Enerfip: democratizar la transición energética, euro a euro
La plataforma de ‘crowdfunding’ permite invertir en proyectos sostenibles desde tan sólo diez euros

Eduardo Calderón, CEO de Enerfip España. | Cedida
La lucha contra el cambio climático tiene muchos frentes, pero uno de los más ambiciosos –y quizá menos conocidos por el gran público– es el de la financiación participativa de proyectos sostenibles. En este terreno se mueve Enerfip, una plataforma de crowdfunding nacida en Francia en 2014 y especializada en impulsar la transición energética gracias a la inversión ciudadana. Con más de 600 millones de euros recaudados y más de 500 proyectos financiados en Europa, Enerfip representa un nuevo modelo de implicación social y económica: un puente entre los ahorradores responsables y los promotores de un futuro más verde.
«Queremos que cualquiera pueda formar parte del cambio», explica Eduardo Calderón, CEO de Enerfip España, en conversación con THE OBJECTIVE. Esa vocación inclusiva se traduce en hechos concretos: a partir de sólo 10 euros, cualquier persona puede invertir en energías renovables. La clave, dice Calderón, está en «democratizar el acceso a la inversión y permitir que la ciudadanía sea protagonista de la transición ecológica».
Desde su llegada a España y Portugal a finales de 2022, la compañía ha experimentado un crecimiento fulgurante. Solo en 2024, triplicaron su volumen de financiación en la península ibérica, alcanzando los 33 millones de euros –una cifra que refleja tanto la madurez del mercado como la existencia de un nicho mal atendido por los canales tradicionales de financiación. Enerfip opera sobre todo con promotores de tamaño medio, empresas con experiencia, pero con limitaciones de liquidez, a quienes ofrece soluciones ágiles y flexibles. «No somos competencia de los grandes bancos, pero cubrimos un hueco esencial: damos el empujón inicial que muchos proyectos necesitan para despegar», señala Calderón.
Uno de los casos recientes que más orgullo despierta en la compañía fue su apuesta por una empresa valenciana dedicada a desplegar puntos de recarga para vehículos eléctricos. Enerfip financió su plan con cinco millones de euros. Un año más tarde, un fondo británico adquirió una participación mayoritaria, validando la viabilidad del proyecto y demostrando que el impacto ambiental y el éxito económico pueden ir de la mano.
Más allá de los números, Enerfip quiere dejar una huella positiva en las comunidades donde opera. La plataforma no solo mide el retorno económico de las inversiones, sino también su impacto ambiental y social. Con este objetivo, están implementando un sistema de puntuación que acompañará a cada proyecto con indicadores claros sobre su huella de carbono, su efecto en el entorno local y su gobernanza. Esta dimensión ESG (Environmental, Social and Governance) resulta especialmente valorada por los inversores del norte de Europa –franceses, belgas y neerlandeses–, cuya sensibilidad medioambiental y compromiso cívico contrastan, por ahora, con el perfil mayoritariamente financiero del inversor español medio.
En este sentido, Calderón reconoce que uno de los mayores retos que enfrentan en España es cultural: «Aquí la inversión de impacto aún no se percibe como una herramienta transformadora. Falta información, falta pedagogía». Por eso, Enerfip ha convertido la divulgación en una parte esencial de su estrategia. En cada proyecto local, el equipo se desplaza para explicar desde cero qué es la transición energética, cómo funciona y por qué es crucial. Además, organizan regularmente webinars abiertos donde cualquier persona interesada puede dialogar con los responsables del proyecto o del análisis financiero. «Intentamos empezar cada conversación como si estuviésemos en primero de primaria. Porque hay que formar antes de transformar».
Esta vocación educativa no se limita al inversor individual. La propia estructura de Enerfip –con software 100% propio y un fuerte equipo de atención al cliente– está pensada para facilitar la escalabilidad sin perder cercanía. Según Calderón, una parte significativa de su esfuerzo está dirigida a acompañar y asesorar continuamente a los inversores que confían en su servicio. «Nuestro modelo es transparente, interactivo y abierto. Queremos que el pequeño inversor se sienta tan informado y empoderado como si fuera un gran fondo».
La visión a largo plazo es clara: contribuir a una Europa energética independiente, justa y sostenible. Aunque la coyuntura geopolítica actual introduce incertidumbres, desde Enerfip confían en que la hoja de ruta comunitaria se mantenga firme. «El rumbo está marcado y es irreversible. Nosotros seguiremos poniendo nuestro granito de arena», concluye Calderón.
Y es que, en un mundo que a menudo parece reservado a las grandes cifras y decisiones a puerta cerrada, iniciativas como Enerfip demuestran que también se puede construir futuro desde abajo, a golpe de diez euros y con vocación colectiva.