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Opa hostil

El Ibex se aferra a su conexión con el PNV y Junts para intentar apartar a Sánchez

El mundo de la empresa da por agotada la legislatura y teme una agonía económica en los próximos tres años

El Ibex se aferra a su conexión con el PNV y Junts para intentar apartar a Sánchez

Pedro Sánchez (i), y el presidente del EBB del PNV, Andoni Ortuzar (d). | Europa Press

31 de mayo de 2018.- Aitor Esteban, por entonces portavoz del Partido Nacionalista Vasco (PNV), confirmaba ante la prensa que votaría a favor de la moción de censura presentada por el PSOE. Con sus cinco votos, la formación aseguraba el éxito de los socialistas para desalojar a Mariano Rajoy por la mínima (176 votos) y designar como nuevo presidente del Gobierno a Pedro Sánchez. La decisión se tomaba solo una semana después de que apoyaran los presupuestos del PP aunque justificaron el cambio de opinión por la sentencia de la trama Gürtel que involucraba a miembros del partido en casos de corrupción. Un giro radical en los acontecimientos que se produjo en pocas horas y que se consiguió in extremis.

Pero, ¿qué hizo que el PNV pasara de apoyar un Gobierno a forzar su destitución en solo siete días? Muchos le atribuyen una genuina preocupación por la corrupción que cercó al PP, pero también a un importante paquete de cesiones soberanistas y económicas e incluso a la buena relación entre Aitor Esteban y Pedro Sánchez. También estuvo sobre la mesa el apoyo que tuvo la formación desde ciertos sectores empresariales y no solamente del País Vasco, que consideraron que era momento de un cambio de ciclo tras dos elecciones fallidas y una débil estabilidad parlamentaria de los populares. Este apoyo del mundo corporativo, y del Ibex, fue un impulso que ayudó a decantar la balanza en momentos en los que el partido vasco tenía sobre sus espaldas una de las decisiones más difíciles de su historia.

1 de junio de 2018.- Finalmente Sánchez fue investido presidente con los votos del PNV y realizando la promesa de regenerar la vida democrática y limpiar las instituciones. Y las relaciones con los empresarios no fueron mal en los primeros dos años de legislatura. En septiembre, el presidente del Gobierno tuvo su primer encuentro formal con grandes corporaciones para celebrar sus primeros cien días de mandato generando lazos de complicidad que sentaron bien en los cuarteles generales del Ibex. La unidad por el progreso de España en momentos en los que la inestabilidad política parecía quedar atrás, era un valor al alza que allanaba el camino a la colaboración público-privada. Luego llegó la pandemia y la compenetración fue total.

Guerra contra el Ibex

31 de agosto de 2020.- Seis meses después de declarar el Estado de Alarma se vivía el mejor momento de la relación entre Sánchez y los empresarios. Las necesidades de reconstruir la economía, de remar todos hacia un lado y la negociación de los nuevos fondos europeos Next Generation hizo que todas las grandes corporaciones dieran su apoyo explícito al Gobierno. Desde Florentino Pérez, pasando por Ignacio Sánchez Galán, José María Álvarez-Pallete, Pablo Isla, Ana Botín, Carlos Torres, José Ignacio Goirigolzarri, José Manuel Entrecanales, Isidro Fainé y terminando con Antonio Brufau e Ignacio Madridejos. Todos asistieron a un gran acto por la unidad público-privada en la que el Ejecutivo sacó pecho de una relación privilegiada con este Ibex. Eran días de vino y rosas que parecía que no se iban a acabar.

2 de marzo de 2022.- Pero acabaron. Pedro Sánchez anuncia en el Congreso de los Diputados su plan de respuesta a la guerra de Ucrania ante un inminente desbarajuste económico en las cadenas de producción y en los precios de la energía. Una alocución que, todos coinciden en señalar, aprovechó para comenzar una inexplicable guerra contra el mundo empresarial. Jaleado por sus socios de investidura (pero no por el PNV) culpó a las energéticas y a la banca de enriquecerse con la crisis aprovechando la subida de los precios de la luz y la bajada de los tipos de interés. Todo desembocaría en la instauración de un impuesto a los beneficios extraordinarios de estas compañías que asestó un duro golpe a la confianza inversora y a un sector (el energético) llamado a ser el motor del crecimiento económico.

Pero no sería lo único. A partir de entonces se entraría en una espiral de no retorno en la que se demonizó al mundo empresarial con amenazas constantes de más tributos, rigidez en la legislación laboral y un populismo económico que tendría otro duro episodio un año después. En febrero de 2023, Ferrovial anunció que trasladaba su sede a Países Bajos para tener más oportunidades de saltar a la bolsa de EEUU, una decisión que nunca entendió el Ejecutivo que emprendió una campaña de acoso y derribo que no dudó en airear en los medios de comunicación. Finalmente, la constructora logró su objetivo, pero quedó la sensación de que cualquier disidente con la estrategia oficialista estaba condenada a sufrir la ira de Sánchez y de todos sus ministros.

Apoyo del PNV

16 de noviembre de 2023.- Pedro Sánchez es elegido nuevamente presidente de Gobierno con 179 votos a favor gracias -nuevamente- al apoyo del PNV y con la suma de una decena de partidos entre los que también se encontraron los independentistas de ERC de Junts. El líder del PSOE se mantenía en La Moncloa, pese a perder las elecciones, y los socialistas respiraban tranquilos, aunque sería el comienzo de una de las etapas de inestabilidad más graves en décadas. Un pacto que nunca fue del agrado de la gran empresa, por el encaje de bolillos y la cantidad interminables de hipotecas que se habían comprometido con todos los grupos políticos: amnistía, cesiones fiscales, de infraestructuras, nuevos regímenes tributarios. Los nuevos socios de investidura estaban dispuestos a vender muy cara cada una de sus votaciones… Y así fue. Un año y medio después hemos vivido el periodo en el que se han aprobado menos leyes y nos encaminamos al tercer año sin Presupuestos Generales del Estado (PGE).

23 de febrero de 2024.- Estalla el caso Koldo, que luego derivaría en el caso Ábalos, y hace pocos días en el caso Cerdán. El auto dictado por el juez Ismael Moreno, desveló una serie de irregularidades en la concesión de contratos durante la pandemia gracias a la mediación de Koldo García, entonces mano derecha de José Luis Ábalos, y del comisionista Víctor de Aldama. Luego vendría la trama de hidrocarburos; la relación de la mujer de Pedro Sánchez con la cátedra de la Universidad Complutense; el fiscal general, Álvaro García Ortiz al borde la imputación; el hermano del presidente del Gobierno acusado de conseguir un cargo público creado ad hoc; y una serie de escándalos que han llenado las páginas de los periódicos en el último año. El colofón se vivió esta semana con el informe sobre el ya ex número tres del PSOE, Santos Cerdán, en el que hay indicios de que podría existir una trama de financiación irregular en el propio partido de Gobierno.

Una sensación de desplome institucional que ha afectado claramente la confianza y a los inversores. Tampoco ayudan las constantes intervenciones del Gobierno como la entrada del Estado en Telefonica; el bloqueo de ofertas extranjeras por Talgo; las intromisiones en Indra; o la insólita consulta pública sobre la OPA del BBVA por el Banco Sabadell. En todos estos casos hay un denominador común: el voraz apetito del Ejecutivo de Pedro Sánchez por querer controlarlo todo solo aprobando operaciones por razones puramente subjetivas que nunca son conocidas. Si a esto le sumamos la parálisis legislativa, una situación económica que se debilita al calor de la guerras comerciales y el duro golpe a la credibilidad oficialista, hay empujado a que muchos grandes empresarios del Ibex consideren que es momento de tener alternancia en el poder. Lo pensaban en julio de 2023 y lo siguen pensando ahora. La estabilidad institucional que prometió Sánchez en 2018 ha saltado definitivamente por los aires.

Casos de corrupción

En las grandes empresas se teme una huída de la inversión por el deterioro económico y ante la posibilidad cada vez más cierta de un fin de ciclo económico. Este diario ya ha advertido en varias ocasiones estos últimos meses de las alarmas que han saltado ante los problemas institucionales que aquejan a España que se suman a problemas estructurales como el apagón total de hace más de un mes o las constantes averías en el sistema de trenes de alta velocidad. Y es que el informe de Cerdán no solo es la constatación de que determinados miembros del PSOE han utilizado el Gobierno para cobrar comisiones, sino que también pone en jaque el sistema de concesiones que mueve 100.000 millones al año, 36.000 millones solo entre los ministerios. Un sistema que queda herido de muerte (junto con la confianza inversora) después de las últimas revelaciones avalen las denuncias sobre presuntos fraudes que vienen años realizándose y que se han acrecentado desde la llegada del actual Gobierno en 2018.

Un caldo de cultivo para que buena parte del Ibex crea que el Ejecutivo tiene que cambiar. En este punto, Sánchez ha cerrado la puerta al adelanto electoral tras pedir perdón a la ciudadanía desde la sede de Ferraz el pasado jueves: “No se convocarán elecciones hasta 2027”, lo que solo deja abierta la puerta a una posible moción de censura y es aquí donde el PNV vuelve a ser protagonista… otra vez. Al respecto, el partido vasco ha pedido “más explicaciones” y ha recordado que la anterior moción de censura fructificó porque “había una sentencia en firme”. Por su parte, Junts ha sido algo más duro pidiendo una reunión para ver cómo “se reconduce” la legislatura. Pero, ¿se puede contar con estos dos partidos? Hay quien recuerda en el mundo empresarial el bloque que votó en contra del impuesto de las energéticas en enero con estas dos formaciones votando en contra del Gobierno y junto con el Partido Popular (PP). También se recuerda que estamos ante dos formaciones de derechas que tienen problemas en sus territorios para gobernar superados por Bildu o ERC. Una pérdida de peso causada en buena medida por su cercanía al PSOE en Madrid.

Para sacar adelante una moción de censura que contaría con los 137 votos del PP y los 33 de Vox, solo serían necesarios los votos de UPN y Coalición Canaria (algo relativamente fácil de conseguir) y los cinco del PNV o los siete de Junts. Solo habría que convencer a uno de los dos y desde el mundo corporativo ya se está moviendo ficha y aprovechando las buenas relaciones que se han mantenido con estas formaciones tras las últimas votaciones parlamentarias. En próximos días se trasladarán mensajes, de manera totalmente personal por parte de directivos del Ibex, para apoyar un cambio de Gobierno. No se trata de ningún movimiento concertado, ni de una campaña contra el presidente del Gobierno, pero sí de opiniones personales de algunos empresarios que quieren trasladar a las formaciones su sentir con la actual situación política. Más un wishful thinking que una campaña orquestada. La confianza en que realmente pueda constituirse una mayoría de cambio.

PNV y Junts

Por otro lado, hay otras empresas que son más pesimistas respecto de la posibilidad de un cambio político. Recuerdan que PNV y Junts viven muy bien con un PSOE debilitado en el poder. “En la medida que el Ejecutivo necesite apoyos parlamentarios ellos pueden ganar más concesiones y más prebendas”, dice un aséptico directivo de una grandes del Ibex. En el caso del País Vasco su actual gobierno depende del apoyo de los socialistas a los nacionalistas, lo que indefectiblemente está relacionado por lo que pasa en Madrid. Por otro lado, también consideran que el gasto público, el aumento de la población y los servicios turísticos podrán seguir dopando la economía y que incluso se podría vivir hasta 2027 sin presupuestos.

Y por último, hay quien cree que el Partido Popular tampoco está preparado para el relevo. “No tiene equipo económico, ni ideas”, dice un inversor decepcionado con los últimos movimientos de los populares como su apoyo a reformas más progresistas o sus dudas ante la reducción de la jornada laboral. “Incluso pueden hacerlo tan mal, que el PSOE podría volver más reforzado en cuatro años”, replican. En cualquier caso, todos los empresarios consultados son conscientes de que el actual Gobierno no puede resistir demasiado tiempo cercado por los casos de corrupción y por la parálisis parlamentaria. Por ello, la duda es saber cuándo los actores políticos comenzarán a mover ficha. Pero no está claro si la economía y el mundo productivo puedan resistir durante los próximos tres años. Comienza la cuenta atrás…

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