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Economía

El absentismo laboral sigue imparable: 2025 se llevará por delante 32.000 millones en costes

El presidente de CEOE, Antonio Garamendi, afirma que estamos ante un mal endémico, sobre todo para las pymes

El absentismo laboral sigue imparable: 2025 se llevará por delante 32.000 millones en costes

Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo. | Europa Press

El absentismo está a punto de convertirse en un fenómeno estructural. Hay que retrotraerse a 2020, cuando España registraba la cifra récord de absentismo en el segundo trimestre de aquel año, en plena pandemia. Entonces, fue casi del 21% para la jornada completa y del 31% para la parcial.

Tras ese pico, los niveles se han ido reduciendo. Sin embargo, aún se mantienen próximos al 10%, unas cifras que se alejan del 3,6% que se registraba en 2019. Estos son algunos de los datos del informe Absentismo laboral 2025, elaborado por Gi Group Holding, y que reflejan que esta problemática ya no es un fenómeno coyuntural, sino un desafío estructural. Tanto es así que a día de hoy, de los 21,8 millones de ocupados que hay, 1,47 millones no acuden a sus puestos de trabajo diariamente.

El absentismo laboral también ha sido el tema central de la Asamblea General celebrada hace pocos días por la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo (AMAT). En la cita se afirmó que el coste del absentismo laboral derivado de contingencias comunes crecerá en torno al 10%, superando los 32.000 millones de euros. Asimismo, el número de procesos indicados de estas bajas laborales crecerá más de un 6%, superando los 9,2 millones de personas.

1,47 millones de personas no van a trabajar

La Asociación Española de Directores de Recursos Humanos (Aedrh) acaba de organizar un encuentro para debatir precisamente sobre el absentismo laboral. Un foro que se enmarcó en la llegada de Aedhr al País Vasco y que reunió a directores de recursos humanos, empresarios y expertos en relaciones laborales para analizar su impacto.

Los principales protagonistas del encuentro fueron los resultados más recientes sobre estos estudios, que prueban una tendencia sostenida: en el cuarto trimestre de 2024, la tasa de absentismo general alcanzó el 6,7%, según el Instituto Nacional de Estadística (INE) y la Encuesta de Población Activa (EPA).

Por comunidades autónomas, Asturias (8,4%), Aragón (7,5%) y País Vasco (7,5%) son las que lideran el ranking con las cifras más elevadas de absentismo general. Mientras, en la parte baja de la tabla se sitúan Madrid y Andalucía, con un 6,2%. En las
jornadas parciales, a la cabeza se mantiene Asturias con un 7%, seguido de Galicia, Murcia y Navarra. Las regiones con menores tasas son La Rioja y Extremadura.

Gestionar el absentismo no es opcional

Los estudios aportados por la Aedrh revelan además que los niveles más elevados de absentismo general se siguen concentrando en ramas de actividad con alta exigencia física o emocional, como la sanidad (10%), la gestión de residuos y saneamiento (9,1%), actividades administrativas y auxiliares (8,3%), la administración pública o defensa (8%) y transporte y almacenamiento (7,9%).

Por ello, la prevención de riesgos, las mejoras de las condiciones laborales y el cuidado del bienestar físico y emocional son claves para reducir estas cifras y garantizar la continuidad operativa, sostiene esta asociación, ahondando en que «comprender y medir el absentismo es solo el primer paso».

Aun así, «el auténtico reto de las organizaciones consiste en abordar sus causas desde una perspectiva integral, que combine prevención, bienestar y modelos de trabajo más sostenibles, dado que, en un entorno laboral en transformación, gestionar el absentismo ya no es opcional: es una prioridad estratégica para garantizar la eficiencia, el compromiso y la resiliencia del tejido empresarial».

Cómo reducir las bajas

Para Juan Roca, presidente de AMAT, el diseño de las propuestas que contribuyan a reducir estas cifras con carácter de urgencia, es de absoluta prioridad empresarial. De ahí que «la reducción del número de procesos de baja de corta duración iniciados, el acortamiento de la duración innecesaria de las bajas y la eliminación de la bolsa de procesos con una duración superior a los 365 días, que ya superan los 210.000, casi cinco veces más que los existentes justo antes del inicio de la Pandemia en 2020, hoy resulta perentorio».

En opinión del presidente de la patronal de empresarios, CEOE, Antonio Garamendi, el perjuicio que estas bajas laborales están generando a la productividad y a la competitividad empresarial «genera costes inasumibles que afectan directamente la competitividad de las empresas e impactan de forma negativa en su eficiencia, en su rentabilidad y en el propio clima laboral». Asimismo, Garamendi mantuvo en la Asamblea General de AMAT que el absentismo es un «mal endémico» que deja «en la cuerda floja» a muchas empresas, especialmente a las pymes.

Mayores competencias a las mutuas

Entre las propuestas hechas por la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo se encuentra la de que se doten con recursos sanitarios los Servicios Públicos de Salud, el Instituto Nacional de la Seguridad Social y las mutuas con el objetivo de mejorar los diagnósticos iniciales, los tratamientos e intervenciones y el seguimiento de los procesos de baja, así como la mejor resolución de los procesos de larga duración.

En relación con los Convenios para la mejora de la Incapacidad entre los Servicios Públicos de Salud, el Instituto Nacional de la Seguridad Social y las Mutuas, que fueron fruto de los acuerdos entre CEOE, CEPYME, CCOO y UGT -ratificados por el Gobierno en septiembre de 2024-, transmite que el Instituto Nacional de Gestión Sanitaria y el Servicio Público de Salud de las Islas Baleares ya los han suscrito, y se está a la espera de que otras comunidades autónomas se sumen.

Otra de las cuestiones que se trataron fue la necesidad de otorgar mayores competencias a las mutuas para poder gestionar integralmente algunos los procesos de baja laboral, en concreto los relacionados con una patología traumatológica, estableciendo a su vez un mecanismo de garantía para los trabajadores al que puedan recurrir en caso de disconformidad.

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