Los impagos en Turquía, primer problema para que Torres siga al frente de BBVA tras la opa
Sufre un avance de morosos en el país otomano que impide al banco alcanzar los beneficios esperados por los inversores

El presidente de BBVA, Carlos Torres. | EP
Los impagos en Turquía han generado el primer problema para que Carlos Torres mantenga la presidencia de BBVA tras la fallida oferta pública de adquisición (opa) sobre el Sabadell. El fracaso de esta operación ha colocado en una situación de debilidad al máximo responsable del grupo vasco. Por el momento, ha rechazado dimitir de su cargo al contar con el respaldo del consejo y de la junta de accionistas, pero su continuidad dependerá en gran parte del desempeño de la entidad y los logros que obtenga.
Los resultados del tercer trimestre han sacado a relucir un contratiempo para que la rentabilidad de BBVA prosiga su escalada. Las insolvencias han acelerado en su tercer principal mercado, Turquía, lo que está tensionando más las cuentas de la filial Garanti y su contribución al conglomerado financiero. Las perspectivas no son nada favorecedoras para los próximos meses y el propio banco ya ha advertido de que la coyuntura es peor de lo esperado con anterioridad.
BBVA intentó tomar el control del Sabadell para depender menos de México y también de Turquía, en un momento en que aparecieron nubarrones sobre el mercado mexicano, que se están evidenciando ahora, y cuando en el turco la recuperación era más lenta de lo pronosticado.
Ahora BBVA está en gran medida a merced de lo que ocurra al otro lado del Atlántico y las tierras del Bósforo. Los datos reflejan que los impagos en Turquía han escalado hasta el 3,7% a cierre de septiembre, tras subir 30 puntos porcentuales desde junio y 60 puntos básicos desde diciembre. Este aumento ha obligado a Garanti a duplicar las provisiones por deterioros, lo que ha drenado aún más la aportación que da al grupo por la hiperinflación del país desde hace años. Este agujero está detrás de que el banco haya registrado unos beneficios globales menores a los esperados por los inversores y de que la cotización se resintiera.
Fuentes financieras consultadas THE OBJECTIVE sostienen que aunque todavía el problema en Turquía no es demasiado serio para BBVA por los morosos, sí ha generado las primeras dudas en el mercado sobre las capacidades futuras, sobre todo si la escalada de los impagos continúa al alza. Apuntan, además, que esto se produce en un contexto en el que España ha recortado su crecimiento trimestralmente y que México ha desacelerado su paso.
Estas fuentes agregan que el proyecto de Turquía es estratégico para el grupo vasco y que la cúpula ha preferido mantenerse en este país a crecer en España con el Sabadell en dos ocasiones, pese a la incertidumbre. En 2020, el banco decidió no subir el precio ofrecido por el catalán y lanzar posteriormente un opa para elevar su peso de control en Garanti, y en esta ocasión no ha querido vender esta filial para pagar en efectivo a los accionistas del Sabadell, algo que hubiera podido permitir el éxito de la propuesta de adquisición.
El consejero delegado de BBVA, Onur Genç, señaló este jueves, en la presentación de resultados hasta septiembre, que Turquía es un «mercado crítico y fundamental». Con ello intentaba aplacar rumores sobre una salida del país a través de una desinversión a un competidor.
Turquía contribuyó en los nueve primeros meses del año con 648 millones de euros. De continuar con la tendencia, en el conjunto de 2025 no alcanzará los 1.000 millones previstos por la dirección del grupo, con lo que se seguirá quedando lejos de su potencial, situado en unos 2.000 millones. La hiperinflación y el avance de los morosos están causando pérdidas de ganancias. Solo los precios elevados han restado 863 millones al beneficio, una cuantía que sigue siendo superior al resultado logrado. La merma continuará, según sus proyecciones, hasta al menos 2028, cuando pueda dejar de contabilizar de manera normal esta geografía, al igual que Argentina.
Genç, en la presentación de las cuentas trimestrales, volvió a repetir que la cúpula actual de BBVA tiene el respaldo del consejo y repitió los mensajes dados por el propio Torres tras el fracaso de la oferta sobre el Sabadell sobre su continuidad. «Nuestro cargo no dependía en nada del éxito de la opa». Además, subrayó que los inversores estarán contentos «si cumplimos con la rentabilidad pronosticada y los dividendos que pretendemos repartir, incluyendo las recompras de acciones». En cuatro años tiene previsto destinar 36.000 millones a la retribución de los socios.
