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Economía

El colmo del alquiler en España: jóvenes que se ven obligados a fingir una relación de pareja

La situación del mercado inmobiliario en España ha convertido la búsqueda de un piso en un auténtico desafío

El colmo del alquiler en España: jóvenes que se ven obligados a fingir una relación de pareja

Una pareja se hace un 'selfie' durante la mudanza. | Freepik

La situación del mercado inmobiliario en España ha convertido la búsqueda de un alquiler en un auténtico desafío para muchos jóvenes. Una reciente encuesta de la plataforma HousingAnywhere revela que el 17,3% de las personas entre 25 y 29 años estarían dispuestas a simular una relación de pareja con el fin de aumentar sus opciones en el mercado del alquiler. Aunque esta táctica no es del todo nueva, se ha vuelto más común en ciudades españolas en las que la demanda supera con creces a la oferta disponible.

El mismo estudio indica que el 72,8% de los jóvenes experimenta estrés al buscar vivienda, debido a la amplia brecha entre sus presupuestos y los precios reales de los inmuebles en las principales ciudades del país. Esta presión ha impulsado a muchos a recurrir a soluciones poco convencionales, entre ellas fingir una relación sentimental para proyectar una imagen de mayor solvencia y estabilidad ante agencias y propietarios. En total, el 13,1% de los encuestados aseguró que estaría dispuesto a aplicar esta estrategia, porcentaje que asciende al 17,3% en el grupo de 25 a 29 años.

En ciudades como Valencia y Madrid, la diferencia entre lo que los jóvenes pueden pagar y los precios de mercado es especialmente acusada. Según datos de HousingAnywhere, en Valencia los inquilinos buscan viviendas en torno a los 1.100 euros, mientras que el precio medio de un apartamento amueblado ronda los 1.500 euros. En Madrid, el presupuesto medio se sitúa en 1.400 euros, frente a unos alquileres que alcanzan los 1.540 euros.

El acceso a la vivienda resulta aún más complejo para los jóvenes solteros, que a menudo ven cerradas las puertas del alquiler por la falta de un doble ingreso y el recelo de algunos propietarios. En muchos casos, quienes han roto con su pareja se encuentran con que la independencia se vuelve económicamente inviable.

En agosto, el precio del metro cuadrado alcanzó su máximo histórico, con una media de 14,5 euros, lo que ha llevado a muchos jóvenes a considerar la compra de vivienda como una alternativa más viable que el alquiler. Aunque la Ley por el Derecho a la Vivienda de 2023 introdujo medidas para limitar los precios y proteger a los inquilinos, su aplicación ha sido irregular y no ha logrado eliminar las exigencias adicionales impuestas por algunos arrendadores. En este contexto, fingir una relación se ha convertido en una manera de aparentar estabilidad económica, un valor especialmente apreciado por los propietarios que buscan inquilinos «fiables».

Sin embargo, esta práctica plantea dilemas éticos y legales. Firmar un contrato conjunto implica responsabilidades compartidas, como los costes de posibles impagos o daños en el inmueble. La estrategia se ha detectado también en países como el Reino Unido y Estados Unidos, donde la presión del mercado inmobiliario ha llevado a los inquilinos a desarrollar tácticas similares para poder acceder a una vivienda.

Ante el bloqueo del mercado en las grandes urbes, uno de cada diez jóvenes opta por buscar alternativas en otras localidades. Según HousingAnywhere, apenas el 9,2% de los encuestados valora mudarse a otra ciudad para encontrar un alquiler más asequible, mientras que un 8,8% amplía su búsqueda a varias ciudades de forma simultánea para aumentar sus posibilidades.

Esta otra encuesta realizada por la misma entidad el pasado mes de junio, recogió la experiencia de 3.190 jóvenes europeos de entre 18 y 34 años, de los cuales 540 buscaban piso en España. El 63% ya había logrado alquilar una vivienda, mientras que el 37% seguía inmerso en la búsqueda. Los datos dibujan un panorama similar en toda Europa: una generación obligada a compartir vivienda, fingir estabilidad sentimental o posponer el sueño de una independencia real ante la escalada constante del coste de la vivienda.

Solo un tercio de los jóvenes tiene vivienda en propiedad

Solamente uno de cada tres hogares formados por personas de entre 29 y 40 años posee una vivienda en propiedad, frente al 70% que lo lograba en 2002. Así revela el informe del Observatorio del Ahorro, elaborado por la Fundación Mutualidad y Esade, que constata una tendencia estructural y descendente, que a su vez pone de relieve el creciente obstáculo que supone hoy acceder a la vivienda en propiedad. La entidad subraya que la situación actual de los jóvenes contrasta con la de las generaciones anteriores. En su momento, nueve de cada diez mayores de 60 años pudieron comprar su vivienda cuando eran jóvenes, un escenario que se percibe cada vez más lejano para las nuevas generaciones.

La falta de acceso a la vivienda tiene efectos directos en la capacidad de los jóvenes para generar patrimonio. El informe señala que, al no disponer de un inmueble, el ahorro se limita a las cuentas bancarias y a pequeños activos financieros, lo que reduce drásticamente su riqueza acumulada. Según los datos del Observatorio, el patrimonio neto medio de los hogares jóvenes se sitúa por debajo de los 10.000 euros, mientras que el de las familias mayores de 60 años supera los 70.000 euros.

Además, la evolución de los ingresos ha sido especialmente desfavorable para este grupo: los menores de 30 años ganan hoy unos 400 euros mensuales menos que en 2008, una caída que agrava la brecha intergeneracional y dificulta aún más cualquier posibilidad de ahorro o inversión.

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