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Economía

Los españoles dedican el 62% de sus días de trabajo al año a pagar impuestos

Según la Fundación Civismo, los trabajadores no estarán ‘liberados’ de la carga fiscal hasta el 18 de agosto

Los españoles dedican el 62% de sus días de trabajo al año a pagar impuestos

María Jesús Montero, vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda.

Los españoles dedican el 62% de sus jornadas de trabajo solo para pagar impuestos y contribuir así al erario público. Eso quiere decir que hasta el próximo 18 de agosto no se está fiscalmente liberado: el trabajo está prácticamente consagrado a cumplir con Hacienda, según explica a THE OBJECTIVE la Fundación Civismo.

En 2025, el ciudadano medio dedicará 228 días de trabajo al pago de los impuestos. Y esta no es una buena noticia -recalca esta fundación en el informe titulado Día de la Liberación Fiscal– porque supone 16 días más que en 2024, cuando cayó el 30 de julio. Este aumento de días equivale a un incremento del esfuerzo fiscal del 7,5 % en apenas un año. En este caso, los catalanes dedican 11 días más al pago de impuestos que los madrileños.

Sin duda, una de las consecuencias directas de este alargamiento impositivo es el incremento de la presión fiscal efectiva. Una presión que, según estos cálculos, se eleva ya a más del 54,5 % de la renta disponible. La carga fiscal soportada por el contribuyente no se limita al calendario, sino que también se expresa en términos de presión efectiva sobre su renta disponible. De manera que, a finales de 2025, el ciudadano medio habrá dedicado más de la mitad de sus ingresos (un 54,5 %) a los impuestos. Esta elevada cifra representa un aumento acumulado de más de cinco puntos porcentuales desde 2019 y refleja un modelo impositivo que grava con especial intensidad las rentas del trabajo y el consumo en detrimento de otros tipos de ingresos.

El incremento silencioso de la carga fiscal

Uno de los factores clave que explican este fenómeno de la presión fiscal -destaca la Fundación Civismo- es precisamente la ausencia de deflactación de los tramos del IRPF, lo que acaba provocando un incremento silencioso de la carga tributaria. En el caso de la política fiscal, donde no se han introducido reformas explícitas en el impuesto sobre la renta, la recaudación por IRPF ha crecido notablemente, debido a que la inflación y el aumento nominal de los salarios han empujado a millones de contribuyentes a tramos impositivos superiores, pero sin una mejora real de su poder adquisitivo, como ya constatan los últimos datos de Eurostat, como se puede apreciar en el gráfico inferior.

Crecimiento del PIB por persona ocupada de las cuatro grandes economías, según datos de Eurostat. En este ranking, y a pesar del crecimiento del PIB, España se encuentra en la última posición.

Este mecanismo —conocido como progresividad fría— constituye, ya en sí, una forma de inflación fiscal encubierta que distorsiona el principio de transparencia y afecta la capacidad de planificación financiera de los ciudadanos. Según indica el Banco de España, la progresividad en frío da lugar a un aumento de los tipos medios efectivos cuando los parámetros del IRPF (los tramos y los beneficios fiscales) no se actualizan plenamente con la inflación, que es lo que sucede ahora.

Mayor recaudación

La Fundación Civismo también hace hincapié en el incremento exponencial de la recaudación fiscal. Así, entre 2020 y 2024, la recaudación por IRPF ha pasado de 86.221 millones a 129.408 millones de euros, lo que representa un aumento de más del 50% en solo cuatro ejercicios fiscales.

Este crecimiento «no responde a una reforma estructural ni a una mejora sustancial de la economía de los hogares, sino a un fenómeno de inercia recaudatoria alimentado por la inflación acumulada y la falta de adecuación del impuesto al contexto económico real. Este uso del IRPF como herramienta de recaudación silenciosa pone en tela de juicio los principios de neutralidad, equidad y previsibilidad que deberían regir el diseño tributario».


Entretanto, los datos de la Agencia Tributaria confirman que en 2024 los ingresos del Estado alcanzaron más de 294.000 millones de euros, lo que supone un incremento del 8,4 % respecto a 2023. Pero este aumento -destaca la Fundación Civismo-, «no se debe a nuevas reformas fiscales, sino a dos factores principales, como la ampliación automática de las bases imponibles vía inflación y el fin de las rebajas fiscales extraordinarias aplicadas durante ejercicios anteriores».

Más impuestos

Más allá del IRPF y el IVA -subraya el think tank-, el ciudadano medio dedica otros 4.850 euros al año a impuestos como el IBI, el impuesto de circulación, transmisiones patrimoniales, sucesiones y diversas tasas municipales. Estos tributos suponen más de 80 días laborales adicionales y, aunque menos visibles en el debate público, son omnipresentes en la vida cotidiana del contribuyente, sumando carga fiscal sin la correspondiente visibilidad o justificación política.

En opinión de los expertos, el esfuerzo fiscal no se distribuye de forma homogénea. El día de la Liberación Fiscal varía según el lugar de residencia del contribuyente. Mientras que en el País Vasco se alcanza el 12 de agosto, en Cataluña y Extremadura no se logra hasta el 24 de agosto. Esta diferencia responde principalmente al diseño del IRPF autonómico y a la existencia de tributos propios regionales, como en el caso de Cataluña, que cuenta con más de 15 impuestos adicionales que agravan la carga impositiva local.

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