The Objective
Opa hostil

Las empresas de EEUU y Reino Unido lapidan el relato económico de Moncloa

En el Gobierno temen que se acelere el fin del ciclo inversor y que ya no se puedan maquillar los escándalos políticos

Las empresas de EEUU y Reino Unido lapidan el relato económico de Moncloa

María Jesús Montero, ministra de Hacienda; y Carlos Cuerpo, ministro de Economía | Ilustración: Alejandra Svriz

28 de abril de 2025.- Inauguración del primer Invest in Spain Summit convocado conjuntamente con el ICEX y el Ministerio de Economía para poner en valor el “gran momento” de la inversión extranjera (IED) en España. Nada menos que 120 empresarios y directivos de 75 multinacionales de 25 países provenientes de capitales como Londres, Nueva York, Berlín, París, Tokio, Shanghai, Pekín y Abu Dabi acudieron al Real Casino de Madrid para escuchar a los ministros españoles hablar de las bondades de nuestro país y establecer alianzas para nuevos proyectos. Pero a eso del mediodía y a la mitad de la jornada -que iba a ser clausurada por Pedro Sánchez– se fue la luz y se cortaron las comunicaciones de los móviles. Todo se fue a negro y solo los equipos electrógenos del histórico edificio impidieron un apagón total.

Pero no se evitó el bochorno. Miembros del Gobierno intentaron continuar la jornada, pero fue imposible al ver que el apagón era a nivel nacional. Muchos se marcharon, otros tuvieron imposible salir y la mayoría intentó comunicarse sin éxito a través de sus teléfonos. El gran evento, que el Ministerio de Economía y el equipo del Carlos Cuerpo llevaban semanas preparando, saltó por los aires y de la peor manera, con un corte eléctrico y de telecomunicaciones que ponía en duda la resiliencia de las infraestructuras críticas, uno de los elementos que -paradójicamente- más valoran los inversores extranjeros. “Nadie que haya estado ese día guarda un buen recuerdo y es probable que quien tenía dudas sobre si invertir en España haya reculado”, señala un asesor de empresas extranjeras que estuvo presente en el caótico evento.

“Si el objetivo era atraer inversión, desde luego no lo consiguieron”, dice otro empresario habituado a hacer negocios con compañías extranjeras. El mismo agrega que, sin embargo, la confianza no se perdió de golpe en la infausta jornada del 28 de abril. Todos los consultados coinciden en señalar que estamos ante un paulatino deterioro que se está comenzando a notar este año, pero que ya se arrastra desde hace meses. Los ciclos son lentos y es probable que el dinero desembolsado en 2025 se haya decidido hace al menos tres o cuatro años, lo que implica que las reticencias en España que se venían acumulando en 2022 o 2023 ahora empiezan a surtir efecto. Y las noticias no son buenas.

‘Récord’ de inversión

17 de enero de 2023.- Pedro Sánchez interviene en el Foro Económico de Davos y lo hace destacando que en 2022 España había atraído proyectos por valor de 30.000 millones de euros, un “récord histórico”. Y agregó que “las mayores multinacionales del mundo” ya estaban invirtiendo en proyectos emblemáticos en España, de áreas tan variadas como las gigafactorías, los centros de datos, el hidrógeno o la ciberseguridad. Nuevamente, el presidente del Gobierno utilizaba la inversión extranjera como argumento para presumir de la estabilidad económica. El famoso relato entendido como el conjunto de declaraciones públicas utilizadas para desviar la atención de la disputa política y que desde Moncloa hacen uso de manera recurrente cuando las noticias vienen mal dadas.

Sin contar con que el verdadero récord histórico de este indicador se alcanzó en 2018 con 55.571 millones y con Mariano Rajoy como presidente, Moncloa ha seguido utilizando el comodín de la inversión para poner en valor su agenda económica. Y la realidad es que desde entonces las grandes cifras no han acompañado. El mismo año en el que Sánchez presumía, las cifras de entrada de capital foráneo se ralentizaron hasta los 28.200 millones y en 2024, pese a que se registraron 36.000 millones, la IED neta cayó un 5%, y los flujos de capital foráneo reales -incluyendo solo capital y patrimonio- cayeron un 30%, hasta los 16.700 millones, la mitad de las cifras oficiales de las que el Ejecutivo suele presumir en foros internacionales.

Dos años (entre 2023 y 2024) en los que la inestabilidad política ha sido recurrente, primero con sucesivas elecciones y constantes períodos de parálisis institucional y luego con los problemas del Gobierno para sacar adelante leyes y proyectos económicos y políticos, lastrados por la dificultad para articular mayorías parlamentarias de consenso. Una etapa en el que además el Ejecutivo de Pedro Sánchez se ha abonado al populismo político; ha endurecido el escudo antiopas para controlar la entrada de cualquier inversor foráneo como en Telefónica, Talgo e Indra; ha aumentado el control de otras operaciones como la opa de BBVA y Sabadell; y ha mantenido una constante persecución del mundo empresarial como el caso Ferrovial, con declaraciones altisonantes y mayor una presión fiscal y laboral.

EEUU y Reino Unido

20 de junio de 2025.- La Secretaría de Estado de Comercio, dependiente del Ministerio de Economía, publica las cifras de inversión extranjera del primer trimestre de este año y los datos son demoledores: una caída del 45% y 3.370 millones menos entre enero y marzo confirman este agotamiento. Las cifras han caído como un jarro de agua fría en los despachos de Nuevos Ministerios y en La Moncloa, ya que -de haber sido positivas- podrían haber sido un buen parapeto ante las dificultades de carácter político que acechan al Ejecutivo. Por el contrario, estos malos datos se conocen precisamente en medio de las investigaciones por corrupción que cercan al Gobierno, principalmente el caso Ábalos, que cada vez arroja más indicios de una supuesta financiación ilegal del PSOE. Las fuentes consultadas indican que el capital foráneo no se marcha (solo) por la corrupción, pero advierten que tampoco ayuda el clima de descomposición institucional en el que parece entrar España.

Como subrayan directivos consultados, la pérdida de la confianza es un proceso largo que lleva años abonando el propio Gobierno y que también tiene que ver con la carga burocrática que frena licencias y permisos; o la parálisis regulatoria y retos estructurales en los que todavía estamos rezagados con relación al resto del continente como la sostenibilidad fiscal o la transición digital o ecológica. Hacer negocios en España es cada vez más difícil y la situación está lejos de mejorar si la empresa es extranjera, pese a lo que diga el optimismo de La Moncloa. De hecho, esta semana se conoció que España pasaba del lugar 8 al 11 de los 25 mercados más atractivos para invertir, según la consultora Kearney. Y eso no lo dicen los españoles, ni los medios, ni la ultraderecha; lo dicen los propios inversores.

El caso es que la sensación que hay en el Ministerio de Economía es de fin de ciclo. Y las cifras conocidas esta semana han asestado un duro golpe donde más nos duele, ya que nuestros dos inversores históricos –Estados Unidos y Reino Unido- se han hundido a la mitad en el primer trimestre del año (de los 1.300 a los 600 millones en solo tres meses) y la previsión es que este bajón se mantenga en lo que queda de 2025. No es casualidad que las empresas de EEUU reduzcan su interés en España considerando la actual incertidumbre de la guerra comercial iniciada por Donald Trump, pero sorprende que los grandes fondos afincados en Londres retrocedan de manera tan brusca. Una clara señal de que la confianza definitivamente va en retirada. Si se mantiene esta proyección podríamos terminar como el peor año en cuanto a volumen de capital foráneo desde que acabara la pandemia, algo que terminaría desmontando todo el argumentario de que, pese a que hay casos de corrupción, el rumbo económico justifica que el PSOE siga en La Moncloa.

Relato de Moncloa

Desde hace varias semanas los economistas, el Ibex y las grandes empresas advierten de que el ciclo económico expansivo español puede estar en peligro si se mantiene indefinidamente en el tiempo un Gobierno agónico acosado por casos de corrupción. De hecho, ya hay informes que están recortando las que hace solo dos meses eran las mejores previsiones de crecimiento de la Unión Europea. Tampoco ayuda la escasa ejecución de los fondos europeos Next Generation que no terminan de llegar al aparato productivo real. Y si a esto le sumamos el endémico endeudamiento público (que viene dopando la economía los últimos años), la baja productividad y un mercado del trabajo que sigue a la cola de Europa, podemos ver que el panorama para los próximos meses no es nada halagüeño. Un contexto en el que la caída de la inversión extranjera es la puntilla.

Esto ha generado que en el Ministerio de Economía y en La Moncloa hayan entrado en un estado de pánico permanente, al menos igual de preocupante que el político. Muchos dentro del Gobierno creen que cada vez es más difícil sostener el milagro económico y el relato triunfalista que ha venido acompañando a Pedro Sánchez desde que llegó al Ejecutivo. Y todo en el peor momento, cercados por casos de corrupción, con la posibilidad cierta de que surjan nuevas implicaciones al entorno del propio presidente del Gobierno. Tampoco ayuda el demoledor informe de JP Morgan que este viernes advirtió de los problemas que podía tener el caso Cerdán para la confianza internacional y adelantó que un escenario de nuevas elecciones es cada vez más probable para dar estabilidad. Motivos más que suficientes como para que cada vez sea más difícil ver a Carlos Cuerpo presumiendo de velocidad de crucero y proyectos de ley de su cartera en el Consejo de Ministros. Y todo mientras los inversores, en especial los de EEUU y Reino Unido, se baten en retirada.

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