De vender sombrillas en la playa a facturar 23 millones con Aqualy
El agua mineral en tetrabrik de Curro Rodríguez está en la F1 y otras 3.200 marcas sin olvidar su vertiente solidaria

Curro Rodríguez, fundador de Ly Company. | Cedida
Para describir la parábola profesional trazada por el malagueño Curro Rodríguez bastaría releer alguna de las novelas de Jack Kerouac o John Steinbeck. Con 36 empresas creadas a sus espaldas, 21 de ellas aún vivas y coleando y el clímax de Aqualy, este empresario las ha visto de todos los colores. Con 19 años llegó a Marruecos para amarrar una idea de negocio: una granja de caracoles que llegó a vender 5.000 kilos a la semana. Luego se pasó al pescado, vendió sardinas en Ghana y Togo y vivió la lobreguez del fracaso. «Me arruiné más de una vez; fui a comedores sociales; vendí colchonetas en la playa».
Aqualy vende agua mineral premium envasada en tetrabrik. En 2018 se produce el punto de inflexión cuando Cabify decide incluirla como bebida de cortesía en toda su flota. La marca facturó 23 millones de euros en 2024, cerrará este ejercicio rondando los 30, emplea a unas 200 personas y es la cara líquida de la F1, Jaguar, Melià, Cruz Roja y así hasta 3.200 nombres. Dispone de tres fábricas en propiedad en España, Italia y República Dominicana y gestiona otras seis bajo la fórmula de la joint venture.
Solán de Cabras fue pionera en este tipo de envase, pero aquella iniciativa fracasó «porque el agua coge sabor con mirarla y utilizar cartón no era fácil. Las laminaciones han evolucionado y nosotros usamos una que protege la calidad del producto». Ese producto cumple el mantra de la perfección acuífera: sin impurezas ni microplásticos, con residuo seco y sodio bajos y un PH neutro ligeramente alcalino. Traducido, significa que es agua del segmento más exquisito.
Bajo el paraguas de Ly Company se desarrolla el proyecto paralelo de la fundación. «Siempre he donado y mi empresa debe tener sí o sí este componente. Normalmente, cuando se dona a alguna de las organizaciones de referencia, hasta el 50% de la contribución termina costeando aspectos burocráticos. Aquí no, aquí el 100% de la donación va al proyecto. El más reciente es el orfanato que empezaremos a construir este mes o el que viene para 350 niños en República Dominicana», informa Rodríguez.
Dos años atrás, el empresario andaluz fundó Ly Holding Capital, un vivero de empresas donde coinvierte y por el que ya ha pasado una docena de nombres, entre ellos los de Onversed (moda con IA) y Embajadores de Málaga (turismo de lujo). Entre bambalinas se cuece actualmente un centro de entrenamiento para que pilotos de la industria aeronáutica revaliden sus licencias en el área de Málaga.
Es probable que ese señor Rodríguez que se movía en el alambre haya aprendido un par de trucos en estas décadas de aventuras y desventuras. «Hace cinco años pedía y ahora me hacen la ola. Lo he pasado fatal y tengo a veces miedo de volver a caer, pero tengo clara una cosa: cuando dejas de ser emprendedor y te conviertes en empresario, tienes que formarte para avanzar y debes confiar en los mejores de cada disciplina. España tiene un 99,9% de empresas por debajo de 200 empleados. ¿Por qué no ganan tamaño? La receta es fácil para ellas: lo complejo era arrancar de cero y facturar el primer millón. Pasar de cuatro a cien millones es más sencillo porque se basa en una receta: aliarte, profesionalizar la operativa, internacionalizarlo todo. Vivimos en un extraño Estado del bienestar; estudias, te casas, te compras una casa y, si elevas un poco ese nivel, ya crees que has llegado. Pero hay 500 pasos más».
Todavía escucha el hombre de éxito a aquel otro que se pateaba las playas con sus sombrillas. «Aunque te conviertas en un apestado, si tienes hambre, siempre habrá oportunidades. Es mucho peor tener un objetivo bajo y conseguirlo que tener uno alto y no conseguirlo, porque se pierde la ambición. Yo no hago las cosas por dinero, las hago para ver crecer otras compañías a mi alrededor. ¿El esfuerzo? El esfuerzo no significa sacrificio. Significa disciplina para alcanzar tu meta».