España amplía su presencia hotelera en Oriente Próximo pero pierde inversiones de la región
El capital del Golfo se retira al no encontrar activos de lujo en venta, mientras las cadenas españolas duplican su inversión

Dubái. | Reuters
España está reforzando su presencia hotelera en Oriente Próximo al tiempo que pierde el favor inversor de la región. Según los últimos datos de la Secretaría de Estado de Comercio, la inversión bruta procedente de Oriente Próximo hacia España cayó más de un 30% en el primer semestre de 2025 respecto al mismo periodo del año anterior.
Emiratos Árabes Unidos, el principal origen de capital de la zona, redujo su inversión un 26%. Muy lejos quedan los 4.379 millones de euros que llegaron en 2011: en 2023 fueron 361 millones, en 2024 bajaron a 227 y en lo que va de 2025 apenas alcanzan 161. Arabia Saudí, que en 2015 destinó 444 millones, se ha limitado a invertir 2 millones este año, tras 86 millones en 2023 y solo 4 en 2024. Los datos, además, no incluyen la adquisición del hotel Mandarin Oriental de Barcelona por el grupo Olayan, considerada una operación aislada y de tipo «activo trofeo». Catar, por su parte, pasó de invertir 1.971 millones en 2018 a prácticamente desaparecer del mapa inversor: nada en 2023, 4 millones en 2024 y cifras testimoniales en 2025.
Paradójicamente, mientras el capital del Golfo se retira de España, las cadenas españolas intensifican su desembarco en Oriente Próximo. Diversas fuentes del sector turístico y de la intermediación hotelera aseguran que el interés por operar allí no ha dejado de crecer, en especial entre Meliá, Barceló y Riu. «Se están abriendo muchos hoteles en régimen de gestión o alquiler; las autoridades locales ponen el dinero y la cadena cobra por operar, sin asumir riesgo inmobiliario», explican. Este modelo, considerado más rentable y seguro, ha permitido a las hoteleras españolas ganar concursos públicos y posicionarse en destinos de fuerte crecimiento.
La expansión responde también a un cambio de ciclo tras años de consolidación en Europa y América. «Las cadenas españolas primero conquistaron el Caribe y América Latina, luego Europa y ahora miran hacia el Este», apuntan fuentes del sector. En el caso de Riu, su estrategia sigue centrada en la propiedad en destinos exóticos, pero la experiencia de las demás enseña que la fórmula de gestión es la vía elegida para asentarse en Oriente Próximo. «La diversificación ya está hecha en España; ahora toca entrar en mercados de desarrollo», resume un directivo.
En la región, países como Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí ofrecen un marco jurídico estable, exenciones fiscales y apoyo institucional. «Dubái y Abu Dabi ya son referentes turísticos, pero hay otros emiratos más verdes con enorme potencial. Arabia Saudí, con el plan de transformación impulsado por Mohamed bin Salman, quiere atraer cadenas internacionales que aporten experiencia en gestión hotelera», explica un directivo consultado. La construcción de destinos como Neom y otros proyectos de costa está generando oportunidades de colaboración público-privada.
La atracción para los grupos españoles es clara: la financiación procede en su mayoría de fondos soberanos o inversores locales, los gobiernos facilitan suelo y licencias, y el riesgo operativo es limitado. «Allí los acuerdos son muy favorables: el promotor pone el capital y la cadena cobra por gestionar. Es un modelo que reduce exposición financiera y asegura ingresos», señalan fuentes de la intermediación hotelera. En paralelo, los países del Golfo buscan profesionalizar su oferta turística y formar cuadros locales en gestión y hospitalidad, un ámbito donde las cadenas españolas tienen amplia experiencia.
Sin embargo, los mismos interlocutores reconocen que el apetito inversor de Oriente Próximo hacia España se mantiene, aunque más selectivo. «Sigue habiendo interés por activos trofeo [grandes hoteles urbanos en Madrid o Barcelona o resorts en Baleares y Costa del Sol], pero el mercado está corto de producto de gran lujo y las transacciones actuales se concentran en establecimientos de cuatro estrellas», explica un consultor. La falta de oportunidades adecuadas y la búsqueda de mayores rentabilidades en otros sectores estarían detrás de la caída de la inversión.
Los fondos soberanos del Golfo, recuerdan los expertos, gestionan flujos masivos procedentes del petróleo y el gas, pero ahora dan prioridad a la diversificación industrial y tecnológica, además de la exposición a otras divisas. «Ya no se trata solo de comprar hoteles o inmuebles emblemáticos. Están colocando liquidez en sectores estratégicos o en depósitos rentables para reducir riesgo y compensar la volatilidad del crudo», señala otra fuente. En este contexto, España refuerza su presencia empresarial en Oriente Próximo, pero el capital árabe parece mirar hacia otras fronteras.
