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Así empecé

Curro Rodríguez (Ly Company), antes del éxito: «Aguaba biberones al no tener para leche»

Este emprendedor repasa su historia y su trayectoria en el podcast ‘Así empecé’

Curro Rodríguez (Ly Company), antes del éxito: «Aguaba biberones al no tener para leche»

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Curro Rodríguez soñaba de pequeño en Málaga con ser inspector de policía, pero la vida tenía otros planes. A los 18 años, comenzó como voluntario en Cruz Roja y luego en el 061, servicios donde experimentó situaciones críticas que le marcaron profundamente Hoy, lidera Ly Company, una empresa que domina mundialmente el mercado del agua envasada en cartón. Rodríguez protagoniza el nuevo capítulo de Así empecé, una serie de entrevistas que tienen como objetivo acercar historias de personas que tuvieron una idea, un sueño, de crear o mejorar algo, y que a base de ingenio, determinación y pasión consiguieron sacar adelante. En definitiva, son historias de emprendedores contadas por ellos mismos.

«Cuando pasas por lo que yo he pasado, nada parece importante», asegura Curro, comparándolo con el umbral del dolor. Esa resistencia al inicio fue clave llegar hasta su posición actual, y es que sus primeros emprendimientos estuvieron lejos del éxito. Creó una granja de caracoles que lo dejó arruinado: «Me echaron rápidamente del mercado», recuerda. Luego apostó por mejillones congelados, pero una inesperada marea roja hundió nuevamente sus finanzas, llevándolo a una profunda crisis personal: «Llegué a aguar biberones porque ya no tenía para leche», confiesa, llegando a considerar el suicidio ante la desesperación económica y familiar.

Rodríguez lo recuerda claramente y sin tapujos: «Me quedé mirando un piso de 16 plantas en un hotel que hay en Málaga, y me quedé un rato sentado enfrente, mirando si acabar con todo». Aquel instante límite le hizo entender la verdadera dimensión de lo que significa una ruina personal, pero también fue el punto desde el que decidió luchar para salir adelante.

La recuperación fue lenta y dura, marcada por trabajos temporales. Vendiendo colchonetas en playas o soldando piezas, Rodríguez logró sobrevivir. Aprendió casi accidentalmente a procesar pescado, una habilidad que le abrió un nuevo camino empresarial: «Yo hacía lo que hiciera falta», recalca.

Su resiliencia lo llevó a Marruecos, donde logró levantar tres fábricas que empleaban a 800 personas. Comenzó comprando pescado con furgonetas alquiladas, y aunque cada euro ganado iba destinado a pagar deudas anteriores, esta lucha constante duró años hasta estabilizarse económicamente. En 2013, un grave problema de salud lo obligó a reconsiderar su vida. De vuelta en España, surgió Ly Company, originalmente enfocada en exportar aceite en tetrabrik. Tras una inversión millonaria y un primer año sin ventas, llegó una idea decisiva: embotellar agua en cartón aprovechando el auge de la sostenibilidad: «Con nuestra ignorancia del sector del agua hicimos un producto excepcional», explica Curro.

Empresas como Cabify se convirtieron en aliados clave: «Cabify puso nuestra agua en nueve millones de manos en un año». Hoy Li Company factura más de 45 millones de euros anuales, está presente en cerca de 50 países y tiene una cuota global del 65%.

Curro atribuye su éxito a haber aprendido de sus fracasos anteriores. Insiste en la importancia de elegir bien a los socios, planificar correctamente y afrontar los errores con serenidad: «La administración lo pone complicado», admite, pero él sigue apostando por el emprendimiento con una perspectiva social, donando el 30% de los beneficios a la Fundación Ly Company.

Su próximo objetivo es conquistar Estados Unidos con una macroplanta, demostrando que la persistencia y el aprendizaje constante son claves para triunfar en el complejo mundo empresarial. Curro resume su fórmula del éxito con sencillez: «Esfuerzo no es sacrificio, y el dinero siempre es consecuencia de un trabajo bien hecho».

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