The Objective
La otra cara del dinero

El millonario show en el que la NFL acumula todo el morbo de los fichajes

La ESPN supo ver el potencial del espectacular sorteo del draft de la liga de fútbol americano, que vieron 13,6 millones de espectadores

El millonario show en el que la NFL acumula todo el morbo de los fichajes

Recurso de la NFL. | NETAPP (EP)

Imagínese un programa de televisión en el que sortearan en qué equipo van a jugar el año que viene Lamine Yamal, Mbappé y Julián Álvarez. Sí, lo vería bastante gente. Para empezar, toda la que va a pasarse el verano pendiente del goteo de rumores. Visto así, sería un desperdicio: a falta de partidos, el morbo de lo (más o menos) posible cumple una función parecida a la metadona. 

En EEUU, el sistema de drafts no permite esa dilatación de la esperanza. Todos los jugadores que van a incorporarse en sus ligas profesionales entran en un sorteo condicionado: los equipos con peor porcentaje de victorias en el pasado reciente tienen más posibilidades de que les toquen los mejores jugadores, entre los universitarios y los de fuera del país. Así se consiguen campeonatos más igualados, no reducidos a, ejem, los Clásicos nuestros de cada año y del sábado pasado, por ejemplo. 

Por el estricto sistema de franquicias, los jugadores están obligados a firmar con el equipo que le toque durante un número determinado de años. Después se convierten en agentes libres y pueden negociar por su cuenta. Pero mientras, si quieren jugar en EEUU, no les queda otra. El resultado podría ser equivalente a que Lamine Yamal saliera de la cantera de la Masía rumbo a Valladolid para hacer de los pucelanos un equipo legendario. ¿Que exagero? Los Chicago Bulls no habían ganado ni un título de la NBA en su historia hasta que les tocó el gordo con Michael Jordan. En la década de los 90 del pasado siglo ganaron seis. No han vuelto a ganar ninguno.

El jueves pasado se celebró el sorteo del draft de la NFL, la competición más lucrativa del mundo. Según un informe de Sportpro, el año pasado sus equipos consiguieron unos ingresos récord de 23.000 millones de dólares. Como explican los expertos de SportValue, «aunque tiene menos audiencia global que las ligas de fútbol, domina el interés en EEUU, especialmente entre aquellos con alto poder adquisitivo. La meta de la liga es alcanzar los 27.000 millones».

El fútbol americano no es tan conocido en España, aunque la NFL nos tiene el ojo echado: los Miami Dolphins jugarán el primer partido oficial de la liga en España la temporada que viene en el Santiago Bernabéu. Lo del jueves se antoja un buen aperitivo para entender la locura que despierta este deporte en EEUU: 13,6 millones de espectadores vieron el sorteo del draft por televisión (ESPN, NFL Network, ABC y ESPN Deportes) y plataformas digitales, según la liga y la consultora Nielsen. 

Lo más visto en España el año pasado fue el post de la final de la Eurocopa entre España e Inglaterra del 14 de julio, con poco más de 14 millones de espectadores, según el último estudio de Barlovento Comunicación. Aunque el equivalente a eso en la NFL sería más bien la Super Bowl, que vieron 127 millones de personas… Más parecido al sorteo del draft se antoja el programa no deportivo más visto en España, las votaciones de Eurovisión, con cinco millones y pico.

El gran momento de la noche fue, por supuesto, el lote del número uno. Cam Ward es un quarterback más que prometedor, ganador del Trofeo Heisman universitario, que tendrá que subir los ánimos de los deprimidos Tennessee Titans, que no han ganado un solo título en toda su historia. ¿Le suena? Vaya cuatro párrafos más arriba.

Los Titans no van a soltar a su Ward ni por todo el oro del mundo. Pero el resto… Solo a lo largo del mismo jueves se produjeron seis canjes. Los chavales se sienten cromos de Panini en manos de los dueños de las franquicias. Lógico. La suerte de un sorteo no tiene por qué coincidir con las estrategias de los equipos ni las necesidades concretas de sus plantillas.

En cualquier caso, el draft tiene sus riesgos: los jugadores son solo proyectos. No es raro que muchos se tuerzan. Y todo lo contrario. La mayor leyenda de la historia de la NFL es, sin duda, Tom Brady, con siete Super Bowls ganadas, más que nadie. Llegó a los New England Patriots en el año 2000 en el puesto 199. Seis quarterbacks se suponían que eran mejores que él ese año. Hoy nadie se acuerda de ellos. El número uno fue para el defensa Courtney Brown, que jugó solo cinco años antes de retirarse.

Da igual. El Gran Negocio Americano no va a dejar que la triste realidad le estropee una jugosa historia. Un artículo de The Economist titulaba hace unos días: «La NFL ha convertido el draft en un thriller televisivo». Se centra en el impacto que tiene el evento en la ciudad que la alberga. Este año le ha tocado a la pequeña Green Bay, en Wisconsin, donde hasta el último de sus apenas 100.000 habitantes son fanáticos de su equipo de fútbol americano, los Packers. 

La hostelería local se frotaba las manos ante los 250.000 aficionados esperados para ver el sorteo en directo. Por supuesto, la NFL se ha encargado de fomentar la pasión a base de show: los presentes disfrutaron, por ejemplo, de un concierto gratuito de Brad Paisley, un músico country que encabeza las listas de éxitos por aquellos pagos. Pero lo que realmente mueve a la gente a visitar la lejana Wisconsin es el morbo.

The Economist lo ilustra la película Draft Day, protagonizada por Kevin Costner en 2014, y recuerda que un notable número de publicaciones «elaboran extensas guías para el evento de tres días, analizando informes de ojeadores, clasificando a los jóvenes elegibles y haciendo predicciones». Además, un ejército de podcasters y youtubers «analizan las fortalezas y debilidades de cientos de jugadores».

El evento, dicen, quedó en segundo plano hasta 1980, cuando una nueva cadena de cable llamada ESPN comenzó a transmitirlo. Al parecer, el comisionado de la liga se mostró bastante escéptico acerca de la audiencia, pero dejó hacer. No creo que se arrepintiera. Tras años celebrándose en el Radio City Music Hall de Nueva York, la NFL se dio cuenta de su gran potencial de marketing y lo hizo rodar por todo el país. El año pasado, Detroit recibió a 775.000 visitantes, y el evento generó un impulso de casi 215 millones de dólares a la economía local.

Este año los números se han reducido al tamaño de la población. Si Detroit pasa de los 600.000 habitantes, Green Bay no llega a los 100.000… pero también tiene derecho a su momento draft como parte de la liga. Las autoridades locales calculan el impacto económico en 20 millones de dólares en la ciudad y de 94 millones en el estado de Wisconsin. Más difícil de valorar es el efecto de márketing que supone a medio y largo plazo el baile de famosos en prime time televisivo.

Por cierto, que la leyenda máxima Tom Brady no fue noticia por sus movimientos en el draft de Green Bay. Pese a que debería preocuparle como accionista de los Las Vegas Raiders, lo pillaron de marcha en el festival de música de Coachella, en pleno desierto de California. En el vídeo ad hoc se le ve muy suelto en un baile que quizá haya bautizado como el del puesto 199. También podría llamarlo el de los 530, por los millones de dólares que Forbes calcula que ganó en sus 23 temporadas en la NFL, entre los 333 millones en contratos como jugador y los 200 millones por sus actividades extradeportivas. 

Publicidad