AstraZeneca, GSK y Pfizer lideran una nueva ola de acuerdos con biotecnológicas chinas
Entre las razones que explican este auge destaca el impulso regulatorio de las autoridades chinas

Un equipo de investigación de la Universidad de Pekín. | EP
La industria farmacéutica global está viviendo una transformación marcada por una creciente ola de acuerdos estratégicos entre grandes compañías occidentales y el ecosistema biotecnológico chino. Según los últimos datos publicados por GlobalData, empresas como AstraZeneca, GSK y Pfizer encabezan una tendencia que coloca a China no solo como centro de producción, sino como fuente clave de innovación farmacéutica a escala internacional.
Durante los últimos cinco años, los acuerdos de licencia entre China y mercados como Estados Unidos y la Unión Europea han aumentado de forma significativa. Estas alianzas representan un reconocimiento explícito de la capacidad innovadora del sector biofarmacéutico chino, que ha evolucionado rápidamente desde un modelo centrado en genéricos y biosimilares hacia el desarrollo de terapias de primera clase (First-in-Class, FIC) y Best-in-Class (BIC). De acuerdo con el informe Tendencias de licencias en China que configuran el desarrollo global de fármacos, la madurez del proceso de licenciamiento en el país asiático está redefiniendo el mapa geopolítico de la innovación en salud.
AstraZeneca figura como la compañía internacional más activa en este terreno, con el mayor número de acuerdos de licencias entre 2020 y 2025 hasta la fecha, con nueve acuerdos valorados en aproximadamente 20.000 millones de dólares (17.152 millones de euros). La actividad en 2025 fue predominante, y seis de los 10 acuerdos más importantes desde 2020 se produjeron durante este año. Le siguen de cerca GSK y Pfizer, que en los últimos nueve meses han cerrado algunas de las operaciones de mayor valor estratégico, impulsadas por la necesidad de diversificar sus carteras ante la inminente expiración de patentes de varios medicamentos superventas. Este fenómeno, conocido como cliff de patentes, está empujando a las grandes farmacéuticas a buscar terapias innovadoras fuera de sus mercados tradicionales, y China se presenta como uno de los socios más atractivos.
Entre las razones que explican este auge destaca el impulso regulatorio de las autoridades chinas. La Administración Nacional de Productos Médicos (NMPA por sus siglas en inglés) ha puesto en marcha un programa piloto destinado a optimizar los ensayos clínicos y acelerar la evaluación de tratamientos innovadores. Estas medidas, junto con la estrategia Proyecto de Medidas 2025, han contribuido a agilizar procesos que históricamente eran una barrera para la colaboración internacional. Como resultado, 2024 y 2025 se han convertido en años récord en número y valor de licencias firmadas.
Áreas terapéuticas
En cuanto a las áreas terapéuticas, la oncología continúa siendo la protagonista de estas alianzas, aunque GlobalData señala un cambio significativo: la inmunología y los trastornos metabólicos ganan terreno con fuerza. «El proceso de concesión de licencias en China ha madurado más allá de la oncología, y otras áreas terapéuticas como la inmunología y los trastornos metabólicos han cobrado impulso en los últimos dos años», destaca Gaffar Aga, analista farmacéutico de inteligencia estratégica en GlobalData. Este cambio demuestra que el ecosistema chino ya no se limita a un único eje de especialización, sino que apuesta por una diversificación que amplifica su atractivo para los socios internacionales.
En el terreno tecnológico, China destaca especialmente por su experiencia en el desarrollo de anticuerpos monoclonales (mAb), una categoría que concentra el mayor volumen de acuerdos de licencia con Estados Unidos y Europa. Tras los mAb, se sitúan las moléculas pequeñas y los conjugados anticuerpo-fármaco (ADC), una modalidad emergente con alto potencial comercial para tratar distintos tipos de cáncer y enfermedades autoinmunes. Este perfil innovador ha sido determinante para atraer el interés de grandes grupos como Pfizer, que busca reforzar su presencia en el segmento de terapias avanzadas tras la etapa post Covid.
«Esto demuestra la amplitud del desarrollo de fármacos en todas las modalidades en China. Refleja la progresión más allá de los genéricos y biosimilares hacia el avance en terapias FIC y Best in Class», señala George El-Helou, también analista de GlobalData. Además, insiste en que la continua validación por parte de compañías estadounidenses y europeas es una prueba del grado de madurez que ha alcanzado la innovación china.
Para las farmacéuticas occidentales, estas colaboraciones no solo representan una vía para acceder a nuevas terapias, sino también una estrategia para mitigar el riesgo financiero derivado de la pérdida de exclusividad de sus medicamentos principales. En paralelo, China aprovecha estas alianzas para acelerar la internacionalización de su industria y situar sus desarrollos en mercados altamente regulados como el europeo y norteamericano. La proyección internacional y el acceso a capital, infraestructura regulatoria y redes de distribución global se han convertido en motores clave para la nueva generación de compañías biofarmacéuticas chinas.
A medida que la presión competitiva aumenta y la ciencia avanza hacia terapias cada vez más personalizadas, el papel de China como socio estratégico en innovación farmacéutica se consolida. Si la tendencia observada por GlobalData se mantiene, 2025 podría ser recordado como el año en que la colaboración Este-Oeste alcanzó un punto de inflexión histórico en la industria de la salud.