The Objective
La otra cara del dinero

¿En qué se parecen los Golden State Warriors y el Arkadag FC?

La diferencia tiene que ver con la distancia entre una democracia liberal y una dictadura de la órbita de la Unión Soviética

¿En qué se parecen los Golden State Warriors y el Arkadag FC?

Imagen del Arkadag FC. | Gobierno de Turkmenistán

La de los Golden State Warriors es una franquicia ganadora. Además, hace ganar mucho dinero a sus dueños. Son el equipo más caro de la NBA, según Forbes: está en 8.800 millones de dólares, por si le apetece. Su valor subió un 14% la temporada pasada, en la que tuvieron unos ingresos operativos de 142 millones de dólares. Nacidos en 1947, han ganado siete títulos de la NBA. En 2015 ganaron el primero de la ‘era Curry’. En 2017, el segundo. Entonces se negaron a hacer la típica visita de los campeones a la Casa Blanca. Porque estaba Donald Trump, que no les caía bien. Volvieron a ganar el año siguiente. Y en 2022. 

El FK Arkadag es un club de fútbol de la ciudad que lleva su nombre, en Turkmenistán. Nació en 2023. Acaba de ganar su segundo título de la Ýokary Liga, la primera división de Turkmenistán. Su fundador es Gurbanguly Berdimuhamedow, segundo presidente de Turkmenistán. El tercero y actual es su hijo Sedar. Gurbanguly hizo su carrera política en el Gobierno del primer presidente de Turkmenistán, Saparmurat Niyazov, primer secretario del Partido Comunista de la Turkmenistán soviética desde 1985, y luego fue presidente del nuevo y muy independiente país de Turkmenistán hasta que se murió en 2006. 

Un simpático artículo de The Economist se pregunta en su titular: «¿Es el Arkadag el mejor equipo de fútbol del mundo?». Ojo. Ha ganado todos los partidos de liga en sus dos primeras temporadas. Pero en noviembre tuvieron la peregrina (nunca peor dicho) idea de cruzar la frontera y el Al-Arabi de Kuwait los dejó en 61 victorias consecutivas. A un solo partido del récord del Celtic de Glasgow hace poco más de un siglo, aunque los escoceses empataron algún partido (eran otros tiempos), así que el Arkadag podría decir que ha entrado en la historia. El problema es que, por lo que sea, la organización Guinness World Records dice tener «dudas sobre la gobernanza de la liga turcomana» que le hacen «imposible verificar la afirmación del FK Arkadag». Desconfiados…

«Arkadag» significa «Protector» en turcomano. Casualmente, coincide con el título honorífico de Gurbanguly Berdymukhamedow, que despliega una versión de la campechanía pasada por el autoritarismo más dicharachero. Dice The Economist que su «personalidad efusiva» eclipsa el supuesto Gobierno de su hijo. «Apasionado por los coches de carreras y los caballos, símbolo nacional de Turkmenistán, cantante talentoso y deportista de alto rendimiento, celebró en una ocasión el festival anual del caballo de Turkmenistán cantando un himno al corcel junto a su nieto. Al igual que el equipo que lleva su título, suele ganar cualquier competición en la que participa».

Al parecer, supervisó el diseño de la equipación del Arkadag y su tremebundo, modernísimo estadio. El PIB per cápita de Turkmenistán es el 87º del mundo, por cierto, pese a que posee la cuarta mayor reserva de gas natural del planeta y petróleo para aburrir. A los turcomanos les gusta mucho el fútbol, pero muchos le tienen manía. Dice The Economist que «hubo rumores de juego sucio después de que el Arkadag fichara a jugadores de otros equipos. Se sospecha que los árbitros favorecen a los recién llegados». Envidiosos… No hay noticias del sistema del VAR de la federación turcomana para tirar las líneas del fuera de juego.

El caso del Arkadag, quizá, es el más evidente, competidor natural de la película El dictador, de Sacha Baron Cohen (inolvidable aquella carrera de 100 metros muy lisos). Pero hay otros más sutiles. O no tanto. Turquía ha sido (¿sigue siendo?) un país candidato a entrar en la Unión Europea. En 2020, Espn publicó el reportaje «Fe, futbol y Erdoğan: la primera liga del Başakşehir, un club sin afición». El resumen de la peripecia del Başakşehir es el siguiente: «Ha pasado de equipo municipal de segunda a campeón de la Superliga turca en siete años: el sorprendente ascenso del Başakşehir turco tiene mucho que ver con la política, el dinero y la ideología del presidente de Turquía, el islamista Recep Tayyip Erdoğan». 

Erdoğan subió al poder en 2014. Dice la Wikipedia que, en la temporada 2014-15, «el Başakşehir se convirtió en la revelación del torneo con un cuarto puesto, y desde entonces ha competido por alzarse con títulos domésticos». Otro equipo, el Kasımpaşa, era el típico ascensor. La última vez que bajó de división fue en 2012. Desde 2014, su estadio se llama Recep Tayyip Erdoğan. Pero el Başakşehir y el Kasimpaşa no ganan todos los partidos. El mes pasado, a Erdoğan se le ocurrió arrestar a su principal rival en las próximas elecciones y los turcos empezaron a manifestársele. No se confirma que el análisis de Berdymukhamedov desde su palacio en Turkmenistán fuera: «Recep Tayyip, colega, eres un pardillo». 

Hay otros ejemplos por ese lado. Pero hay que ir terminando. Volvamos a los Golden State Warriors. A los que les cae mal Donald Trump. De momento, han vuelto a clasificarse para la fase definitiva de la NBA, a pesar de que Stephen Curry está ya en los 37 años. A lo mejor es que Trump no ha tenido tiempo para desguazarlos. O a lo mejor es que las instituciones de una democracia liberal funcionan un poco mejor de lo que a algunos les apetece admitir. 

En un muy sustancioso artículo, Andreu Jaume lo explica con claridad y detalle. Recuerda, por ejemplo, que en 2026 se celebrarán las midterm: las elections para renovar el Congreso y un tercio del Senado estadounidense. Hasta ahora solo dos presidentes, Roosevelt y Bush Jr., han conseguido mejorar la representación de su partido tras ganar las presidenciales, que caen dos años antes. El primero lidió con la Segunda Guerra Mundial; el segundo, con el 11-S. Los analistas dicen que tiene toda la pinta (crucemos los dedos) de que a Trump le van a dar un buen palo en las midterm. Para que se relaje. No sé cómo afronta el campechano Berdymukhamedov las legislativas de Turkmenistán. Sospecho que con la moral alta.

A lo mejor los americanos no son tan tontos como le parecen a algunos. La cuestión es no cargarse el invento. No será porque no lo están avisando gente como Antonio Elorza o Ricardo Dudda. A Pedro Sánchez le gusta mucho el baloncesto.

Publicidad