Empieza la carrera para captar los 12.000 millones del turismo chino que deja Japón
Pekín ha tomado represalias contra Tokio por insinuar un posible conflicto bélico a propósito de Taiwán

Un turista chino en una imagen de archivo. | EP
La tensión diplomática entre Pekín y Tokio no solo ha sacudido la geopolítica en el Pacífico, sino que ha abierto una ventana de oportunidad para otros destinos turísticos. Un think tank ha estimado que aproximadamente 14.000 millones de dólares (unos 12.000 millones de euros) en gasto chino podrían esfumarse si sus turistas cambian de rumbo y evitan Japón, lo que ha provocado caídas en el Nikkei, la bolsa nipona. Este escenario implica que el turismo japonés puede verse gravemente afectado. Otros países aguardan para captar esa masa de visitantes con alto poder adquisitivo.
Según el Financial Times, las advertencias de China en contra de viajar a Japón han provocado una oleada de cancelaciones que ha arrastrado las acciones de empresas japonesas ligadas al turismo, el comercio minorista y la hostelería. La salida de esos visitantes chinos no es un mero impacto coyuntural, sino un fenómeno con consecuencias estructurales: cuando los turistas se redirigen, también pueden hacerlo los inversores, y otras actividades económicas se resienten.
Además, el medio británico apunta que la caída en el turismo podría suponer un coste económico sustancial para Japón. Esta pérdida de ingresos no solo se traduce en billetes de avión y hotel, sino en una reacción en cadena sobre tiendas de lujo, empresas de entretenimiento y transportes, sectores que dependen en gran medida del visitante chino.
Este vuelco no surge en el vacío, sino en un contexto de escalada diplomática entre ambas potencias. La chispa del conflicto fue un comentario de la primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, que sugirió que Japón podría responder militarmente si China atacara Taiwán, lo que ha sido interpretado por el gigante asiático como una amenaza directa. Como represalia, China ha desplegado patrullas costeras cerca del disputado archipiélago de las Senkaku —controlado por el Gobierno nipón, que tiene la propiedad y la soberanía de facto, pero reclamado por Pekín— y ha emitido una advertencia de viaje formal a sus ciudadanos para que eviten Japón.
Al mismo tiempo, China ha decidido suspender las importaciones procedentes de Japón, como el marisco, en lo que se considera un movimiento de presión adicional en esta disputa diplomática. Pekín alega que Tokio no ha entregado la documentación técnica prometida sobre el vertido de agua tratada al mar desde Fukushima, aunque muchos analistas ven la medida como una represalia directa. En un intento de estabilizar la situación, el Gobierno nipón ha enviado a un alto cargo diplomático para explicar al régimen de Xi Jinping que las declaraciones de la primera ministra no implican un cambio en la doctrina oficial del país.
Este choque tiene además repercusiones turísticas crecientes: varias compañías aéreas chinas han ofrecido reembolsos en billetes con destino a Japón, y se han cancelado miles de viajes. Esa huida ha hecho caer en bolsa a empresas japonesas clave que dependían en buena medida del gasto del país vecino.
Otros países observan con atención el posible trasvase de esos turistas con capacidad para gastar mucho. España, donde el turismo chino crece ya con fuerza, es uno de los destinos que podrían sacar rédito. En la Comunidad de Madrid, los visitantes procedentes de China han aumentado tanto en número como en la duración de sus estancias.
Fuentes sectoriales apuntan a THE OBJECTIVE que el vacío japonés provocará una redirección a repartir ente distintos destinos, y que una parte recalará en España en un momento que ya registra un crecimiento significativo. Inicialmente, el viajero chino se centraba sobre todo en Barcelona, que desde hace años ha apostado por este mercado emisor. Pero ahora está creciendo significativamente en Madrid, que aumenta su atractivo para Asia tras años de predominancia latinoamericana en lo que respecta a los visitantes.
No se trata solo de volumen, sino también de calidad de gasto: según datos recientes, los turistas chinos en España lideran el gasto medio por viaje, con aproximadamente 3.150 euros por persona en 2025. Este ingreso elevado convierte al turista chino no solo en un cliente habitual, sino en uno estratégico para economías que compiten por captar sus dólares. Queda el reto pendiente de las conexiones aeroportuarias: los vuelos de Barajas o El Prat hacia ciudades chinas son una ínfima minoría de las rutas intercontinentales y quedan muy por debajo todavía de las de Estados Unidos a pesar de su creciente importancia para el sector.
Mientras el turismo chino se redistribuye, también hay señales más amplias de que España refuerza su vínculo con China en otros frentes. Las relaciones comerciales entre ambos países han mejorado en los últimos años, con un notable aumento de la inversión china en territorio español. Además, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el líder chino, Xi Jinping, han mantenido encuentros recurrentes para consolidar esta alianza.
Este escenario coloca a España y a otros destinos europeos en una posición privilegiada para convertirse en beneficiarios de un realineamiento turístico global. No es solo una oportunidad para recibir más visitantes, sino especialmente para atraer a aquellos con mayor capacidad de gasto y con un perfil que puede impulsar sectores clave como el lujo, la gastronomía y la cultura.
