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Economía

Lilly urge a España a reconocer la obesidad como enfermedad y financiar su tratamiento

El vicepresidente ejecutivo de la farmacéutica, Patrik Jonsson, responde a las preguntas de THE OBJECTIVE

Lilly urge a España a reconocer la obesidad como enfermedad y financiar su tratamiento

Patrik Jonsson, vicepresidente ejecutivo y presidente de Lilly International. | Cedida

La carrera farmacéutica por liderar el tratamiento global de la obesidad ha entrado en una nueva fase, y Eli Lilly avanza con fuerza. Impulsada por el éxito de su innovador medicamento tirzepatida —comercializado como Mounjaro y Zepbound—, la compañía estadounidense ha convertido el área cardiometabólica en el nuevo eje estratégico de su crecimiento, desplazando incluso a su histórico foco en oncología e inmunología.

«Ya estamos viendo un cambio real en la vida de millones de personas con diabetes tipo 2 y obesidad. Y esto es solo el principio», asegura Patrik Jonsson, vicepresidente ejecutivo y presidente de Lilly International, en una entrevista con THE OBJECTIVE durante su visita a España con motivo del 32º Congreso Europeo sobre Obesidad que ha tenido lugar en Málaga.

La tirzepatida ha demostrado una eficacia superior a su principal rival, la semaglutida de Novo Nordisk, al actuar sobre dos receptores hormonales —GIP y GLP-1— en lugar de uno. Según los resultados del ensayo SURMOUNT-5, la molécula de Lilly no solo mejora el control glucémico, sino que permite una mayor pérdida de peso y una reducción más marcada del perímetro abdominal, lo que la convierte en la principal candidata a liderar el mercado.

36 ensayos en marcha y una píldora revolucionaria

Lilly tiene en marcha 36 ensayos clínicos en fase III centrados en enfermedades cardiometabólicas. Entre ellos destaca orforglipron, su gran apuesta oral para expandir el uso del GLP-1 a más pacientes. Este fármaco, aún en desarrollo, es el primer agonista del receptor GLP-1 oral no peptídico de la farmacéutica y podría marcar un antes y un después en el tratamiento accesible de la obesidad.

«El 76% de los pacientes con diabetes tipo 2 prefieren una pastilla a una inyección semanal, siempre que tenga eficacia y seguridad comparables», señala Jonsson, convencido de que orforglipron abrirá la puerta a un tratamiento más temprano y más amplio, especialmente en mercados con menos infraestructura sanitaria. «Esto refleja una necesidad insatisfecha de opciones orales accesibles para la diabetes tipo 2 y podría indicar que las personas con obesidad u otras enfermedades cardiometabólicas tienen una preferencia similar».

La compañía considera que tratar la obesidad no es solo una cuestión de salud, sino también de sostenibilidad económica. «Cada dólar invertido en su tratamiento permite ahorrar entre tres y cuatro dólares en costes asociados a enfermedades crónicas en un plazo de diez años», afirma el directivo. En Europa, el impacto económico del sobrepeso y la obesidad ya supera los 516.000 millones de dólares al año, una cifra que podría escalar a 1,7 billones si no se toman medidas contundentes.

En España, entre el estigma y el olvido

Sin embargo, la respuesta de los sistemas públicos no está siendo homogénea. Según Jonsson, solo el 36% de los países europeos cubren estos tratamientos en sus sistemas públicos de salud. España, de momento, no se encuentra entre ellos, lo que frena el acceso equitativo y perpetúa desigualdades. «El sistema sanitario español cubre los costes derivados de las complicaciones de la obesidad y la cirugía bariátrica, pero no aborda el origen del problema. Tratarla desde el inicio es más efectivo y sostenible», sostiene.

Para Jonsson, la clave es reconocer la obesidad como una enfermedad crónica multifactorial para no perpetuar el estigma y no como una simple consecuencia del estilo de vida: «El 75% de los pacientes con obesidad atendidos en el sistema nacional español ya presentan al menos una complicación. La mayoría de las complicaciones causadas por la obesidad, e incluso algunos tratamientos, como la cirugía —que son costosos para el sistema—, están financiados por el sistema español. La Administración debería evaluar no solo el coste de estos tratamientos, sino también el de las complicaciones, demostrando así que es una decisión beneficiosa tanto para la sostenibilidad del sistema como para la salud de sus ciudadanos».

Lilly mantiene conversaciones con las autoridades sanitarias españolas, pero recuerda que ya ha cumplido su parte: «Hemos investigado, desarrollado y comercializado el tratamiento más eficaz. Ahora corresponde a las instituciones decidir si apuestan por un enfoque preventivo o continúan abordando solo las consecuencias».

Resultados históricos en bolsa y beneficios

Este empuje clínico y estratégico ya se traduce en resultados económicos récord. En el primer trimestre de 2025, Eli Lilly reportó unos ingresos globales de 12.728 millones de dólares, un aumento del 45% respecto al mismo periodo del año anterior, impulsados en gran parte por las ventas de sus productos para la obesidad. Solo Zepbound generó 2.310 millones de dólares en ventas en su primer trimestre completo en EE.UU., confirmando su potencial blockbuster. El beneficio neto ajustado fue de 2.760 millones de dólares, superando ampliamente las expectativas de los analistas y consolidando a Lilly como la farmacéutica con mayor capitalización bursátil del mundo, por delante de Johnson & Johnson o Pfizer.

«La competencia será más intensa, pero eso nos impulsa a mejorar», afirma Jonsson, en alusión a la creciente presión de Novo Nordisk y a la entrada de nuevos actores en el mercado. Sin embargo, el directivo se muestra confiado: «Estamos bien posicionados. Contamos con la mejor ciencia, y además invertimos en ampliar el acceso».

Apuesta por España como polo industrial

Pese al retraso regulatorio, Lilly mantiene una fuerte presencia en España. Su campus en Alcobendas (Madrid) es el único en Europa que combina planta de producción y centro de I+D en un mismo complejo. En los últimos años, la compañía ha invertido más de 180 millones de euros en ampliar su capacidad, reforzar su línea de fabricación de sólidos orales y aumentar el número de empleados. «La sede de España tiene un valor estratégico. Desde aquí se abastece a decenas de mercados en Europa, Asia y América Latina», explica Jonsson, que agrega que se ha incrementado «considerablemente» la contratación tanto de científicos para los laboratorios de I+D como de técnicos para la planta de producción.

El tratamiento de la obesidad ya no es solo una cuestión clínica. Es también una gran oportunidad empresarial. Los analistas estiman que el mercado global de terapias contra la obesidad superará los 100.000 millones de dólares anuales en 2030, con Lilly y Novo Nordisk como líderes indiscutibles. «La ciencia avanza a pasos agigantados. Las incretinas (hormonas intestinales) no solo ayudan a perder peso, también previenen eventos cardiovasculares y mejoran la calidad de vida», concluye Jonsson. Y en ese avance, Lilly quiere estar a la cabeza.

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