Ramgal, experto en finanzas: cómo gestionar tu segunda vivienda sin conflictos con Hacienda
Ante el aumento de controles sobre las viviendas desocupadas, actuar con previsión permite evitar sanciones

Segundas viviendas | Canva
Tener una segunda vivienda puede parecer un privilegio, pero si no se gestiona correctamente, puede convertirse en un quebradero de cabeza fiscal. Así lo advierte Ramgal, experto en finanzas, quien alerta sobre un detalle que muchos propietarios desconocen: tener una casa vacía, sin alquilar ni declarar como residencia habitual, implica una carga tributaria considerable ante Hacienda. «Si tienes una propiedad y está vacía, este mensaje te interesa», comienza diciendo Ramgal en uno de sus vídeos más recientes, donde explica que mantener una segunda vivienda cerrada no significa que esté exenta de impuestos. Al contrario, el propietario deberá asumir una tributación anual que oscila entre el 1,5% y el 3% del valor catastral del inmueble, simplemente por no estar ocupada ni alquilada.
El coste de no utilizar la vivienda
La clave está en la conocida “imputación de rentas inmobiliarias”. Este término, incluido en la Ley del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), establece que cuando una vivienda no es la residencia habitual del contribuyente ni está arrendada, Hacienda considera que genera una renta ficticia, que debe declararse y tributar como si se tratara de un ingreso real. Ramgal lo explica con un ejemplo muy gráfico: «Si tu vivienda tiene un valor catastral de 150.000 euros, la imputación de renta sería de unos 3.000 euros anuales. Esto significa que, sin haber obtenido ningún ingreso, estarías obligado a declarar y tributar como si los hubieras ganado».

¿Hay solución? Sí, ponerla en alquiler
La recomendación de este experto es clara: alquilar la vivienda como residencia habitual de un tercero. De esta manera, no solo se evita la imputación de rentas, sino que además se pueden aplicar importantes reducciones fiscales en el IRPF, especialmente si el arrendamiento se destina a uso permanente y no vacacional. «La ley contempla reducciones que pueden llegar al 60% del rendimiento neto obtenido por el alquiler, siempre que se trate de vivienda habitual del inquilino. Es una fórmula legal, beneficiosa y más rentable para el propietario», asegura Ramgal.
Siguiendo con el ejemplo anterior, si esa misma vivienda de valor catastral 150.000 euros se alquila por 6.000 euros anuales y cumple con los requisitos del arrendamiento de vivienda habitual, el propietario podría terminar tributando por la misma base (e incluso menos), pero con ingresos reales en el bolsillo.
Ventajas fiscales del alquiler
Al arrendar la propiedad de forma habitual, el propietario puede deducir gastos relacionados con el mantenimiento, reparaciones, seguros, comunidad o intereses de préstamos hipotecarios vinculados al inmueble. Además, el incentivo fiscal del 60% de reducción en los rendimientos netos puede marcar una gran diferencia en la declaración de la renta. En palabras de Ramgal: «La tributación por tener una casa vacía es, en términos prácticos, un coste sin beneficio. En cambio, alquilarla y tributar por esos ingresos, aprovechando las deducciones, permite transformar un gasto en una fuente de rentabilidad».
Un consejo con fundamento legal
La orientación que ofrece este experto no es una simple sugerencia práctica, sino una estrategia fiscal sólida, amparada por la legislación vigente, que permite al propietario tomar decisiones informadas y beneficiosas. No se trata de buscar atajos, sino de utilizar de forma inteligente las herramientas que contempla la normativa para optimizar la carga fiscal y obtener rentabilidad de un bien inmueble.
En un contexto donde las viviendas vacías están cada vez más vigiladas por la administración, y los controles e inspecciones se intensifican, mantener una propiedad desocupada sin justificar su uso puede derivar en consecuencias económicas innecesarias. Por ello, adoptar una postura proactiva, como alquilar la vivienda bajo las condiciones adecuadas, no solo evita posibles sanciones, sino que permite convertir un pasivo en un activo generador de ingresos. Es una cuestión de previsión, legalidad y eficiencia financiera.