Navantia eleva a 50 euros el tope por regalo que sus empleados pueden recibir en Navidad
Los astilleros públicos remiten una carta a sus proveedores con el nuevo límite para aceptar obsequios

'Stand' de Navantia en la última feria World Defense Show en Riad (Arabia Saudí). | Navantia
Navantia ha elevado a 50 euros «el importe máximo de los obsequios y atenciones empresariales» que un empleado de los astilleros públicos puede recibir de las empresas con las que trabaja, según se indica en una carta, a la que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, enviada el pasado martes a todos sus proveedores nacionales y extranjeros en vísperas de las fiestas navideñas.
«El Código de Conducta Empresarial establece, en relación con los obsequios y hospitalidad, que no se harán ni recibirán regalos o invitaciones cuyo valor económico exceda de lo que pueda ser considerado razonable y moderado, atendidas las circunstancias del asunto y del país de que se trate», subraya la compañía naval.
«En su normativa interna, Navantia ha cuantificado en 50 euros el importe máximo de los obsequios y atenciones empresariales que un empleado de Navantia puede recibir, límite que ponemos en su conocimiento. Navantia les solicita que, en lugar de hacer regalos o invitaciones a nuestros empleados, destinen esos fondos a donaciones para fines de interés social», comunica la empresa dirigida por Ricardo Domínguez.

En 2022, la cifra tope para recibir un regalo dentro de Navantia quedó establecida en 40 euros «de forma unitaria», horquilla que se elevó a «no más de 200 euros con carácter anual» a los «empleados de Navantia o a terceros relacionados con estos». Sin embargo, esto último no aparece en la carta remitida esta semana a los proveedores.
Los astilleros explicaron hace tres años que el código de conducta empresarial es de obligado cumplimiento. «Navantia promueve, incentiva y espera que sus proveedores compartan su absoluto compromiso con los principios y valores de la ética empresarial, lo cual conlleva una tolerancia cero ante el fraude, y que persigan y denuncien comportamientos contrarios a los principios o valores de dicho código», les recordó entonces.
En este sentido, insistió en 2022 a las empresas con las que hace negocios en que «nunca deberán ofrecer y/o aceptar la sugerencia de incorporación a su compañía de una persona recomendada por algún empleado de Navantia», así como «ofrecer, prometer, realizar, directa o indirectamente, cualquier tipo de pago, gratificación o donación en dinero en efectivo o equivalente a ello a empleados de Navantia o terceros relacionados con estos».
Además de impedir los regalos superiores a los 50 euros, la empresa pública vetó igualmente la posibilidad de «ofrecer, prometer, realizar invitaciones o regalos a empleados de Navantia o a terceros relacionados con estos, sea cual sea su valor, si son contrarios a la ley, resulten embarazosos para Navantia o se produzcan durante la negociación de un contrato o proceso de oferta competitiva».
Asimismo, los astilleros emplazaron a sus suministradores a «comunicar las vulneraciones o incumplimientos» que detecten del citado código de conducta o la legislación vigente si la dádiva entra de lleno en un caso de corrupción. Para ello, puso a disposición de estos en 2022 un «canal de comunicación» —que consta en un email, un teléfono y una dirección postal— «a través del cual podrán presentar sus denuncias o informar sobre situaciones irregulares sin miedo a represalias».
El incumplimiento de estas obligaciones por parte del proveedor acarreará «consecuencias negativas» en la relación contractual con la compañía, pudiéndose llegar a una sanción y, en los casos más graves, a una «desevaluación» como proveedor. Un paso que implicaría la inhabilitación para trabajar con la constructora pública, «sin perjuicio de las acciones judiciales que corresponda» y de las que la empresa española se reserva su derecho.
Navantia modificó su código de conducta empresarial en 2018 en relación con los obsequios y la hospitalidad cuando estaba Susana de Sarriá a su frente. En aquella ocasión, estableció para sus empleados que no pudieran hacer ni recibir regalos o invitaciones «cuyo valor económico exceda de lo que pueda ser considerado razonable y moderado, atendidas las circunstancias del asunto y del país del que se trate». La firma española pidió entonces a sus empresas colaboradoras que no hicieran «regalos a o invitaciones a los empleados de Navantia» y destinasen el importe de dichas atenciones «a atender necesidades de interés social», tal y como ha reiterado esta semana de nuevo.
