La cruzada de Trump contra la inmigración
‘El Gris importa’ analiza la respuesta del presidente estadounidense y su política de deportaciones
Hace unas semanas y tras una serie de redadas masivas lanzadas por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, miles de inmigrantes y activistas de izquierdas se echaron a la calle en Los Ángeles, Nueva York, Chicago, Houston y otras ciudades, para protestar contra unas deportaciones masivas que, en su opinión, vulneran el derecho internacional.
No es la primera vez que Estados Unidos pone el foco en la inmigración ilegal. A principios de los años 90, el asunto incomodaba tanto a los republicanos como a los demócratas, aunque por motivos distintos. Los republicanos se quejaban de que los inmigrantes ilegales vivían de la asistencia pública y los demócratas, de que robaban los trabajos a los estadounidenses.
A esta ola de indignación, respondieron sucesivamente Bill Clinton, George Bush hijo y Barack Obama. Clinton impulsó en 1996 una reforma que negaba el derecho de los inmigrantes a la mayor parte de prestaciones sociales; Bush hijo aprobó en 2006 la Ley de la Valla Segura, que reforzaba la seguridad en los puntos débiles de la frontera con México, y por último, Barack Obama intensificó las deportaciones, como ya he comentado.
Estas políticas restrictivas, unidas a la Gran Recesión, hicieron que la inmigración ilegal revirtiera. De 2008 a 2020, el número de residentes no autorizados en Estados Unidos se redujo en más de un millón.
Parecía que el problema estaba resuelto, pero no fue así. En la década de 2010, los inmigrantes descubrieron una laguna en la ley estadounidense de asilo. Si nada más cruzar la frontera, te entregabas a las autoridades en lugar de ocultarte, tenías derecho a que te viera un juez. Y aunque al final este te acabara denegando el asilo, para cuando fuera a comunicártelo ya podían echarte un galgo, porque habías encontrado trabajo, un piso e incluso te habías casado y tenido hijos.
El resultado ha sido una inundación de inmigrantes ilegales, percibida por muchos americanos como fraudulenta, lo que explica su irritación.
¿Se ha dejado pudrir el problema de la inmigración? Siendo esta positiva en términos generales, ¿existe algo parecido a un exceso de inmigración? ¿Está gestionando Trump el asunto adecuadamente? ¿Tiene razón cuando llama hipócritas a los progres que critican sus redadas? ¿Y por qué las ha parado?
De todo ello debaten el profesor del IESE Javier Díaz-Giménez y el corresponsal económico de THE OBJECTIVE, Miguel Ors Villarejo, en este nuevo episodio de El Gris Importa.