The Objective
Opa hostil

El Gobierno busca 200 millones para expulsar a Oughourlian de Prisa

La guerra por el editor de ‘El País’ se complica, lo que obliga a Moncloa a tomar decisiones drásticas y urgentes

El Gobierno busca 200 millones para expulsar a Oughourlian de Prisa

De izquierda a derecha: Oughourlian, Jose Miguel Contreras y Andrés Varela. | Ilustración de Alejandra Svriz

18 de diciembre de 2020.- Joseph Oughourlian asume de manera interina (luego sería permanente) la presidencia del grupo Prisa, tras el asalto patrocinado por Moncloa y apoyado por Telefónica para destituir a Javier Monzón. El hombre del Banco Santander había llegado a la dirección sólo dos años antes, precisamente tras un pacto con el empresario franco-armenio que forzó la destitución del histórico Juan Luis Cebrián. Cuatro presidentes en solo cuatro años -incluido un periodo de transición de Manuel Polanco- para culminar la etapa más turbulenta y de mayor inestabilidad de la compañía de su historia reciente… Hasta ahora.

La justificación de Pedro Sánchez por entonces era que Prisa no podía estar controlada por un banco del Ibex 35, aunque en realidad buscaba venganza tras el apoyo del periódico -dos años antes- a la operación para apartarle de la secretaría general del PSOE. El objetivo era solo uno y pasaba por tener el control editorial de Cadena Ser y El País, y para ello todo valía, incluso pactar con un fondo oportunista que solo buscaba recuperar su inversión. La alianza se produjo y Monzón, el Santander y los Polanco quedaron orillados en el capital, Moncloa se quedó con los medios y Oughourlian con la gestión. Un acuerdo que fue bendecido meses más tarde con el fichaje del zapaterista Miguel Barroso, que asumiría como consejero y director editorial del grupo in pectore.

El pacto nació fuerte y se consolidó con las constantes visitas del dueño de Amber Capital a Moncloa. Incluso se le llegó a calificar como uno de los principales asesores mediáticos del presidente del Gobierno. Pero como en todas las relaciones por conveniencia, el final estaba asegurado. En junio de 2022, el franco-armenio anunció que tenía el 4,2% del capital de Indra, participación que utilizó para apoyar al Gobierno y a SAPA para desbancar a los accionistas rebeldes a la gestión de la SEPI. La promesa era escindir la compañía, sacar Minsait a bolsa y recuperar la inversión. Pero nada de esto se cumplió y Oughourlian se quedó atrapado y sin poder recuperar su dinero. Igual que en Prisa.

Barroso y Contreras

Así, la relación entre Oughourlian y Pedro Sánchez comenzó a deteriorarse. El empresario ya no era de confianza y había que buscar alternativas. Para entonces Miguel Barroso había sumado a José Miguel Contreras (fundador de Globomedia y La Sexta) a sus visitas a Moncloa y el productor de televisión -hombre fuerte de la alianza mediática que se constituyó en torno al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero- se transformó en uno de los principales asesores. Los dos impulsaron la entrada de Global Alconaba en mayo de 2022, comprando el 7% de Telefónica en Prisa, una operación que se justificó como una manera de reforzar el núcleo de control. Este grupo de inversores españoles, con intereses en el mundo de la producción, podría ser el complemento perfecto para la inversión financiera de Amber. Pero a los pocos meses se convertirían en un perfecto Caballo de Troya.

Durante todo el año 2023, Barroso y Contreras estuvieron peinando el mercado para encontrar socios españoles que pudiesen inyectar liquidez y adquirir el 29% de Amber. Oughourlian nunca ha engañado a nadie: su interés en Prisa como empresa de medios es nulo y su único objetivo es recuperar su inversión, cuanto antes mejor. Y así se lo transmitió a los asesores de Moncloa, a sus accionistas y al propio presidente del Gobierno. Pero los esfuerzos fracasaron estrepitosamente. Nadie cree que se puede ganar dinero (nadie lo ha hecho en las últimas dos décadas) y por eso una decena de ellas (desde el Ibex a otras más pequeñas) rechazaron la propuesta. En este periodo se comienzan a vivir los primeros choques, aunque la sangre no llega al río por la mediación de Barroso.

13 de enero de 2024.- Fallece Miguel Barroso y todo se complica. Se genera un gran desequilibrio en la lucha de poderes en Prisa y se acaba la paz entre la compleja gestión empresarial y el control editorial. Moncloa exigió poner a un afín en su lugar en el consejo de administración, pero Oughourlian se negó y se rodeó de fieles. A cambio cedió el control editorial a Contreras designándole como director de contenidos de Prisa Media. Sin embargo, lo que parecía un acuerdo para lograr la pax accionarial, solo sería el comienzo de la guerra total. Una guerra que no tardaría en estallar.

Accionistas de Prisa

Alconaba y el Gobierno aceleraron en la construcción de un grupo accionarial fiel y a mediados de 2024 lograron la entrada de Adolfo Utor (con un 5,4%) y de Diego Prieto (con el 3%). Utor, cercano al PSOE valenciano, y el segundo a los socialistas andaluces. Con una serie de derivados todavía sin canjear, el grupo controlaba ya el 20% de la compañía. La rebelión ya estaba en marcha. Pero habría más. Por esas fechas, José Miguel Contreras presentó a Oughourlian su proyecto de televisión y le trasladó que el Ejecutivo vería con muy buenos ojos que Prisa se presentara a la licitación de la frecuencia de TDT que vería la luz en 2025. El empresario se negó en rotundo, consciente de que las finanzas son ruinosas, pero le invitó a buscar financiación. No pondría dinero, pero se mostró abierto a participar como socio industrial.

El acuerdo no gustó a Contreras, que además constató que Oughourlian ya no estaba dispuesto a ceder ante el Gobierno. Y comenzó a desplegar el plan para desbancarle, primero buscando infructuosamente financiación para comprar su paquete accionarial, y luego auspiciando una mayoría del 51% para arrebatarle la presidencia. Y así comenzó una sigilosa operación para intentar convencer a los accionistas de que el tiempo del fondo Amber se había acabado y que un grupo heterogéneo podía pilotar una nueva etapa en Prisa, centrada en los medios de comunicación y no en los problemas financieros. Para ello era necesario el 4,5% del capital del Banco Santander que, cuatro años antes, había sido apartado por ser una empresa del Ibex. El enemigo volvía a ser el fondo oportunista.

25 de febrero de 2025.- La aparente calma saltaba por los aires con un consejo de administración en el que Oughourlian forzó una votación para rechazar el proyecto de televisión, lo que terminaría desencadenando la salida del CEO de Prisa Media, Carlos Núñez, y de José Miguel Contreras. Aparentemente nada había cambiado y así lo confirmó una entrevista de Núñez en El País de hace una semana. En ella indicó que Alconaba, Utor y Prieto se encargarían de la financiación, que el editor no tendría exposición financiera y que el grupo entraría en el proyecto en términos ya pactados. En este punto las versiones divergen, pero aparentemente Contreras intentó que la sociedad de la futura televisión fuera propiedad del grupo y que ellos tuviesen solo el 10%, lo que -aunque no pusieran el dinero- obligaba a una exposición patrimonial del editor de Cadena Ser. Una situación que no toleró el armenio y que le hizo romper definitivamente con los rebeldes.

Control editorial

Otras versiones indican que Oughourlian llevaba meses fraguando el golpe y que decidió dar un golpe de efecto ante la posibilidad real de que Alconaba lograse mayoría para expulsarle, gracias a sus tratos muy avanzados con Vivendi. Es así como utilizó las desavenencias por el canal como una excusa para hacer saltar todo por los aires, ya que hay quien dice que la entrevista de Carlos Núñez a El País no solo era conocida por el empresario, sino que ordenó personalmente hacerla como parte de un acuerdo con Contreras para presentar públicamente el proyecto. Es por ello por lo que dentro de los rebeldes no se explican cómo, en poco más de una semana, cambió radicalmente de opinión. No se justifica que rompiera con el proyecto cuando aparentemente estaban todos los flecos cerrados.

Y es que en algún momento de febrero Oughourlian decidió recuperar el control editorial de la compañía y para ello debía tener un motivo para apartar a Núñez y a Contreras. Y la televisión era la justificación perfecta. Incluso hay quien cree que la entrevista del ya ex CEO de Prisa Media fue el cebo perfecto para exponerlo públicamente. Desde hacía meses que Núñez se había plegado a las exigencias de Moncloa y de los rebeldes, pese a haber sido fichado por el franco-armenio, por lo que su salida era solo cuestión de tiempo. Y así fue. Menos de doce horas después del rechazo del consejo a la televisión, el presidente le pidió su puesto en una extensa entrevista en el diario Expansión. Esta misma mañana renunciaba y horas después Contreras sería despedido. De momento, son las únicas salidas.

El plan de Oughourlian tiene sentido: se negó a marcharse sin recuperar su inversión, al mismo tiempo que frenó el apoyo que Vivendi estuvo a punto de darle a los rebeldes (contrato con Telefónica mediante), lo que le permitió tener la potencia necesaria para asaltar el control de El País y Cadena Ser. El objetivo inicial era realizar una limpia de cargos editoriales que le permitieran asumir una lucha contra el Gobierno, pero prefirió optar por la cautela y dar un voto de confianza al staff para que le apoyara. Nadie sale, pero están todos señalados, a las puertas de comenzar una guerra mediática contra Moncloa desde sus (hasta ahora) sostenes mediáticos. Incluso hay quien dice que ahora se siente más fuerte y ya no pide 350 millones por su 29% en Prisa, sino que ha elevado la apuesta a 500.

Opciones de Moncloa

Y por supuesto en Moncloa hay preocupación y una importante indignación. No solo con Oughourlian, sino que también con Contreras y Alconaba. La información que llegaba al equipo de Pedro Sánchez era que estaba todo controlado, que los rebeldes se presentarían en solitario al concurso de televisión, pero con el apoyo de las marcas de Prisa y que los contrarios al armenio eran cada vez más, lo que permitiría desbancarlo en la Junta de Accionistas de junio. Pero nadie esperaba el órdago final del franco-armenio que pone en serio riesgo todos planes. Sánchez contaba con que, en todo momento, los medios del grupo estuviesen alineados y que después del verano pudiese también controlar el capital, pero ahora ha perdido el apoyo mediático y no está claro que puedan apartar al presidente.

Es así como se ha activado el plan de emergencia para recuperar cuanto antes el control del grupo, editorial y empresarial, cueste lo que cueste y para ello ya no vale solo con el apoyo de los accionistas. Contreras seguirá buscando apoyos, pero ya no es la primera opción, ya que Moncloa cree que conseguir el apoyo de Vivendi (clave con un 12% del capital) no será fácil y que con el Santander (4,5%) los Polanco (7%) y Carlos Slim (7%), no es suficiente. La prioridad ahora es buscar el dinero necesario para pagar a Oughourlian un precio razonable de mercado para que se marche de forma amistosa.

Telefónica y Prisa

Y para ello están dispuestos a utilizar todos sus resortes políticos y empresariales en dos escenarios posibles. El primero es una ampliación de capital de la que ya se ha hablado en estas páginas y que deberían financiar los bancos españoles, con Santander como socio activo. No es una operación fácil, pero es factible, ya que algunos accionistas estarían dispuestos a diluir capital para dar entrada a nuevos socios avalados por los acreedores. Aquí la única dificultad es definir el montante necesario. El dueño de Amber parte de 500 millones, pero el mercado sabe que no se puede pagar un precio tan elevado. Es así como las estimaciones iniciales hablan de que podrían llegar a 200 millones, los 110 que vale el paquete en bolsa, más otros 80 de prima. Y creen que se podría llegar a un acuerdo.

Si no resulta la ampliación, se abriría la puerta a la Operación Telefónica, que implica que la operadora vuelva al capital de Prisa para apuntalar el núcleo cercano al Gobierno y que pueda sufragar estos 200 millones. La excusa perfecta es la entrada en Movistar+ y las sinergias que podrían establecerse entre la cadena de pago y una eventual señal en abierto. Sería una operación entre empresas privadas, pilotada por Moncloa, pero que resolvería las disputas antes de que la sangre llegue al río y que dé tiempo a que Oughourlian se revuelva y se parapete para resistir el asalto. Y es que ahora las opciones de los dos bandos están al 50%. Un cuaderno abierto sin escribir. Una lucha que, sin dudas, dará muchos titulares en las próximas semanas.

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