Pedro Luis Fernández (GAM): «Cuando pierdes el valor de tu empresa, conoces quién es quién»
Este emprendedor repasa las adversidades y éxitos de su trayectoria en el podcast ‘Así empecé’

THE OBJECTIVE.
Pedro Luis Fernández, fundador de GAM (General Alquiler de Maquinaria), resume en su vida la esencia del emprendimiento: la ilusión inicial, el ascenso meteórico, la caída y, finalmente, la capacidad de reinventarse. Su trayectoria es una mezcla de talento empresarial, aprendizaje y lucha constante contra las adversidades, que repasa en este nuevo capítulo de Así empecé, una serie de entrevistas que tiene como objetivo acercar historias de personas que tuvieron una idea, un sueño, de crear o mejorar algo, y que a base de ingenio, determinación y pasión consiguieron sacar adelante. En definitiva, son historias de emprendedores contadas por ellos mismos.
En sus primeros pasos, Fernández recuerda con nostalgia la sencillez del negocio inicial: «Era comprar máquinas usadas y repararlas un poquito y venderlas. No tenía idea de reparar, así que externalizaba todo». Su éxito fue tan grande que a los 22 años ya distribuía maquinaria nueva, aunque esta aventura casi lo lleva a la ruina por contratos mal leídos.
Para salvar la situación, decidió alquilar las máquinas que no lograba vender: «Puse el precio del alquiler según la letra que tenía que pagar, algo tan simple, que resultó en un modelo de negocio sin querer». Así descubrió accidentalmente el negocio del alquiler de maquinaria.
Un crecimiento repentino
Con amigos cercanos, fundó Caprisa, creciendo rápido y con éxito hasta que, en el año 2000, Hertz compró la empresa. «Fue casi como perder un hijo, sentí un luto tremendo», afirma Pedro Luis. Durante tres años, alejado del negocio principal por un pacto de no competencia, exploró otras inversiones con poco éxito.
En 2003 regresó con una idea clara: «crear un campeón nacional del alquiler de maquinaria». Con el apoyo financiero de N+1 nació GAM, cuyo éxito fue inmediato. En solo tres años compró doce empresas y salió a bolsa en 2006, alcanzando una valoración cercana a los 800 millones de euros.
El estallido de la crisis y la prueba de fuego
La crisis inmobiliaria del 2008 fue devastadora para GAM: «De repente, se perdió el 95% del valor de la empresa», recuerda. «Entonces empiezas a saber quién es quién», afirma. De 3000 empleados pasaron a una situación crítica, lo que llevó a una profunda reestructuración: «Primero tuve un sueño, alquilar; después concentrar empresas; pero a partir de ahí, mi sueño era salvar esto». La supervivencia empresarial se convirtió en su principal objetivo.
Fernández define los años siguientes como «terribles»: «Había días que daba vueltas con el coche antes de entrar a la oficina porque no podía mostrar lo hundido que estaba». Sin embargo, logró mantener la empresa en pie.
En 2017, Francisco Riberas, fundador de Gestamp, entró en GAM como socio industrial. Fernández califica esta incorporación como «un regalo» que aportó no solo capital, sino estabilidad emocional al proyecto: «Con él volví a sentirme con 25 años a nivel empresarial». La llegada de Riberas marcó un punto de inflexión decisivo para la recuperación y consolidación de GAM.
Lecciones aprendidas
Pedro Luis Fernández, que ha conocido el éxito más alto y el fracaso más profundo, reflexiona con madurez sobre su trayectoria: «Crecimos demasiado rápido; hoy controlaría mucho más la deuda y asentaría mejor los proyectos». Ha aprendido que el crecimiento debe ser medido y con bases sólidas.
A quienes empiezan su propio camino empresarial les aconseja con rotundidad: «Que lo hagan. Siempre me arrepentí más de lo que no hice que de lo que hice». Pedro Luis Fernández es un firme defensor del emprendimiento como motor personal y social.