El Banco de España prevé que el PIB de 2026 crecerá la mitad que en 2023
Los inmigrantes y la inversión son los principales factores del crecimiento económico de este último trimestre

José Luis Escrivá, gobernador del Banco de España, en un momento de su última intervención en una conversación con estudiantes de Cunef. | Europa Press
Sorpresa positiva en el segundo trimestre del año. Al igual que otros organismos, y en línea con la última revisión al alza de los datos macroeconómicos del Gobierno, el Banco de España estimó ayer que el PIB de nuestra economía cerrará el año con un efecto arrastre del 2,6%. Por tanto, una décima más, que cambia las previsiones del mes de julio, gracias a la buena respuesta de este segundo trimestre.
Sin embargo, y pese a este dinamismo, el organismo supervisor que preside José Luis Escrivá no prevé que el crecimiento del PIB de 2026 sea tan robusto. De hecho, de cara a los próximos trimestres, la entidad supervisora proyecta una senda de desaceleración de la tasa de crecimiento del PIB, previendo que el de 2026 sea casi la mitad que el alcanzado en 2023 -pasando de un 3,2%, al 1,8% en 2026 y, al 1,7% en 2027-.
Son porcentajes que, por otra parte, contrastan sensiblemente con las proyecciones de los servicios económicos del Gobierno, ya que, con mayor optimismo que el Banco de España, el Ejecutivo estima en su nuevo cuadro macroeconómico un crecimiento del PIB del 2,7% para 2025, y del 2,2% para el próximo año.

La inmigración y la inversión
Más allá de estas comparaciones, el Banco de España también reconoció este martes a THE OBJECTIVE, que los dos principales puntales que explican la última revisión al alza se deben, por un lado, a la contribución de los inmigrantes al aumento del consumo privado y del empleo y, por otro, al despegue de la inversión, tanto pública, como privada.
En el caso de la inversión privada, el origen está en la compra de vivienda, bienes de equipo, construcción no residencial y vehículos de transporte. En este sentido, el Banco de España también observa la contribución en el PIB de los fondos Next Generation. Ayuda de la que España se está beneficiando en estos momentos, al menos hasta 2026, pero cuyo efecto podría dejar de notarse a partir de esa fecha.
El Gobierno estima que la previsión del incremento de la inversión de las empresas es de 1,4 puntos, hasta el 5,7% este año, mientras que se espera un avance del 5,1% en 2026. Además, sostiene que la contribución positiva del consumo privado se mantiene, con crecimientos del 3,1% en 2025 y del 2,4% en 2026, apoyados en la creación de empleos y las subidas salariales que permiten la recuperación progresiva del poder adquisitivo. Y, en clave laboral, contempla la generación de medio millón de puestos de trabajo de media en 2025 y 2026, hasta rozar los 23 millones, y que este ritmo se mantenga en los siguientes ejercicios.
Una economía boyante
En sintonía con las proyecciones del Gobierno, aunque con porcentajes más ajustados al consenso general de los organismos especializados, el Banco de España hizo este lunes un balance positivo de la marcha de la economía, subrayando los datos e incluso calificando la situación de boyante. Eso sí, teniendo en cuenta que España aún sigue teniendo muy malos ratios de paro; la vivienda es un asunto sangrante con un déficit de hasta 600.000 nuevos hogares, y los salarios medios no están en consonancia con el nivel de la vida en España.
Salvando todo esto y pasando por el alto, el impacto que sobre la economía tiene el creciente coste de las pensiones -algo ya viene ocurriendo desde las anteriores previsiones económicas del mes de julio, con las que se despidió de su cargo como responsable de la Dirección Económica Ángel Gavilán-, Galo Nuño hizo ayer una exposición de alto valor macroeconómico, poniendo especial relieve en el incremento de la recaudación tributaria de este equipo de gobierno.
Más ingresos que gastos
Tras su análisis, el Banco de España destaca cómo los ingresos públicos continúan evolucionando de manera muy positiva. Y la prueba es que con la información que tienen hasta mayo, estima un aumento interanual del 6,6%, que, una vez ajustado de comportamientos intraanuales irregulares, situaría el avance de estos ingresos por encima del 8% en términos homogéneos. Este dinamismo -remarca el órgano supervisor- se apoya en el crecimiento notable de los impuestos y de las cotizaciones sociales, impulsados por el aumento de la renta de los hogares y de las sociedades, así como por las medidas aplicadas.
El gasto público, aunque muestra un menor dinamismo que los ingresos, registra también tasas de crecimiento significativas (5,7%), con un avance del 5,6% en el gasto primario corriente, lo que podría implicar una senda de crecimiento del gasto primario en términos netos —de medidas discrecionales de ingresos y otros componentes— superior a la establecida en el Plan Fiscal y Estructural de Medio Plazo (Pfemp). Con todo -incide el Banco de España-, el fuerte avance de los ingresos habría conllevado una mejora del saldo de las administraciones públicas hasta mayo, que sería coherente con una reducción del déficit público para el conjunto del año 2025, hasta situarse algo por debajo del objetivo del Gobierno del 2,8% del PIB.
En sus últimas previsiones, el Banco de España concluye que mientras la inflación general iniciará previsiblemente a partir
de octubre una senda descendente hacia tasas cercanas al 2%, la deuda se estabilizará y la financiación de los hogares seguirá creciendo. Las principales fuentes de riesgo -indican- siguen estando en la evolución de las actuales tensiones comerciales, el comportamiento de los mercados internacionales, la reciente evolución de los costes laborales y la atonía de la productividad por ocupado, así como la magnitud y composición de los fondos Next Generation y del gasto en defensa.