El 80% de la producción nacional de fármacos se vende en mercados exteriores
La industria farmacéutica se ha convertido en la quinta partida más exportada del país

Una técnica de laboratorio en una farmacéutica. | EP
La industria farmacéutica se ha consolidado como uno de los pilares estratégicos de la economía española, no solo por su impacto directo en términos de producción y empleo, sino especialmente por su creciente vocación internacional. Así lo señala el último estudio realizado por la consultora Afi, presentado por Farmaindustria, que destaca que el 80% de la producción nacional del sector se destina a mercados exteriores. Esto supone que su propensión exportadora es seis veces superior a la media del conjunto de la economía española, situando al sector en una posición de liderazgo dentro del panorama industrial nacional.
Con más de 17.000 millones de euros en exportaciones anuales, la farmacéutica se ha convertido en la quinta partida más exportada del país, solo superada por sectores tan consolidados como el de los automóviles, los combustibles, la maquinaria y los aparatos eléctricos. Este perfil eminentemente exportador se explica, en parte, por la fuerte presencia de multinacionales asentadas en España y por la alta capacidad del sector para adaptarse a exigentes normativas internacionales. La adaptación regulatoria ha permitido al tejido farmacéutico español competir en los mercados más sofisticados y regulados del mundo, consolidando su posicionamiento global.
Los destinos de las exportaciones reflejan esta orientación prémium hacia mercados de alta exigencia sanitaria y regulatoria. Suiza acapara el 20% del total, seguida de Bélgica (18%), Alemania (12%), Francia (7%), Italia (6%) y Estados Unidos (6%). Reino Unido y Países Bajos representan cada uno un 5%, mientras que China supone el 4%. Esta diversificación pone de manifiesto que España no solo exporta volumen, sino también valor añadido, posicionándose como un potencial hub mundial tanto de producción como de innovación en medicamentos.
Desde 2007, la industria acumula un stock de inversión extranjera directa que supera los 3.500 millones de euros. Y es que el tratamiento fiscal a la investigación y desarrollo (I+D) sitúa a España como uno de los países más competitivos en el impulso a la investigación empresarial. Las empresas pueden beneficiarse de deducciones fiscales de hasta el 42 % en actividades de I+D así como bonificaciones a la Seguridad Social para el personal investigador.
Más de 1.500 millones de inversión al año
Pero la fortaleza exterior del sector no se limita a su capacidad exportadora. La industria farmacéutica española es también uno de los grandes motores nacionales de I+D. Según los datos del informe, alrededor del 80% de las empresas del sector invirtieron en investigación y desarrollo en 2024, alcanzando una cifra conjunta de 1.533 millones de euros, el máximo histórico registrado. Esta cifra supone el 18% de toda la inversión industrial española en investigación, lo que confirma el papel tractor del sector en la modernización tecnológica del país.
El grueso de esta inversión se destina a investigación clínica: unos 900 millones de euros anuales, alrededor del 60% del total. Esta fase, crucial para garantizar la seguridad y eficacia de los tratamientos, es una de las más complejas y costosas del proceso de desarrollo de un medicamento. Sin embargo, los resultados ya se están haciendo visibles: desde 1990, el porcentaje de patentes concedidas vinculadas al sector farmacéutico se ha cuadruplicado en España, pasando del 2% al más del 8% registrado en 2023. Una evolución que demuestra la creciente capacidad del país no solo para producir, sino también para generar conocimiento.
181 plantas de producción de medicamentos
A ello se suma una amplia y distribuida capacidad productiva. España cuenta con 181 plantas de producción de medicamentos en 13 comunidades autónomas, lo que la sitúa entre las principales potencias manufactureras del continente. De estas instalaciones, 111 se dedican a la fabricación de medicamentos de uso humano –tanto de síntesis química como biológicos–, 21 se orientan a medicamentos veterinarios y 49 a la producción de principios activos. Esta estructura diversificada proporciona resiliencia industrial y fortalece la autonomía estratégica de España –y, por extensión, de Europa– en un contexto geopolítico marcado por la competencia con Estados Unidos y, especialmente, con China.
Un dato especialmente relevante es que el 70% de las plantas de medicamentos de uso humano están especializadas en la fabricación de fármacos originales de marca. Esto revela un «compromiso con la innovación» y posiciona a España no solo como un país de producción, sino también como un actor clave en el desarrollo de terapias de última generación. En este sentido, la colaboración público-privada se ha revelado fundamental. El 45% de la inversión en I+D de las compañías farmacéuticas se hace en cooperación con hospitales, universidades y centros de investigación, lo que ha contribuido a consolidar un ecosistema de innovación robusto y de alto impacto.
Esa colaboración se ha visto reforzada por la rápida aplicación en España del Reglamento Europeo de Ensayos Clínicos (CTR) y por la «excelencia» del sistema sanitario público, especialmente en lo que respecta a la cualificación del personal investigador y la agilidad en los procesos regulatorios. Como resultado, España se ha convertido en líder europeo en autorización de ensayos clínicos, con cerca de 930 estudios aprobados en 2024, superando a potencias como Alemania y Francia. Además, encabeza la coordinación de ensayos clínicos multinacionales en Europa con la gestión de 770 estudios, lo que representa el 28% del total autorizado en la Unión Europea.