Héctor Ara (Suanfarma): «Prefería morir con mis ideas que malvivir con las de otro»
Este emprendedor cuenta como dio vida a la farmacéutica en el podcast ‘Así empecé’

THE OBJECTIVE.
En 1993, Héctor Ara creó Suanfarma con poco más que «24 horas al día y energía». Acababa de sufrir un duro golpe: la compañía farmacéutica en la que era directivo y socio minoritario entró en quiebra tras perder el mercado chino debido a la crisis política de Tiananmen. «Estábamos fuertemente apalancados con tipos de interés al 18%; pagábamos más en gastos financieros que en nóminas», recuerda Ara. Héctor Ara es el protagonista de este nuevo capítulo de Así empecé, una serie de entrevistas que tiene como objetivo acercar historias de personas que tuvieron una idea, un sueño, de crear o mejorar algo, y que a base de ingenio, determinación y pasión consiguieron sacar adelante. En definitiva, son historias de emprendedores contadas por ellos mismos.
Ara, procedente de una numerosa familia madrileña de 13 hermanos, aprendió pronto la importancia del esfuerzo. La muerte temprana de su padre lo empujó a trabajar desde muy joven. Mientras estudiaba económicas por las noches, trabajaba durante el día. «Tenía claro que debía acabar rápido mi carrera y poder generar el dinero que no había en casa», explica.
Tras varias experiencias laborales en empresas químicas y farmacéuticas, comprendió que debía apostar por su propio proyecto. «Llega un momento en que empiezas a ser muy crítico con tus jefes, así que o te callas, o montas tu propio negocio», señala. Eligió lo segundo.
Suanfarma: crecer mirando al exterior
La oportunidad llegó con la ley española sobre medicamentos genéricos y la entrada del país en la Comunidad Europea. Ara fundó Suanfarma con la idea clara de ser una empresa global desde el principio. «En la primera fase internacionalizamos la empresa hacia América y Asia. Estados Unidos fue clave; una vez que pasas la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos), entras en todo el mundo», afirma.
La estrategia funcionó: en menos de 30 años, Suanfarma pasó de ser una pequeña intermediaria de materias primas farmacéuticas a facturar más de 300 millones de euros, con presencia en más de 70 países y el 90% de sus ventas en mercados internacionales.
El método de Ara para internacionalizar fue práctico y sencillo: «Identificábamos mercados potenciales, enviábamos primero a una persona, y si funcionaba, abríamos oficina. Si la oficina crecía lo suficiente, montábamos una empresa local con almacenes propios».
Aprendizaje tras los fracasos
Ara admite que en su trayectoria no faltaron momentos difíciles, como cuando Venezuela y Grecia, sus principales mercados en 2010, colapsaron casi simultáneamente. Pero supo reinventarse: «Las empresas deben saber redescubrirse como los artistas cuando cambian de estilo».
En 2015, Suanfarma entró en una nueva etapa tras la entrada de fondos de capital riesgo. Aunque perdió la mayoría accionarial, Ara no se arrepiente: «Lo que me motiva es descubrir hasta dónde puede llegar este proyecto».
Hoy, Ara sigue emprendiendo tras vender Suanfarma por más de 530 millones de euros en 2021. Ha fundado nuevas empresas vinculadas a plantas medicinales y proteínas vegetales y se dedica también a proyectos sociales como la Fundación Arraigo, que facilita la integración laboral de inmigrantes.
Consciente de los riesgos que supone emprender, Ara aconseja que antes de lanzarse «se plasme todo en un plan de negocio sencillo y claro. El mercado siempre es la verdadera prueba de fuego». Él lo aprendió bien: «Fracasar es parte del proceso. Yo mismo he fracasado muchas veces, pero eso te hace más fuerte».
Ahora, desde otra perspectiva, Héctor Ara concluye: «El dinero nunca ha sido mi objetivo principal. Es solo la consecuencia de hacer las cosas bien».