Los ensayos clínicos en VIH se desploman: de 150 por año a solo 90 desde 2020
Los expertos advierten de que esta tendencia puede comprometer el desarrollo de nuevos tratamientos

Laboratorio médico.
La investigación global en VIH atraviesa un momento crítico. Tras décadas de avances científicos que transformaron una infección mortal en una enfermedad crónica controlable, nuevos datos del Iqvia Institute revelan un estancamiento en la innovación: los ensayos clínicos en VIH han caído de un promedio anual de 150 estudios durante la década anterior a apenas 90 al año desde 2020. El retroceso preocupa a los expertos, que advierten de que esta tendencia puede comprometer el desarrollo de nuevos tratamientos, vacunas y, en última instancia, la posibilidad de una cura.
El informe, publicado en noviembre de 2025, alerta de una combinación de factores científicos, económicos y normativos que configura un ecosistema cada vez menos favorable para la innovación en VIH. Este retroceso no solo afecta al ritmo de descubrimiento de nuevas terapias, sino también a la capacidad de atender necesidades crecientes y diversas de las poblaciones más vulnerables, así como a frenar la expansión de resistencias a los antirretrovirales. A nivel mundial, se estima que 40,8 millones de personas vivían con el VIH en 2024.
Una caída brusca que afecta a toda la investigación
Según el documento, la reducción de ensayos es visible tanto entre los estudios patrocinados por la industria como entre los promovidos por instituciones académicas o entidades sin ánimo de lucro. Este cambio supone un contraste significativo respecto a otras áreas terapéuticas, donde las biotecnológicas emergentes han asumido un papel protagonista. En VIH, sin embargo, más del 70% de los ensayos de la industria son impulsados por grandes farmacéuticas con ventas superiores a 10.000 millones de dólares anuales, mientras que las empresas emergentes —que lideran la innovación en otros campos— apenas participan.
La caída en la investigación se suma a otro indicador preocupante: los acuerdos de I+D en VIH descienden desde hace diez años. Mientras que entre 2000 y principios de la década de 2010 estos acuerdos crecían, en 2024 el número total se situó en menos de la mitad que en 2015. Esta contracción afecta tanto a la investigación básica como al desarrollo de nuevas moléculas, tratamientos de larga duración y terapias con mecanismos de acción innovadores.
Un contexto de necesidades crecientes
Paradójicamente, este freno en la innovación llega en un momento en el que las necesidades no cubiertas del colectivo con VIH aumentan. Aunque las terapias actuales permiten controlar la infección de forma eficaz, los desafíos estructurales persisten: diagnósticos tardíos, barreras de acceso, desigualdades socioeconómicas y un incremento de casos en poblaciones vulnerables, incluidas mujeres, migrantes y personas mayores.
Además, la adherencia al tratamiento sigue siendo uno de los mayores retos. Estudios recientes indican que hasta un 30% de los pacientes en países de renta alta presentan dificultades de adherencia, lo que incrementa el riesgo de resistencia a los antirretrovirales. La Organización Mundial de la Salud ha alertado del aumento de resistencias, incluidas las vinculadas a dolutegravir, un fármaco clave de primera línea.
Las terapias de acción prolongada, que reducen la frecuencia de administración, se perfilan como una solución prometedora para mejorar la adherencia y, con ello, reducir el riesgo de resistencias. Sin embargo, su desarrollo depende directamente del dinamismo en la investigación clínica, hoy bajo presión.
Europa: gasto plano y políticas restrictivas
Europa afronta retos adicionales. El informe muestra que el gasto en tratamientos de VIH se ha mantenido prácticamente plano durante la última década, con una caída media anual del 0,1 % entre 2015 y 2024, muy por debajo del crecimiento observado en otras áreas terapéuticas y en comparación con Estados Unidos, donde el gasto continúa aumentando de manera significativa.
A esta contención presupuestaria se suman cambios regulatorios que pueden desincentivar aún más la innovación: atualizaciones metodológicas en las evaluaciones de coste-efectividad, como las introducidas en los Países Bajos, que dificultan la financiación de terapias con beneficios incrementales para subgrupos de pacientes; mecanismos de compras centralizadas, como los contratos de NHS England basados casi exclusivamente en precio; clawbacks y sistemas de devolución económica en países como Francia y España, que ahora afectan a tratamientos hospitalarios, incluidas las terapias para el VIH.
Un riesgo para el futuro de la respuesta global al VIH
Los autores del informe advierten de que, sin un entorno más favorable, el objetivo de avanzar hacia una vacuna efectiva, una cura escalable y tratamientos mejor adaptados a las necesidades de poblaciones diversas podría verse seriamente comprometido. El progreso alcanzado en las cuatro últimas décadas —en gran medida gracias a la investigación constante y a una fuerte financiación internacional— corre el riesgo de estancarse justo cuando más se necesita.
El documento concluye con un llamamiento a gobiernos, pagadores, industria y entidades sanitarias para reforzar la inversión en investigación y garantizar que las políticas de coste no penalicen la innovación ni limiten el acceso a opciones terapéuticas cruciales. «Desarrollar un mercado sostenible para los tratamientos del VIH es esencial para seguir reduciendo las consecuencias negativas de la epidemia», señala el informe. Y en ese mercado, advierte, los ensayos clínicos juegan un papel decisivo.
