Los números desaconsejan a Indra pagar 1.000 millones de euros por Escribano
En sus últimas cuentas presentadas, correspondientes a 2023, ingresó 115 millones con un Ebitda de 12,1 millones

El presidente ejecutivo del Consejo de Administración de Indra, Ángel Escribano | Europa Press
“Escribano no está en venta y desde luego vale mucho más de 1.000 millones”. El presidente de Escribano Mechanical & Engineering (EM&E), Javier Escribano, respondía en El Periódico a la contratación de KPMG por parte de Indra para sondear la integración de las dos compañías, una operación que precisamente se valoraba entre los 1.000 y los 1.500 millones, según han filtrado conocedores de estas conversaciones. No obstante, fuentes del sector industrial y expertos en M&A han indicado a THE OBJECTIVE que los números reales de la madrileña desaconsejan una venta en estos parámetros.
“Es una cifra desorbitada”, indica un directivo experto en fusiones y adquisiciones en España que además agrega que -si finalmente Indra los paga- estaría abonando un elevado sobrecoste que financieramente no tendría justificación. Y es que lo que se ha publicado es una valoración que tiene que ver con lo que Escribano puede llegar a ser en el medio plazo (de aquí a 2030), pero no por lo que ha sido en los últimos cinco años, donde sus ingresos han estado muy por debajo de los resultados más recientes que sus directivos han difundido al mercado tras la compra de Indra.
Los últimos datos aportados por el propio Javier Escribano en diferentes foros y entrevistas indican que en 2024 -con sus cuentas todavía por publicar- la compañía ingresó 355 millones de euros y registró unos beneficios operativos brutos (Ebitda) de 127 millones, parámetros que podrían acercarse a estos 1.000 millones de valoración, pero que en estos momentos no dejan de ser un resultado excepcional comparado con el histórico de la sociedad.
Resultados de 2024
Las últimas cuentas de Escribano Mechanical & Engineering SL indican que cerró 2023 con unos ingresos de 115 millones de euros, un Ebitda de 12,1 millones y unos beneficios operativos netos (Ebit) exactamente iguales. A falta de conocer el detalle de los números de 2024, en el sector sorprende el gran salto que se produjo precisamente en el año en el que la empresa de los hermanos Escribano completó su irrupción en Indra con un 14,5% del capital. De un año a otro, la facturación se triplicó y los resultados de explotación se multiplicaron por diez.
Los Escribano atribuyen este salto a la “buena evolución de la empresa” y a la llegada de nuevos proyectos. Además cifran su cartera de pedidos en unos 1.200 millones, récord histórico para la compañía. Sin embargo, si se mira el histórico vemos que entre 2020 y 2023 registró una media de ingresos de 91 millones y un Ebitda de 13 millones, lo que baja considerablemente la valoración. El precio de una sociedad suele calcularse por la media de sus números de los últimos cinco años, no de lo que genera en el año en curso, ni menos en el futuro.
Si incluimos los resultados de 2024 (que todavía no están auditados) la media de Ebitda de este periodo (de 2020 a 2024) sería de 36 millones de euros y sus ingresos de 144 millones. El cálculo más habitual para establecer la valoración de una empresa es darle un múltiplo a su Ebitda y en el caso del sector de la Defensa y considerando su elevada demanda al calor de los diferentes planes de los países europeos para aumentar su gasto, se le podría aplicar un múltiplo de diez, según indican los expertos consultados.
Escribano e Indra
En este caso, los 36 millones de Ebitda de media de los últimos cinco años, daría un valor de 360 millones de euros, a los que además habría que descontarle la deuda que según las cuentas de 2023 eran de unos 30 millones. En total, la valoración actual, por lo que ha demostrado EM&E en los últimos cinco años, estaría en torno a los 330 millones, muy por debajo de los “más de 1.000 millones”, que dice su presidente que vale.
Ahora, también habría que incluir las perspectivas futuras de Indra. En una entrevista concedida a Expansión a comienzos de abril, Javier Escribano daba detalles del plan estratégico que pasaba por triplicar las ventas en los próximos cinco años. La idea es superar los 1.300 millones de facturación en 2030, lo que supondrá elevar más de tres veces los 355 millones de 2024. El Ebitda previsto para 2030 será de 410 millones, el doble que los 127 millones del curso pasado. Respecto a las previsiones de 2025, se prevén superar los 400 millones de ingresos, un 13% más que en el año anterior.
En este sentido, los expertos consultados indican que con estas cifras sí que tendría sentido pagar esos 1.000 millones e incluso más, pero con lo que será EM&E en cinco años, no lo que es ahora. Además, tampoco está claro que el actual boom de la Defensa y su industria vinculada esté tan vigente en 2030. Evidentemente en el mundo de las fusiones, al final el precio se determina por lo que esté dispuesto a pagar el interesado y lo que logre maximizar el adquirido, pero en el caso de Indra, una empresa semipública en la que el Estado tiene un 28% a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), el escrutinio público es mucho mayor sobre sus operaciones.
Venta de Hispasat
En su anterior adquisición del 89% de Hispasat -por 725 millones- ya sobrevoló el fantasma del sobreprecio. El tercer accionista de la compañía, Amber Capital (propiedad del presidente de Prisa, Joseph Oughourlian), manifestó su disconformidad con la operación argumentando que se estaba adquiriendo un activo por un valor muy por encima del mercado. Incluso hay quien llegó a valorar la empresa satelital por unos 500 millones, 200 menos que lo que pagó Indra. En todo este debate también afloró la presencia de la SEPI como accionista principal de Redeia (el vendedor) e Indra (el comprador) y la posibilidad de que la valoración no fuera del todo certera.
En el caso de Escribano el vendedor (Javier Escribano) es miembro del consejo de Indra, tienen el 14,5% de la tecnológica y además el potencial comprador tiene como presidente a Ángel Escribano, hasta hace dos meses presidente de EM&E y todavía dueño del 50% de la empresa familiar. Sería complejo explicar al mercado una compra muy por encima de su valoración real, en especial por los vínculos entre las dos sociedades.
Eso sin contar con los problemas de financiación de Indra. La tecnológica ya tuvo que tensar mucho la cuerda para conseguir los 725 millones para comprar Hispasat hace solo dos meses, por lo que embarcarse en una operación de 1.000 millones en estos momentos y con la venta de Minsait todavía pendiente, no sería aconsejable. Aunque la última palabra la tendrá la SEPI, es decir el Ministerio de Hacienda y en definitiva Moncloa, quienes han demostrado que el criterio para realizar operaciones con empresas públicas suele estar bastante alejado de la disciplina financiera.