Alberto Rodríguez-Fraile (A&G): «Cuando más hemos crecido es en las crisis»
Este emprendedor repasa su historia y su trayectoria en el podcast ‘Así empecé’

THE OBJECTIVE.
Alberto Rodríguez-Fraile tenía apenas 22 años cuando decidió dar el gran paso y emprender. Apenas terminada su formación universitaria en Estados Unidos y después de un breve paso por Merrill Lynch, supo identificar una oportunidad clara en la España de finales de los años 80. «La idea fue, oye, yo creo que si nosotros intentamos montar algo que en vez de vender producto, gestione clientes, igual tenemos una oportunidad», relata, rememorando sus inicios empresariales. Rodríguez-Fraile protagoniza el nuevo capítulo de Así empecé, una serie de entrevistas que tienen como objetivo acercar historias de personas que tuvieron una idea, un sueño, de crear o mejorar algo, y que a base de ingenio, determinación y pasión consiguieron sacar adelante. En definitiva, son historias de emprendedores contadas por ellos mismos.
Este emprendedor viene de una familia con espíritu emprendedor. Su padre había vivido duras experiencias en la Guerra Civil española, y desde muy joven tuvo que enfrentarse a la adversidad y reinventarse continuamente. Tras acabar la guerra, sin estudios formales y buscando un futuro mejor, logró transformar una pequeña constructora en un referente en ciudades como Santander y Madrid. «Empezó todo su periplo de volverse un emprendedor, yo creo que por necesidad», explica Rodríguez-Fraile sobre la experiencia de su padre.
Este ejemplo familiar marcó profundamente a Rodríguez-Fraile, quien a los 22 años decidió crear A&G, una empresa especializada en banca privada con una visión muy clara: ofrecer asesoría financiera independiente y centrada exclusivamente en los intereses del cliente. Una apuesta audaz en un mercado entonces dominado por grandes entidades bancarias con evidentes conflictos de interés.
Los comienzos no fueron sencillos. Con escasa experiencia, pero mucho entusiasmo, Rodríguez-Fraile recuerda cómo convenció a las primeras familias que confiaron en él: «La verdad es que teníamos muchas ideas, mucho entusiasmo y muy poco de lo demás». Sin embargo, esa pasión y convicción fueron suficientes para empezar a construir un sólido camino.
Durante la década de los 90, A&G creció lentamente, pero de manera constante, hasta que en 1999 vivió un momento clave: la incorporación del banco suizo BCV como socio. Este paso marcó un antes y un después, permitiéndoles mejorar procedimientos, acceder a un mercado más amplio y crecer significativamente. «Fue idea de uno de los socios que teníamos, que falleció, que era un hombre muy preclaro y que en un momento dado nos sugirió buscar un socio internacional», recuerda sobre esa etapa crucial.
La llegada del nuevo siglo aceleró su expansión. Desde gestionar 300 millones de euros en 1999, pasaron a 2.500 millones en 2007. Luego llegaría la gran crisis financiera de 2008, otro momento decisivo. «Nosotros siempre cuando más hemos crecido es en las crisis, porque es cuando más se demuestra esas ventajas», afirma con confianza Rodríguez-Fraile, resaltando cómo las dificultades se convirtieron en oportunidades para demostrar la eficacia y solidez de su modelo.
En 2022, después de 23 años con socios internacionales, A&G recuperó la totalidad de su capital en manos de los propios socios españoles, una apuesta de confianza absoluta en su futuro: «Fue aprovechar el momento para decir, bueno, si no estáis cómodos, ¿por qué no aprovechamos y nosotros apostamos plenamente por A&G?».
Actualmente, A&G cuenta con más de 300 empleados, de los cuales más de 90 son socios. Rodríguez-Fraile subraya que esta estructura es parte fundamental de su éxito: «Nosotros siempre hemos pensado que el talento no se jerarquiza, se alinea». Además, destaca la baja rotación y cómo la empresa ha conseguido fidelizar talento en un sector altamente competitivo.
A la hora de dar consejos a futuros emprendedores, el empresario es claro: «Emprender es una de las formas más plenas de vivir la vida y más satisfactorias, pero también es una experiencia muy arriesgada que no es para todo el mundo». Y concluye resaltando que, aunque emprender es un camino complejo, «los emprendedores son los que crean empleo y eso es fundamental para la prosperidad».