Funcas califica de «decepcionante» la gestión de Sánchez de los fondos Next Generation
Insiste en que todavía le quedan por ejecutar 25.000 millones y prácticamente los 84.000 millones de préstamos

Pedro Sánchez.
El Área Financiera y de Digitalización de Funcas acaba de analizar la ejecución que el Gobierno ha hecho hasta ahora del programa europeo de Recuperación y Resiliencia, conocido por los fondos Next Generation (NGEU). Con un balance crítico de los pasos dados, a poco menos de que concluya el plan en agosto de 2026, la Fundación que preside Isidro Fainé mantiene que, si bien España ha recibido más de 55.000 millones de euros en transferencias, lo que sin duda la sitúa a la cabeza de Europa en asignación de fondos, la ejecución del Ejecutivo de Pedro Sánchez «es decepcionante», pues «apenas un tercio de lo comprometido se ha transformado en pagos efectivos, con un 22% de ejecución en 2024».
Además, «una parte significativa de los recursos se ha destinado a gasto corriente, limitando así su impacto transformador». Advierte, a su vez, «que la complejidad administrativa y la falta de proyectos tractores ponen en riesgo la capacidad de aprovechar plenamente esta oportunidad histórica».
Recuerda Funcas en este sentido cómo uno de los objetivos declarados de los fondos Next Generation era financiar gasto de capital (inversión pública) más que gasto corriente, para garantizar un efecto transformador duradero. Sin embargo -señala Funcas-, «España ha destinado una parte significativa de los fondos a gasto corriente (por ejemplo, contratación de personal, transferencias corrientes, prestaciones) para apuntalar servicios públicos en la crisis».
Es más, según datos de Eurostat -señala Funcas en sus Cuadernos de Información Económica-, en el período 2020-2024, España dedicó aproximadamente 7.877 millones de euros de los 31.821 millones recibidos a gasto corriente. Lo que supone hasta un 24,8 %, mientras que la proporción restante (75,2 %) sirvió para financiar gasto de capital o inversiones.
Aprender la lección
La experiencia acumulada -recalca este think tank dedicado a la investigación económica y social- debería servir para
simplificar trámites y compartir buenas prácticas de ejecución en este último periodo, dado que si las entidades ejecutoras aplican las lecciones aprendidas (por ejemplo, evitar sobrecargar a gobiernos locales sin capacidad, reforzar la asistencia técnica, extender plazos cuando sea razonable para no perder fondos, etc.), «es factible mejorar la absorción».
De hecho, apunta esta institución-, la flexibilidad de la Comisión para reprogramar hitos o reubicar fondos (como se
hizo con el hito del diésel pendiente) será también un aliado valioso, siempre que se mantenga la esencia transformadora. Más allá de 2026, la pregunta que quedará será: ¿se logró la transformación?
En opinión de Funcas, los juicios sobre los fondos, posiblemente deberán esperar algunos años adicionales, e incluso muchas inversiones del PRTR tendrán efectos que se apreciarán en la segunda mitad de la década: por ejemplo, nuevas infraestructuras de transporte completadas, capacidades industriales fortalecidas por los Perte, una administración más digitalizada y ágil, o una generación de jóvenes con mejor formación gracias a las reformas educativas. Por tanto, «si esas promesas se cumplen, la transformación habrá llegado, aunque con retraso». Por el contrario, «si tras el fin del programa la economía española vuelve a inercias previas –con la inversión pública otra vez a la baja, proyectos inconclusos y reformas descafeinadas–, entonces podría argumentarse que el NGEU fue una oportunidad en gran parte desaprovechada».
Riesgo de no agotar los fondos
Como consecuencia de la lenta ejecución, el Área Financiera y de Digitalización de Funcas también se plantea en su balance sobre el despliegue de los fondos Next Generation el riesgo de no agotarlos y perder oportunidades. Apunta por ello que queda hasta agosto de 2026 para culminar la ejecución de la enorme bolsa financiera restante. España -incide- todavía tiene que ejecutar del todo unos 25.000 millones de euros en subvenciones y prácticamente la totalidad de los 84.000 millones en préstamos de la Adenda.
Esto -adelanta Funcas- supone un desafío colosal en tan corto periodo. Desafío del que también se ha hecho eco la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) y otras entidades que han lanzado alertas sobre el riesgo de que algunos de estos proyectos no alcancen a completarse o que no se puedan ni tan siquiera comprometer todos los préstamos disponibles.
Aunque los préstamos tienen un calendario orientativo hasta 2026, su absorción depende de la demanda de las empresas y administraciones. Por otro lado, la Comisión Europea ya ha advertido a nuestro país de que el tiempo apremia, de modo que cualquier tramo que no se solicite antes de la fecha límite se perderá. España -señalaba recientemente el Tribunal de Cuentas Europeo- «tiene mucho camino por recorrer tanto respecto a los fondos como a los préstamos».
Un quinquenio insuficiente
Analizados los logros y los obstáculos, Funcas se pregunta: ¿Hasta qué punto los fondos NGEU están cambiando?
el modelo productivo español? Por ahora -responde el think tank-, muchos de estos recursos se han destinado a reforzar sectores ya existentes (por ejemplo, turismo sostenible, automoción verde) sin diversificar necesariamente hacia nuevas áreas de mayor valor añadido.
Asimismo, señala: «Esto no es negativo en sí, porque modernizar sectores tradicionales es valioso, pero significa que la economía española de 2025 sigue sustentada en patrones similares a los prepandemia, solo que con mejoras incrementales (vehículos más limpios, edificios más eficientes, etc.). Por tanto, la esperada transformación quizás requiera una continuidad de esfuerzos más allá de 2026, pues un quinquenio puede ser insuficiente para mutar estructuras arraigadas».

¿Qué pasa con 24.000 millones en subvenciones?
Sobre fondos europeos y gestión ha opinado para THE OBJECTIVE la eurodiputada del Partido Popular, Isabel Benjumea. Miembro de la Comisión de Presupuestos y de la Comisión de Asuntos Económicos del Parlamento Europeo, Benjumea mantiene que los fondos Next Generation están siendo un fracaso en España, a lo que añade otro aspecto grave: «Si tenemos en cuenta que somos el segundo mayor beneficiario de estos fondos y que junto a Italia suponemos el 50% del total de estos fondos, el fracaso de España implica un gran perjuicio para la Unión Europea».
Asimismo, «España ha recibido 55.000 millones de la parte de subvenciones y 16.000 millones de la parte de préstamos. ¿Qué sucede con los 24.000 millones restantes de subvenciones?», se pregunta. «Y, especialmente, con los 68.000 millones de préstamos. ¿Renuncian a los préstamos como ya está filtrando el Gobierno? ¿Es tal el atasco que tienen y la cantidad de retrasos acumulados, que ya no son capaces ni de pedir más dinero?».