Trump estudiará hasta enero si impone aranceles a los medicamentos europeos
Está llevando a cabo una investigación sectorial para conocer cómo influye la dependencia de EEUU respecto a Europa

Donald Trump, presidente de EEUU. | EP
La industria farmacéutica europea sigue en vilo tras los numerosos vaivenes de la administración de Donald Trump y sus amenazas arancelarias a los medicamentos europeos. Tras anunciar que a partir del 1 de octubre entrarían en vigor unos aranceles del 100% a los medicamentos para aquellas compañías que no hayan anunciado inversiones en el país estadounidense, la realidad es que a día de hoy no se ha aplicado ninguna tarifa a ninguna empresa farmacéutica europea.
Así lo ha anunciado Iciar Sanz, directora del Departamento Internacional de Farmaindustria, durante el XXI Seminario de la patronal farmacéutica. Según Sanz, la administración de Donald Trump inició el 1 de abril una investigación sectorial para conocer cómo influye la dependencia de EEUU respecto a Europa. Dependiendo de las conclusiones de ese informe, señala la directiva, el presidente norteamericano determinará qué aranceles aplicar.
«Primero comenzó con unas amenazas estratosféricas para acaparar titulares. La realidad es que a día de hoy no se ha aplicado ningún arancel a la industria farmacéutica. Pero no nos podemos fiar», explica Sanz, que señala que Donald Trump tiene hasta el 1 de enero de 2026 para seguir investigando, fecha para la cual tendrá que tener tomada una decisión, ya sea de aplicar cualquier tipo de arancel o no. En este sentido, el presidente de EEUU se ha acogido a la cláusula 2.3.2. de nación más favorecida (NMF) que exige condiciones comerciales iguales entre los países, promoviendo el comercio no discriminatorio. Según esta cláusula, el presidente americano tiene 230 días para tomar una decisión, periodo que concluye el primer día de enero.
No obstante, Farmaindustria señala que aunque no se hayan aplicado aún aranceles al sector, las amenazas ya han tenido su efecto y consecuencias. Desde la patronal aseguran que las farmacéuticas ya han invertido más de 180.000 millones de euros en el país norteamericano en la compra, creación o ampliación de nuevas plantas, dinero que han dejado de invertir en Europa. La estrategia de presión de Donald Trump está funcionando: cada euro que no se invierte en suelo europeo se traduce en medicamentos que ahora se producen al otro lado del Atlántico.
Europa, sin plan frente a Trump
Ante esta situación, la patronal de medicamentos en España pide a las administraciones europeas y nacionales actuar y convertir esta amenaza en una oportunidad. «El precio de no actuar puede ser muy caro, nos jugamos mucho en Europa. Puede provocar la fuga de I+D de España a otras regiones, como China. Si no se hacen bien las cosas con respecto a EEUU, las inversiones en I+D pueden caer un 50%», advierte Farmaindustria, donde aseguran estar «muy preocupados por la pérdida de competitividad».
Hay que recordar que el punto de partida lo marcó el informe de Mario Draghi, que identifica la industria farmacéutica como estratégica para el futuro de Europa. El documento propone tres pilares para recuperar competitividad: crear un marco regulatorio innovador, reequilibrar las políticas medioambientales y potenciar la autonomía estratégica, reduciendo la dependencia de países asiáticos. Sin embargo, meses después de la aprobación de ese informe y tras las amenazas arancelarias de Donald Trump, Bruselas sigue sin mover ficha.
Medidas planteadas al Gobierno español
Por ello, Farmaindustria ha propuesto un conjunto de medidas al Gobierno español para acelerar la inversión biofarmacéutica en España en el contexto geopolítico actual. De lo contrario, aseguran, «se perderían las oportunidades que existen e incluso se podrían poner en peligro los más de 3.000 millones de euros que las compañías farmacéuticas invierten anualmente en España y los más de 270.000 empleos directos, indirectos e inducidos que genera el sector».
Esto incluye agilizar la llegada de medicamentos a los pacientes (180 días) con plazos claros para la financiación y el precio, garantizando el acceso sin restricciones y protegiendo la confidencialidad de los precios. Se busca también impulsar la investigación preclínica y clínica, facilitar la creación de nuevas compañías y startups, reforzar la propiedad industrial y apoyar la Ley de Biotecnología para fomentar un ecosistema de innovación completo, con incentivos en manufactura avanzada, ensayos multipaís, intercambio seguro de datos y uso de inteligencia artificial. Además, se propone alinear la legislación medioambiental con los objetivos de competitividad y autonomía estratégica del sector.
Asimismo, se plantea evitar aumentar la presión de contribuciones obligatorias que reduzcan la competitividad, evolucionar los incentivos del Profarma y recuperar la eficacia de las deducciones fiscales por I+D. Se subraya la necesidad de desarrollar nuevos incentivos para la producción de medicamentos estratégicos y biológicos, con programas nacionales y europeos que garanticen inversiones prioritarias, certificación y apoyo financiero.
