La mayoría de las 'alertas alimentarias' que se publican en los medios no son reales
La Aesan reconoce que solo el 16% del total de alertas registradas en febrero tuvo el interés necesario

Una bandeja de fresas
La palabra ‘alerta’ en el ámbito de la alimentación se ha convertido en un recurso recurrente en algunos medios para llamar la atención del lector. Sin embargo, es una cuestión que preocupa cada vez más al sector de la distribución de alimentos en España por lo que está afectando al consumo de algunos productos, pero también por la posibilidad de generar cierta ‘sobreinformación’ que acabe por «inmunizar» al consumidor. En general, desde el sector, que incluye toda la cadena hasta que el alimento llega al supermercado, se percibe un incremento de estas informaciones y un aumento de la confusión entre los consumidores sobre detecciones en fronteras y alertas, según contamos en THE OBJECTIVE.
Un clima constante de información «en muchos casos incompleta» que está pasando factura a las ventas. Así lo corroboran también fuentes de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan). La Agencia gestionó entre enero y febrero un total de 67 alertas, de las cuales solo publicó el 16% en su página web para avisar a los consumidores, ya que eran las únicas que realmente cumplían dos premisas básicas para ser consideradas alertas: tener la certeza o duda razonable de que el producto esté a disposición de la población y que sea un riesgo grave.
Solo el 16%, alertas relevantes
De estas publicaciones, seis correspondieron a la sección de alérgenos, intolerancias u otros efectos adversos -es decir, sin ningún tipo de riesgo para el resto de ciudadanos-, dos a la sección de interés para toda la población, y una alerta de complementos alimenticios. Fuentes de dicha agencia, adscrita al Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, puntualizan que, en total, en enero registraron 79 notificaciones y en febrero 64, incluyendo alertas, informaciones, rechazos en frontera y novedades, con un total de 143 en los dos primeros meses del año.
A pesar de estos datos, y de que apenas el 16% de todas las notificaciones fueron alertas reales, durante el mes de febrero la agencia detectó 370 publicaciones en medios de comunicación digitales relacionadas con alertas. De ellas, apenas el 33% corresponde a alertas publicadas en febrero, nueve son alertas que Aesan había publicado el mes anterior, 37 noticias fueron alertas publicadas por la agencia durante el mes de julio del año pasado -y recuperadas por algunos medios sin motivo aparente en este mes de febrero- y 199 son noticias relacionadas con alertas, pero que tienen otros contenidos.
Pérdida de eficacia
En este sentido, a la preocupación sobre esta cuestión que han manifestado en varias ocasiones los supermercados se unen ahora las autoridades sanitarias y de consumo. Por ello, están inmersas en un proceso de comunicación para intentar hacer pedagogía sobre el sistema de alertas para que los medios de comunicación y el propio consumidor final sepan diferenciar qué es lo verdaderamente importante. Las agencias de alertas tienen claro que su labor no es alarmar, sino proteger y no publicar todo «para que la gente no se inmunice».
En este ámbito es necesario que cuando haya una alerta real «se cree el efecto suficiente en la población». Sin embargo, en los últimos tiempos el conocido como clickbait y otros intereses de diversa índole están dificultando esta labor, lamentan fuentes del sector. Se trata de evitar casos en los que se informa, por ejemplo, de una alerta alimentaria cuando realmente se trata de un rechazo de la partida en frontera que no ha llegado a entrar siquiera al país. Esto sucedió justo hace un año tras las noticias sobre las fresas con hepatitis A.
El caso de las fresas
En marzo de 2024, una notificación de la red de alertas sanitarias de la Comisión Europea (el RASFF, Rapid Alert System Feed and Food) desató un clima de caos por una partida de fresas procedente de Marruecos con hepatitis A en un punto de entrada a España. El producto no llegó a comercializarse en nuestro país, el sistema de alertas funcionó correctamente y esas fresas ni siquiera llegaron a traspasar las fronteras. Pero el daño estaba hecho para el sector. En este sentido hay que diferenciar de lo que es una ‘alerta’ por parte de la Aesan que se produce cuando hay un riesgo grave y el producto está en el mercado, ya sea en España o fabricado en Espada.
Ante estos casos, la agencia actúa con rapidez para, en primer lugar, inmovilizar el producto. Además de las alertas como tal, hay otro tipo de notificaciones, ya sea rechazo en frontera, información o novedades, en las que no hay riesgo de ningún tipo para el consumidor porque el producto no está en las estanterías de los supermercados ni en ninguna tienda.