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Opa hostil

Por qué la diáspora empresarial no volverá a Cataluña pese al retorno de La Caixa

Sabadell y Criteria marcan el camino, pero las pequeñas y medianas empresas siguen sin encontrar los incentivos reales

Por qué la diáspora empresarial no volverá a Cataluña pese al retorno de La Caixa

Isidro Fainé, presidente de Criteria; Salvador Illa, president de la Generalitat de Cataluña; y Josep Oliú, presidente del Banco Sabadell | Ilustración: Alejandra Svriz

4 de octubre de 2017.- Solo tres días después del referéndum ilegal de independencia de Cataluña, una avalancha de empresas convocaron de urgencia a sus consejos de administración para aprobar un cambio de sede social ante un riesgo real de fuga de capitales. Fueron centenares de compañías, aunque el foco estaba en las grandes del Ibex y, dentro de ellas, la más importante era el holding de La Caixa, con el banco, la fundación y Criteria, su brazo industrial. Para nadie es un secreto las presiones que el equipo liderado por Isidro Fainé vivió durante esas horas, tanto desde el Gobierno central como de la Generalitat. Todos eran conscientes de que lo que decidiese el grupo catalán más importante sería decisivo para inclinar la balanza.

Y vaya si la inclinó. El 6 de octubre Mariano Rajoy aprobó un decreto, apoyado por el PSOE, para facilitar esta salida y horas después se acordaba la salida de Caixabank hacia Valencia y de la Fundación La Caixa y Criteria a Palma de Mallorca. Fueron de los primeros en tomar la decisión y un ejemplo para el resto. Una semana después se habían marchado hasta 40 de las mayores compañías catalanas como Axa, Colonial, Cellnex, San Miguel, Aguas de Barcelona, Bimbo, Planeta, Catalana Occidente, Abertis, Gas Natural (Naturgy) y el Banco Sabadell. A finales de mes ya eran más de un centenar las fugadas y al cerrar el año se produjo una salida total de 1.863 sociedades, la mayor fuga de empresas de una región en toda la historia de España. Hasta la fecha ya son más de 8.000.

La Caixa se justificó “para mantener los intereses y la operativa normal de la entidad, y en tanto se mantenga la actual situación en Cataluña”. La compañía se iba de Barcelona por primera vez desde la fundación de la Caja de Pensiones para la Vejez en 1904. Hay quien dice que el grupo es parte de los cuatro pilares de la institucionalidad catalana junto con la antigua Convergencia i Unió, la Generalitat y el FC Barcelona. Se perdía uno de ellos, quizás el más importante: el financiero. Un gesto simbólico que significaba alejar y aislar al mundo empresarial del independentismo.

Empresas de Cataluña

Las crónicas de la época indican que el procés comenzó a morir cuando el 27 de octubre se declaró y se suspendió simultáneamente la declaración de independencia de Cataluña, cuando Rajoy intervino la Generalitat y cuando el president, Carles Puigdemont, se fugó a Bélgica. Aunque todo comenzó a torcerse cuando La Caixa lideró la fuga de empresas. Un procés que inició una lenta agonía en que siguió gobernando la reconvertida Junts, de la mano de Quim Torra, para dar paso a la ERC de Pere Aragonés, que no fue menos beligerante. Y así pasaron siete años en los que nada cambió.

Ninguna de las grandes empresas volvió y el goteo de salidas de pequeñas compañías no paró de crecer. Los datos del Colegio de Registradores son definitivos: al año siguiente del procés, la salida neta fue de 2.360 sociedades y hasta 2023 se disparó a 3.500. Los mismos años en los que el independentismo siguió agitando el fantasma del referéndum y del separatismo. Día a día, mes a mes. año a año. Mientras, Puigdemont no paraba de amenazar desde Bélgica, previo paso por el Parlamento Europeo para garantizarse inmunidad. Y mientras tanto, Cataluña cedió el liderazgo del PIB español ante la Comunidad de Madrid y bajó al cuatro lugar del PIB per cápita. Antes de 2017, lideraba todos los indicadores de prosperidad económica.

8 de agosto de 2024.- El Parlamento de Cataluña designa al socialista, Salvador Illa, como president. Nadie pensó en esos momentos que la normalidad institucional volvería tan rápido, pero el tiempo ha dado la razón a las promesas del ex ministro de Sanidad que desde el primer minuto intentó hacer gestos para transmitir certidumbre al mundo político, social, pero también al corporativo. Esta Opa hostil ya contó a comienzos de diciembre del plan que pasaba por recuperar la confianza y resucitar la economía catalana mediante la institucionalización de la estabilidad política, la desburocratización de la administración pública y los incentivos fiscales. Y nadie ocultaba que el gran objetivo era la vuelta de las empresas y en especial de La Caixa.

Llegada de Illa

Un proyecto que a finales de enero de este año ya tendría números: 18.500 millones de inversión en todos los sectores punteros para una reconstrucción en la que el sector público y privado fueran de la mano. Marc Murtra (Telefónica), Ángel Simón (Criteria), Josep Oliú (Banco Sabadell), Juan Manuel Cendoya (Banco Santander), Maurici Lucena (Aena), Felipe Campos (Agbar) y Antonio Llardén (Enagás) acompañaron a Illa en esta presentación, quizás la mayor representación de la gran empresa en un acto público, desde los encuentros de Pedro Sánchez con el Ibex durante la pandemia. La confianza empezaba a volver…

Unos días antes de la presentación ya habían anunciado su vuelta a Cataluña Cementos Molins y el Banco Sabadell. La entidad bancaria lo justificó indicando que “ya no se dan las circunstancias” que motivaron la marcha, refiriéndose al 1-O. Es verdad que este anuncio estuvo más ligado a la búsqueda de apoyos políticos y sociales para que se frenara la opa del BBVA, pero no es menos cierto que se trató del primer grande del Ibex que -en siete años- anunciaba su retorno. En aquel momento ya nadie ocultaba en el mundo empresarial que las condiciones eran mucho mejores y que el Plan Illa marchaba.

5 de marzo de 2025.- Seis semanas después se produciría el bombazo. 84 meses después de su abrupta salida, la Fundación La Caixa y Criteria volvían a Cataluña. El anuncio se hizo a última hora de la tarde y sin que antes se filtrara a la prensa. Un movimiento quirúrgico con el sello de Isidro Fainé. “El acuerdo alcanzado por el patronato se toma atendiendo a que ya no se dan las circunstancias que causaron el traslado temporal de dichas sedes a la ciudad de Palma en el año 2017”, indicaron. Una explicación casi calcada a la remitida antes por Sabadell.

Normalidad en Cataluña

Parece claro que la decisión de Fundación La Caixa está motivada por la nueva normalidad institucional que se ha instaurado con Illa. Desde gestos simples como acudir a las conferencias de presidentes autonómicos y actos junto al Rey Felipe VI, pasando por declaraciones públicas conciliadoras y terminando por el plan de revitalización económica. Desde el mundo corporativo se insiste además en que no estamos ante una decisión motivada por algún tipo de cercanía al Gobierno central o autonómico de turno o por pactos entre Fainé y el PSOE. Un histórico empresario catalán advierte de que en sus 121 años de historia, la entidad ha convivido con políticos de todo signo y siempre ha mantenido inalterable su hoja de ruta que pasa por buscar la mejor rentabilidad económica para cumplir con su obra social.

Pero está claro que el Gobierno del PSOE en Cataluña ha tenido que ver, aunque no por su color político, sino que por sus actos y por la normalización que ha establecido. “Hasta hace seis meses todavía había políticos independentistas que decían que volverían a convocar un referéndum de independencia si tuviesen la oportunidad, pero ahora eso ha cambiado. Y se nota, se nota en las calles y en el clima para hacer negocios”, dice otro alto directivo de una empresa catalana que se está planteando volver, pero que todavía no ha tomado la decisión.

Pero, ¿por qué ahora y no en seis meses, o dentro de un año, para dar tiempo a que cuajen las reformas de Illa? En el sector coinciden en que los tiempos han estado marcados por Fainé. El histórico presidente de Caixabank y ahora de la Fundación La Caixa es imprevisible, siempre le gusta llevar la iniciativa y no tolera que nadie le marque su hoja de ruta. La decisión de volver estaba tomada desde hace semanas, pero en los últimos días se decidió activarla. En ello, probablemente haya tenido que ver la vuelta de Sabadell y tampoco es casualidad que se haya anunciado coincidiendo con la celebración del Mobile World Congress (MWC), quizás el mayor escaparate internacional y de negocios para Cataluña. La compañía quizo ser nuevamente cabeza de león ante el comienzo de una vuelta de las empresas a la región. Como ya lo hizo hace siete años con su salida.

Pequeñas empresas

Por eso los más optimistas -incluyendo el Gobierno de Salvador Illa y el de Pedro Sánchez– creen que la vuelta de Fundación La Caixa puede ser el comienzo de una nueva etapa en la que todas comenzarán a volver. Sin embargo, en el mundo empresarial creen que la vuelta de la diáspora no se producirá ya que las condiciones son muy distintas siete años después. Efectivamente, existe una normalidad institucional y un Govern alejado del independentismo, pero esto no es suficiente para revertir la fuga, en especial las pequeñas y medianas compañías. Una sensación que confirman los datos: el año pasado se produjo la mayor salida neta de sociedades de Cataluña desde el año 2018, en pleno procés. En total, 351 sociedades, una cifra que casi duplicó las 160 que se marcharon en 2023.

¿Por qué? Empresarios catalanes ya fuera de la región coinciden en señalar que las pymes y compañías de tamaño medio están ahora más cómodas fuera de Cataluña ya que han encontrado mejores condiciones para hacer negocios en otras autonomías como Andalucía, Comunidad Valenciana y Madrid. En la primera, se está desarrollando un potente hub tecnológico en torno a ciudades como Málaga; y en la Comunidad de Madrid se está produciendo un importante boom al calor de mejores condiciones fiscales. La gran mayoría probablemente no vuelvan, pero no por penalizar al procés, sino que porque incluso con una gran normalidad institucional sería imposible encontrar ahora en Cataluña las condiciones que las han cobijado fuera.

Está claro que seguiremos viendo retornos en las próxima semanas y meses y, entre ellos, los de muchas grandes corporaciones. Aunque, de momento, gigantes como Naturgy seguirán en Madrid o la propia Caixabank se mantendrá en Valencia. Esta última es quizás el mejor ejemplo de estos condicionantes. Con la mayor parte de su cartera de clientes fuera de la región, la entidad financiera mantiene el grueso de sus negocios fuera de su histórica sede. En el caso de Naturgy, desde hace seis años dejó de ser la vieja Gas Natural para convertirse en un gigante nacional con aspiraciones de ser un campeón europeo de la energía. Volverán más compañías, y muchas de ellas tomarán su decisión tras la vuelta de la Fundación La Caixa, pero serán la minoría con respecto a las miles que se marcharon -y han seguido marchándose- desde 2017. La diáspora empresarial catalana seguirá añorando Cataluña, pero lejos del hogar.

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