Dos de cada cinco jóvenes abandonan su empleo en menos de un año en España
Los salarios bajos y la escasa flexibilidad laboral impulsan la fuga de talento joven en las empresas

Oficina de empleo en Madrid. | Europa Press
El 41% de los jóvenes españoles de la llamada Generación Z (entre 18 y 28 años) deja su puesto de trabajo en menos de un año, 11 puntos más que la media. En otras palabras, dos de cada cinco jóvenes abandonan su empleo en los primeros doce meses, según indica el estudio ‘Claves laborales de la Generación Z: visión a futuro y dinamismo’, elaborado por la empresa de recursos humanos Randstad. El informe identifica como principales causas de esta elevada rotación los salarios bajos, la escasa flexibilidad laboral y la falta de sintonía entre los valores de los jóvenes y los de las compañías.
Según los datos, un 38% de trabajadores de esta franja de edad es despedido antes de cumplir un año, en contraste con el 28% de la media general. Por otro lado, un 41% opta por renunciar voluntariamente, mientras que apenas un 11% manifiesta su intención de permanecer indefinidamente en la misma empresa. Esta tendencia resulta especialmente acusada si se compara con otras generaciones: el abandono temprano afecta al 29% de los millennials, al 23% de la Generación X y tan solo al 11% de los baby boomers.
El salario bajo aparece como la principal razón por la que los jóvenes de la Generación Z deciden dejar un empleo antes del primer año: un 40% señala el sueldo como el motivo determinante. A considerable distancia se sitúa la falta de flexibilidad (13%). También es el salario el principal incentivo para permanecer en una empresa (13%), seguido de la posibilidad de flexibilidad horaria (9%) y de las oportunidades de desarrollo profesional (8%).
En cuanto a los sectores donde se concentran, los jóvenes muestran preferencia por actividades más dinámicas como la hostelería (12%), las tecnologías de la información y telecomunicaciones (11%) y la educación (11%). En contraste, su presencia es menor en industrias tradicionales como el gran consumo, la agricultura y las ciencias de la vida, lo que refleja la necesidad de estas áreas de atraer talento joven para garantizar el relevo generacional. Además, solo el 45% trabaja a tiempo completo y un 25% lo hace a tiempo parcial, mientras que un 15% combina varios empleos para mantener su independencia o complementar ingresos.
Menos oportunidades para quienes empiezan
El panorama laboral se complica aún más por la reducción de vacantes dirigidas a perfiles sin experiencia. A nivel global, los empleos que exigen entre cero y dos años de trayectoria se han reducido un 29% desde 2024, un descenso que afecta de lleno a quienes intentan dar sus primeros pasos profesionales.
La situación se ve agravada por el avance de la automatización y la inteligencia artificial, que han asumido funciones antes desempeñadas por personas y han reducido las opciones de acceso al mercado para los recién llegados. Este fenómeno supone un doble desafío: para las empresas, implica gestionar plantillas volátiles y con una alta rotación; para los jóvenes trabajadores, conlleva una búsqueda constante de empleo y la frustración de no poder consolidar carreras estables.
Los expertos apuntan que revertir esta tendencia exige mejorar los salarios, aumentar la flexibilidad y promover culturas corporativas inclusivas y alineadas con los valores de las nuevas generaciones. De lo contrario, España corre el riesgo de perpetuar un ciclo en el que los jóvenes encadenan empleos precarios y de corta duración sin llegar a afianzar un desarrollo profesional sólido.
Estrés y ansiedad por trabajo
La inestabilidad laboral y las dificultades para consolidar una carrera profesional no solo tienen efectos económicos, sino también un fuerte impacto en la salud mental y física de los jóvenes. Según el informe ‘Inserción laboral juvenil: aspiraciones, preocupaciones y desafíos’, elaborado por Fundación Pfizer y Fad Juventud, uno de cada tres jóvenes en España (33%) sufre niveles elevados de estrés, mientras que un 25% presenta ansiedad vinculada a factores laborales y académicos.
El problema es más acusado en las mujeres: un 39,5% declara experimentar estrés de forma constante por motivos laborales, frente al 17,8% de los hombres. A estos trastornos emocionales se suman dolencias físicas frecuentes: casi la mitad de los jóvenes (48,3%) sufre dolores musculoesqueléticos ocasionales, y un 40,2% asegura padecer fatiga o falta de descanso.
Las consecuencias son especialmente notorias en quienes compaginan estudios y empleo, así como en el grupo de edad de 25 a 29 años. Entre las mujeres, los efectos resultan más persistentes: el 22,3% afirma sufrir estas dolencias de manera continua, frente al 7,5% de los hombres. El estudio señala como principales causas las jornadas laborales prolongadas y la insuficiencia de descanso, factores que acentúan la vulnerabilidad de esta generación.