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Economía

La OCDE sube su previsión de crecimiento para España hasta el 2,9% en 2025

Asegura que la economía española crecerá un 2,2% en 2026

La OCDE sube su previsión de crecimiento para España hasta el 2,9% en 2025

El ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo | Jesús Hellín (Europa Press)

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha revisado nuevamente al alza su pronóstico de crecimiento para España para este año y el siguiente, después de la mejora anunciada el pasado mes de septiembre, y ahora anticipa que la economía crecerá un 2,9% en 2025 y un 2,2% en 2026, lo que implica una subida de tres y dos décimas, respectivamente, respecto del pronóstico anterior.

A más largo plazo, el ‘think tank’ de las economías desarrolladas augura que el producto interior bruto (PIB) de España moderará su ritmo de expansión en 2027 hasta el 1,8%, según las nuevas proyecciones contenidas en el informe anual de la OCDE sobre la economía española, recogidas por Europa Press.

De este modo, las nuevas previsiones de la OCDE ‘calcan’ las últimas proyecciones del Gobierno español, que la semana pasada revisó al alza sus expectativas para este año y el siguiente, hasta el 2,9% y el 2,2%, respectivamente, mientras que estima un crecimiento del 2,1% para 2027 y 2028.

Según la OCDE, la demanda interna seguirá siendo el principal motor del crecimiento de la economía española, en un contexto de debilitamiento de la demanda externa, ya que el consumo privado se verá respaldado por un mercado laboral sólido, el aumento de la renta real y la caída de la inflación.

Asimismo, prevé que la inversión aumente durante el período 2025-2026, impulsada por la reducción de los costes de financiación y la continua implementación del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, mientras que anticipa una desaceleración de las exportaciones, debido a la débil demanda de socios comerciales clave y a los aranceles de Estados Unidos.

En este sentido, si bien la exposición directa de España a los aranceles estadounidenses «es limitada», representando menos del 5% de las exportaciones, ya que estas están diversificadas y se dirigen mayoritariamente a Europa, la organización advierte de que una mayor incertidumbre puede afectar aún más la confianza empresarial, mientras que algunos sectores como el agroalimentario, el químico y el de maquinaria y equipos de transporte podrían verse más afectados.

«El crecimiento del PIB se mantendrá robusto, pero se moderará gradualmente», concluye la OCDE, destacando que, si bien desde 2021 el crecimiento del PIB per cápita ha superado el 9% acumulado, lo que supone más de dos veces y media la tasa de crecimiento de la eurozona, el PIB per cápita de España aún no alcanza el nivel de sus países homólogos, reflejando «un débil crecimiento de la productividad laboral».

Por otro lado, la organización con sede en París anticipa que la tasa de paro de España se sitúe este año en el 10,6% y bajará al 10,1% en 2026 para caer al 9,8% un año después, mientras que la tasa de inflación será del 2,6% este año, pero caerá al 2,3% en 2026 y al 1,8% un año después. De su lado, el déficit presupuestario caería en 2025 al 2,5% del PIB desde el 3,2% del año pasado y se mantendría en el 2,3% los dos años siguientes, mientras que la deuda pública bajará este año del 100% del PIB, situándose en el 99,4%, para caer al 97,9% el próximo año y en el 97% en 2027.

Estas proyecciones incorporan las medidas de ayuda relacionadas con la dana (0,2% del PIB) y la ampliación de los subsidios al transporte público en 2025, así como un aumento del gasto en defensa al 2% del PIB en 2025 y 2026 (10.500 millones de euros adicionales).

A pesar de estos gastos, la OCDE prevé que el déficit fiscal se reduzca gracias al aumento de los ingresos derivados de la creación de empleo, el aumento de los salarios y las medidas fiscales anunciadas recientemente, y una leve consolidación del gasto por un menor gasto en transferencias de capital y pagos relacionados con la eliminación gradual de las medidas restantes relacionadas con la energía.

Si bien se espera que el déficit fiscal y la ratio deuda pública/PIB disminuyan entre 2025 y 2027, la consolidación continua «sigue siendo esencial» para encaminar la deuda pública bruta hacia una tendencia a la baja a medio plazo, cumplir con las normas fiscales de la UE, afrontar las crecientes presiones del gasto derivadas de la defensa, el envejecimiento de la población y la transición verde a medio plazo, y crear margen para el gasto que impulse el crecimiento.

«Dado el fuerte impulso de crecimiento de la economía, sería aconsejable acelerar el ritmo de reducción del déficit para fortalecer la sostenibilidad fiscal», aconseja la OCDE, ya que esto permitiría a España reconstruir con mayor rapidez sus reservas fiscales para responder eficazmente a futuras crisis o recesiones.

Importantes incertidumbres y riesgos

En su análisis de la economía española, la OCDE advierte de que las perspectivas se ven ensombrecidas por importantes incertidumbres y riesgos a la baja, tanto externos como internos. En el ámbito externo, como en la mayoría de los países que forman parte del ‘club de las economías avanzadas’, los riesgos se derivan principalmente de la intensificación de las medidas comerciales a nivel mundial, que podrían frenar aún más la demanda externa de exportaciones españolas, aumentar la incertidumbre y retrasar las inversiones a nivel mundial y en España.

Además, una disminución del apetito por el riesgo global podría aumentar la volatilidad de los mercados financieros y los costes de financiación para las empresas españolas, endureciendo las condiciones crediticias y lastrando la inversión y el crecimiento, mientras que la intensificación de los conflictos regionales podría incrementar los precios de las materias primas, provocando un shock negativo en los términos de intercambio, un aumento de la inflación y un deterioro de la balanza por cuenta corriente.

A nivel nacional, la OCDE apunta que la fragmentación política podría complicar la implementación oportuna de las reformas estructurales y las medidas fiscales necesarias, y obstaculizar la eficacia de la política fiscal si la reducción del déficit de España no alcanza sus objetivos o si surgen preocupaciones de los inversores sobre el riesgo soberano.

Asimismo, considera que la debilidad de la inversión sigue siendo un riesgo, posiblemente impulsada por las persistentes restricciones de la oferta en la construcción, la prolongada incertidumbre a nivel nacional y mundial, o los retrasos en la implementación de los fondos NGEU.

Finalmente, el informe alerta de que varias perturbaciones potenciales de gran magnitud podrían alterar las perspectivas económicas de España, destacando aquellas relacionadas con el clima, como las inundaciones en Valencia en octubre de 2024, que pueden representar una grave amenaza para la economía española.

Además, fenómenos meteorológicos más frecuentes e intensos, como sequías, inundaciones y olas de calor, también pueden afectar la productividad laboral, perturbar la agricultura, dañar la infraestructura y sobrecargar los sistemas hídricos, generando también presiones inflacionarias y afectando negativamente al turismo y el transporte.

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