Un informe augura que los fármacos contra la obesidad coparán el 9% del mercado en 2030
Uno de cada dos habitantes del planeta tendrá sobrepeso u obesidad para esa fecha

Una mujer comprando en un supermercado. | EP
En 2030, uno de cada dos habitantes del planeta tendrá sobrepeso u obesidad. La cifra, alarmante desde el punto de vista de salud pública, está generando también un profundo reordenamiento del mercado farmacéutico global. El auge de los medicamentos contra la obesidad —especialmente los basados en el péptido similar al glucagón-1 (GLP-1)— está dando lugar a una nueva era en la industria.
Estos fármacos, diseñados inicialmente para tratar la diabetes tipo 2 pero con potentes efectos sobre la pérdida de peso, se han convertido en un fenómeno global. La categoría, que hasta hace pocos años era marginal, ahora no solo cuenta con una identidad propia, sino que promete protagonizar una transformación sin precedentes en el sector. Según las proyecciones, los medicamentos contra la obesidad representarán el 9% del total de las ventas farmacéuticas mundiales en 2030, un dato sin precedentes para una clase terapéutica relativamente reciente, según un reciente informe publicado por Evaluate.
El ascenso imparable del GLP-1
Entre los nombres que lideran esta revolución está el de Eli Lilly, cuya molécula estrella, la tirzepatida, ha marcado un punto de inflexión. Comercializada como Mounjaro y Zepbound, esta molécula se proyecta como uno de los fármacos más vendidos de todos los tiempos. De cumplirse las estimaciones, alcanzará un volumen de ventas cercano a los 62.000 millones de dólares para 2030, más del triple que Humira, el histórico superventas de AbbVie para enfermedades autoinmunes, y muy por encima de los ingresos de Keytruda, el tratamiento oncológico de Merck & Co. que lideró las ventas globales el año pasado. En 2024, el volumen de ventas de Mounjaro y Zepbound fue de 16.400 millones.
El impacto de los GLP-1 no se limita a uno o dos productos exitosos. Se espera que cinco de los diez medicamentos más vendidos del mundo en 2030 pertenezcan a esta clase terapéutica, y que cuatro de los diez candidatos más prometedores en desarrollo también estén basados en esta tecnología. En otras palabras, la nueva columna vertebral del mercado farmacéutico será el control del peso corporal.
Una batalla farmacéutica de alto calibre
El éxito de Lilly no es fruto del azar. Además de Zepbound, la farmacéutica estadounidense cuenta con otros dos desarrollos estratégicos: orforglipron, el primer GLP-1 oral con resultados clínicos sólidos, y retatrutida, un agonista triple con grandes expectativas en la lucha contra la obesidad. Ambos figuran entre los tres activos más valiosos en investigación y desarrollo, según analistas del sector.
En contraste, Novo Nordisk, pionera en el mercado con la semaglutida (comercializada como Wegovy y Ozempic), aborda varios desafíos. A pesar de haber liderado inicialmente el segmento, su lenta reacción ante los problemas de escasez de Wegovy permitió la proliferación de medicamentos compuestos en farmacias y le hizo perder terreno frente a Lilly. La situación se agrava con la inclusión de la semaglutida entre los 15 medicamentos seleccionados bajo la Ley de Reducción de la Inflación de Estados Unidos, lo que obligará a negociar precios con Medicare a partir de 2027.
Novo aún guarda una carta potente: CagriSema, una combinación de semaglutida con cagrilintida, otro agonista hormonal que mejora la saciedad. Este compuesto lidera las listas de I+D, con ventas máximas proyectadas de más de 80.000 millones de dólares. Sin embargo, sus recientes resultados en fase 3 no convencieron, lo que ha obligado a Novo a lanzar un nuevo ensayo clínico con dosis diferentes y mayor duración. Si no logra mejorar, su eficacia se igualaría a la de Zepbound, pero con un proceso de fabricación más complejo y costoso.
Cambios en el tablero global de la obesidad
Este reordenamiento no solo afecta a productos o indicaciones, sino a la posición de los gigantes del sector. Con el impulso de los GLP-1, Eli Lilly se ha convertido en la farmacéutica más valiosa del mundo por capitalización bursátil, triplicando el valor de Novo Nordisk y superando ampliamente a pesos pesados históricos como Pfizer, Novartis o Roche.
Las proyecciones a 2030 colocan a Lilly como la líder absoluta del mercado farmacéutico global, con ingresos estimados que casi duplican los de sus competidores más cercanos. Su crecimiento se debe en gran parte al tirón de los medicamentos contra la obesidad, un área hasta hace poco marginal que ahora se percibe como una oportunidad estratégica, en parte gracias al cambio de narrativa en torno al sobrepeso: de una condición atribuida al estilo de vida a una enfermedad crónica tratable.
Más allá de la aguja: el futuro del GLP-1 oral
Una de las claves del futuro de este mercado será la conveniencia. Hasta ahora, la mayoría de los GLP-1 se administran por vía subcutánea, una barrera para muchos pacientes. En este contexto, Lilly ha vuelto a adelantarse con orforglipron, un GLP-1 oral que mostró en abril de 2025 resultados prometedores en fase 3: una pérdida de peso promedio del 7,9% con la dosis más alta. Si bien esta cifra es inferior al 20,2% registrado con la tirzepatida inyectable, el tiempo de tratamiento fue más corto. La conveniencia del formato oral, sin necesidad de refrigeración ni inyecciones, podría ser un factor decisivo para su adopción masiva.
A pesar del auge, el mercado de los GLP-1 está lejos de haber alcanzado su madurez. La competencia se intensifica, los ensayos clínicos continúan y la presión regulatoria y de precios aumenta. Pero lo que sí parece claro es que, en un mundo en el que la mitad de la población vivirá con sobrepeso u obesidad, los medicamentos que prometen controlarlo serán también los que dominen la industria.