The Objective
Entrevista

Philip Morris: «La nueva regulación dejará a España aislada y sin cigarrillos electrónicos»

El presidente de la compañía en nuestro país, Daniel Cuevas, se pronuncia sobre la incertidumbre legislativa actual

Philip Morris: «La nueva regulación dejará a España aislada y sin cigarrillos electrónicos»

Daniel Cuevas, presidente de Philip Morris España. | Cedida.

En España, la regulación del tabaco y las nuevas formas de consumo, como los cigarrillos electrónicos y los dispositivos de calentamiento de tabaco, atraviesan un momento de incertidumbre. Mientras que en otros países de la Unión Europea, como Suecia, la apuesta por productos como el tabaco calentado, los vapeadores o las bolsitas de nicotina han logrado reducir drásticamente el número de fumadores, en España el Ministerio de Sanidad estudia endurecer las restricciones e incluso prohibir –de forma tácita– algunas de estas alternativas mediante Real Decreto.

En este contexto, la industria se enfrenta a un panorama cambiante en el que la falta de una normativa clara genera dudas tanto para empresas como para consumidores. Philip Morris, una de las principales compañías del sector, apuesta como eje de su estrategia por la transformación hacia productos libres de humo y la reducción del daño; además, defiende la necesidad de un marco regulatorio claro que diferencie los cigarrillos tradicionales de las nuevas formas de consumo sin combustión.

Daniel Cuevas, presidente de Philip Morris España, explica en esta entrevista los retos que enfrenta la compañía ante la posible prohibición de ciertos productos, el impacto que esto podría tener en el mercado y la necesidad de avanzar hacia una transformación del sector que permita ofrecer alternativas menos nocivas a los fumadores.

PREGUNTA-: La incertidumbre legislativa en España respecto al tabaco y las nuevas alternativas sin combustión está generando un gran debate. ¿Cuáles son las principales preocupaciones del sector?

RESPUESTA-: Lo que más nos preocupa es la confusión y la falta de diferenciación entre los distintos productos. Es fundamental que las alternativas sin combustión, que son claramente menos dañinas que el cigarrillo convencional, sean tratadas de manera distinta. Creemos que la sociedad y los fumadores adultos deben recibir toda la información disponible, sin prejuicios ideológicos. Existen estudios de organismos como la FDA o el Ministerio de Salud de Finlandia que demuestran que los productos sin combustión reducen significativamente el daño en comparación con los cigarrillos tradicionales.

Ahora bien, esto no significa que sean inocuos o que no tengan riesgos. Lo mejor que puede hacer un fumador es dejar de fumar, y lo mejor para un no fumador es no empezar. Sin embargo, en España hay nueve millones de fumadores. ¿Qué hacemos con ellos? Si les decimos que todas las opciones son iguales, seguirán fumando cigarrillos. En cambio, si les explicamos que existen alternativas menos nocivas, como el tabaco calentado, los vapeadores o las bolsitas de nicotina, podemos reducir el impacto del tabaquismo. Un ejemplo es Suecia, donde el uso de productos sin combustión ha llevado el porcentaje de fumadores por debajo del 5% y ha reducido notablemente los casos de cáncer de pulmón.

P.: Philip Morris no ha lanzado en España su producto de bolsitas de nicotina, que en otros países ha sido clave en la reducción del tabaquismo. ¿Por qué?

R.: No lo hemos hecho porque creemos que es necesario un marco regulatorio adecuado. Cualquier producto con nicotina debe estar estrictamente regulado: debe ser de venta exclusiva para adultos, comercializado en estancos y tiendas especializadas, con un sistema impositivo claro y restricciones publicitarias dirigidas únicamente a fumadores adultos. El problema es que el enfoque que está tomando el Ministerio de Sanidad va más allá de la regulación: se está planteando directamente la prohibición de estos productos. Creemos que prohibir alternativas que han funcionado en otros países no tiene sentido. Si realmente se quiere regular de manera estricta, debería hacerse con el cigarrillo tradicional, que es el producto más dañino. Las prohibiciones no funcionan, pero regular los productos más tóxicos y permitir alternativas menos perjudiciales podría marcar una diferencia real.

Daniel Cuevas, presidente de Philip Morris España. | Imagen: cedida.


P.: ¿Qué consecuencias puede tener esta política de prohibiciones?

R.: Sería un error enorme. España podría quedarse como una isla con respecto al resto del mundo donde los cigarrillos de combustión siguen dominando el mercado, mientras que en otros países se fomenta el uso de alternativas menos dañinas. Para ilustrarlo, pensemos en la industria del automóvil: si en lugar de promover el coche eléctrico o híbrido se dijera que todos los coches son igual de malos y que lo mejor es caminar o usar transporte público, el resultado sería la perpetuación del motor de combustión.
En nuestro caso, si las alternativas sin combustión se prohíben o se limitan hasta hacerlas inviables, el fumador simplemente seguirá fumando cigarrillos. Y no hay ninguna duda de que esa es la peor forma de consumir nicotina.

P.: ¿Toda esta incertidumbre está afectando la inversión de Philip Morris en España?

R.: Sí, está ralentizando la velocidad a la que podríamos avanzar. Nuestra apuesta por el tabaco calentado sigue firme, y hemos invertido en la certificación de hoja de tabaco extremeña para nuestro producto estrella. Sin embargo, podríamos haber impulsado muchas más inversiones en innovación y tecnología si hubiera un marco regulatorio claro y predecible. Lo que esperamos del regulador no es que nos prohíba evolucionar, sino que nos impulse a hacerlo. Si realmente queremos reducir el tabaquismo, hay que endurecer las restricciones al cigarrillo tradicional y facilitar la transición hacia productos menos nocivos.

P.: Philip Morris lleva años afirmando que quiere dejar de vender cigarrillos. ¿Cree que esto será posible en España con la legislación actual?

R.: Nosotros seguimos comprometidos con la reducción del tabaquismo, pero para lograrlo necesitamos un entorno regulatorio que favorezca el cambio. Seguiremos dialogando con las instituciones, los medios y la sociedad para poner los datos sobre la mesa y demostrar que el camino correcto no es prohibir las alternativas, sino facilitar la transición hacia ellas.

P.: En Suecia han conseguido reducir el tabaquismo por debajo del 5%, siendo el primer país europeo libre de humo. ¿Podría España lograrlo con las medidas que se están planteando?

R.: Con las medidas actuales, lo veo difícil. Es como si se quisiera fomentar el coche eléctrico, pero al mismo tiempo se prohibiera su venta. Si el objetivo es reducir el consumo de cigarrillos, lo lógico sería permitir y regular las alternativas sin combustión, no prohibirlas.

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