The Objective
La otra cara del dinero

¿Por qué queremos la NFL en Madrid y no el Barça en Miami?

«La competición de fútbol americano comienza este viernes con una clara vocación de expandir su negocio por el mundo, la capital española incluida»

¿Por qué queremos la NFL en Madrid y no el Barça en Miami?

Los Miami Dolphins en el partido contra los New York Jets de la NFL. | REUTERS

La NFL lleva años confirmándose como la gran caja registradora del deporte estadounidense. El viernes comienza una nueva temporada con los datos financieros de la anterior todavía calientes: facturó 13.840 millones de dólares, repartidos equitativamente a 432 millones por franquicia. Un 7,5% más que la temporada anterior. Charean Williams matiza en la NBC que la primera vez que se conocieron estos datos, hace 18 años, los ingresos por franquicia fueron de 138 millones… 

Los ingresos incluyen derechos audiovisuales, patrocinios, ingresos compartidos y otros negocios. No los mercados internacionales. Y ahí es precisamente donde la NFL quiere apurar. The Economist se ha hecho eco de «las crecientes ambiciones globales del fútbol americano» y subraya que la NFL «jugará más partidos en el extranjero en 2025 que nunca antes». El movimiento no es solo cuantitativo: la liga «ha cambiado su forma de promocionarse en el extranjero». Hasta ahora, los equipos podían promocionarse en el extranjero, pero los ingresos iban a la caja común de la liga, pero desde 2022, la NFL deja a los equipos «solicitar el derecho a considerar los países como mercados locales, lo que les permite conservar los ingresos».

Un análisis de Ben Fischer en el Sport Business Journal concluye que, «tres años después, los ingresos del programa de mercados globales siguen siendo mínimos». Fischer sostiene que «los equipos siempre supieron que construir sus marcas en el extranjero sería un proceso minucioso, y que las expectativas realistas a corto plazo se entienden mejor con métricas como los seguidores en redes sociales que con el dinero». Aun así, concluye, «el umbral para el reparto de ingresos es muy bajo», y que «algunos directivos de equipos afirman que su potencial de ingresos en el extranjero podría ser mayor con una mejor política de la liga». La clave está en los partidos, pero «estos son eventos operados por la liga. Algunos equipos afirman que les costará desarrollar un negocio de clubes sólido en el extranjero sin un mayor patrocinio en el estadio, los días de partido, los medios de comunicación y el inventario de entradas que puedan controlar ellos mismos».

Mientras se afina la maquinaria de management, los clubes ya están lanzando sus redes. El primer partido oficial de temporada fuera de Estados Unidos se remonta al 2 de octubre de 2005, pero fue en un mercado muy cercano: el Estadio Azteca de Ciudad de México. Asistieron, por cierto, 103.467 espectadores… Dos años después se inventaron la NFL International Series, con Londres como primer anfitrión. En 2016 volvió a Ciudad de México, en 2022 se apuntaron varias ciudades alemanas y el año pasado le tocó a Brasil. Este será el turno de Dublín…​ y Madrid. 

El 16 de noviembre, Miami Dolphins y Washington Commanders se enfrentarán en el Santiago Bernabéu. La involucración del Real Madrid en el negocio tiene su miga especialmente tras abanderar la negativa de la mayoría de clubes españoles a que FC Barcelona y Villarreal disputen un partido de la liga española de fútbol precisamente en Miami, la sede de los Dolphins. El Madrid ha llegado a anunciar que pedirá a UEFA, FIFA y CSD que lo prohíba. El principal promotor del partido, el presidente de Laliga Javier Tebas, dijo hace poco en el programa Tablero Deportivo de RNE: «Luego viene la NFL aquí y estamos encantados».

Contra la analogía entre ambos movimientos se puede argumentar fundamentalmente por tres vías. La primera, más técnica, tiene que ver con el cauce elegido por LaLiga: según los equipos en contra del partido y el sindicato de futbolistas, no se ha consultado a todos los implicados. En este sentido, se puede considerar que se trata de los primeros movimientos y, si la práctica de jugar partidos oficiales de la competición nacional fuera de España se consolidara, la maquinaría se iría engrasando. 

La segunda vía es la deportiva. El Real Madrid esgrime una tercera cuestión: el partido en Miami rompería la igualdad del formato de La Liga porque el Barça jugaría en terreno neutral en vez de visitante. No les ha parecido mal, sin embargo, que los Miami Dolphins, designados como locales en su partido en Madrid, desperdicien ese factor en favor de los Washington Commanders. 

Y aquí entra el tercer argumento, más de fondo, incluso filosófico. La concepción estadounidense del deporte difiere bastante de la europea. Contra el partido del Barça y el Villarreal en Miami ha llegado a clamar nada menos que el comisario europeo de Juventud, Cultura y Deportes, Glenn Micallef, que llegó a decir que, más que de una «innovación», se trataría de una «traición» a las aficiones. Los aficionados americanos son menos sentimentales: van al estadio a disfrutar de una experiencia de ocio.

Los Washington Commanders que jugarán en noviembre en el Bernabéu nacieron en 1932 en Boston. Se llamaron Boston Braves hasta que decidieron cambiar el nombre por el de Redskins. Años después, los dueños se llevaron el equipo a la capital estadounidense, y en 2020 se quitaron lo de Redskins para llamarse Commanders. ¿Se imagina que a la directiva del Barça se le ocurriera llevarse el equipo a Madrid y rebautizarlo como Real? 

Por supuesto, existen posiciones intermedias. Los clubes de fútbol españoles no están, ni probablemente lleguen a estar, tan enfocados al negocio puro y duro como los de la NFL. Pero tampoco podemos negar su evidente vertiente financiera. Además, algunos parecen olvidar que ya se abrió el melón con la disputa de una competición oficial, la Supercopa, en Arabia Saudí. En cualquier caso, no estaría mal aprovechar la incursión de los comerciales de la NFL en nuestro país para aprender de los mejores en la materia…

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