzar la gobernanza de la operadora y adaptarla a los intereses de Moncloa. En el caso de Naturgy, Taqa sustituiría a Saudi Telecom, lo que permitiría mantener un núcleo español de control unido a una compañía extranjera con conocimiento del sector que aporte contratos y liquidez. Por supuesto, no habría ninguna traba por parte del escudo antiopas para la entrada de los emiratíes. Moncloa aseguraría además la estabilidad del suministro de gas desde Argelia y tener una empresa insignia para desplegar todos sus planes relacionados con el sector de la energía.

Y es que por encima de todo se encuentra el objetivo de crear un nuevo gran campeón nacional -que pueda competir en Europa- de la energía. Con Naturgy alineada con los intereses del Gobierno, quieren reforzarla con acuerdos y sinergias con sus propias compañías públicas y con proyectos de fondos europeos que están todavía por adjudicar. Un campeón nacional que, por lo demás, no es nuevo. Este diario ya reveló hace más de un año que se quería poner un marcha un gigante digital con Telefónica, Indra e Hispasat y hace pocas semanas que se quería reproducir el modelo en el sector ferroviario con Talgo, Renfe y Adif. En el primer caso, las tres empresas están bajo la órbita del Ejecutivo y en el segundo se logró imponer a la vasca Sidenor como socio mayoritario del fabricante de ferrocarriles. En cuanto a la energética, el camino puede ser más largo, pero coronaría el viejo deseo de Moncloa de tener bajo su influencia a la primera gasista española… Solo falta encender la mecha.

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