The Objective
Economía

Las tradicionales masías catalanas se reconvierten en villas de lujo para extranjeros

Cuando pierden su uso rural, estas propiedades tienen una nueva vida y pueden llegar a venderse por millones de euros

Las tradicionales masías catalanas se reconvierten en villas de lujo para extranjeros

Una masía rural reformada en la provincia de Gerona. | Lucas Fox

Durante las últimas décadas, muchas de las masías tradicionales de Cataluña, antiguas casas rurales de piedra, propiedad de familias que dedicaban la vivienda y sus tierras a labores agrícolas y ganaderas, han terminado abandonadas. La falta de rentabilidad del trabajo en el campo, unida al éxodo demográfico que sufre buena parte de la Cataluña interior, han dejado decenas de estos inmuebles desocupados. Sin embargo, en los últimos años muchas de esas masías han despertado un nuevo interés: su rehabilitación y reconversión como villas de lujo, dirigidas en buena medida a compradores extranjeros dispuestos a pagar varios millones de euros por una segunda residencia en plena naturaleza.

Según Narcís Casteyó, director de Dils Lucas Fox Girona —que cubre toda la provincia, incluyendo la capital gerundense, el Baix y l’Alt Empordà, así como las comarcas interiores y se especializa en este tipo de propiedades— el mercado prime de masías fuera de primera línea litoral ha registrado en el último año un récord de ventas. Explica que en el Baix Empordà, tradicionalmente con un mercado más local por su proximidad a la costa y sus buenas comunicaciones, la demanda ya no queda limitada a compradores nacionales de clase alta, pues cada vez se añade un flujo más estable de clientes extranjeros. En el Alt Empordà y en comarcas interiores como el Pla de l’Estany o la Garrotxa, se percibe también un incremento de interés, especialmente de familias de mediana edad procedentes de Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania y Países Bajos, que buscan una segunda residencia con terreno, naturaleza y tranquilidad, pero cerca de Gerona y con accesos cómodos a Barcelona y a la costa.

Tal como señala el consultor inmobiliario, la mayoría de las operaciones en el interior de la provincia han correspondido a compradores internacionales que «buscan una masía con terreno y patrimonio histórico, fuera de la ciudad, pero bien comunicada». Señala que aproximadamente un 56% de los clientes son internacionales, y que el perfil típico combina la búsqueda de calidad de vida con la posibilidad de teletrabajar. Muchos de estos compradores ya conocían la provincia por viajes previos o por estancias de trabajo, y valoran especialmente la tranquilidad, las escuelas internacionales y el entorno natural a la hora de adquirir una segunda residencia para veranear. En paralelo, crece también un perfil de comprador híbrido, interesado en adquirir una masía para compatibilizar una segunda residencia con algún proyecto turístico o de eventos de pequeño formato, lo cual a su vez puede dinamizar municipios despoblados, puesto que el turismo rural se ha impuesto como uno de los salvavidas en estas regiones.

El atractivo de las masías no se limita al entorno natural. Muchas de estas casas datan de siglos atrás, con muros de piedra, estructura tradicional y características propias del patrimonio rural catalán. Esa combinación de historia, naturaleza, comodidad moderna y exclusividad resulta muy atractiva para quienes buscan una vivienda de lujo con identidad. En la oficina de Lucas Fox se han especializado en masías catalogadas o en casas de piedra con valor patrimonial, un nicho en el que la oferta es muy limitada. La escasez de producto de calidad, unida a la fuerte demanda tanto nacional como internacional, ha impulsado los precios en zonas prime del Empordà o en puntos estratégicos del interior de Gerona, donde las operaciones más destacadas alcanzan cifras entre 1,8 y 4,5 millones de euros.

La pandemia aceleró esta dinámica. El teletrabajo y la búsqueda de espacios amplios y entornos naturales impulsaron a muchos compradores a dejar de mirar exclusivamente la costa para centrarse en el interior. De ahí el auge de masías restauradas, con terreno, intimidad y un entorno sostenible. Según este interlocutor, el mercado en Gerona vive «un momento inmejorable» para vender propiedades, lo que ha animado a muchas familias que ya no usaban su finca a darle una segunda vida: la oferta de masías históricas en buen estado es muy reducida y la demanda, especialmente internacional, continúa creciendo con fuerza.

Un doble destino: villas de lujo y vivienda social

Mientras algunas masías y fincas rurales se transforman en villas de lujo, otras siguen un camino completamente distinto: la rehabilitación para uso social o de alquiler asequible. En España existen cuatro millones de viviendas vacías, muchas en mal estado o en localizaciones muy remotas. Consciente de ello, la Generalitat de Cataluña ha anunciado un plan para dar un nuevo uso a parte de estas viviendas y rehabilitar inmuebles rurales para destinarlas a alquiler social. El programa prevé ayudas económicas, incentivos fiscales, apoyo técnico a pequeños municipios y la recuperación de un centenar de viviendas al año hasta 2029, con el objetivo de facilitar el arraigo y frenar la despoblación.

Este enfoque convive con el fenómeno opuesto: la conversión de masías en residencias de lujo para compradores extranjeros de alto poder adquisitivo. Ambos movimientos ilustran una profunda transformación del mercado inmobiliario rural en Cataluña, donde las viviendas tradicionales abandonadas adquieren ahora nuevos usos, muy distintos a los que tuvieron durante generaciones.

El fenómeno del lujo rural más allá de Cataluña

El interés por la vivienda rural de lujo no se limita a Cataluña. En otras comunidades, especialmente en la Comunidad Valenciana y en regiones del interior peninsular, se detecta un desplazamiento creciente hacia fincas rústicas, chalets en el campo y casas rurales rehabilitadas, tal y como ha publicado THE OBJECTIVE. La saturación de las zonas urbanas y costeras, unida a la revalorización del estilo de vida rural, ha impulsado un mercado que hace una década era marginal. En provincias como Valencia crece también la inversión en fincas rústicas, muchas veces adquiridas como segunda residencia o como alternativa a un mercado urbano tensionado.

Todo ello ha contribuido a que el llamado «lujo rural» se consolide como una nueva tendencia en España: viviendas de alto nivel económico situadas en entornos naturales, que combinan sostenibilidad, patrimonio cultural e intimidad. En este contexto, las masías catalanas —con siglos de historia y ubicadas en paisajes privilegiados— se han convertido en un producto especialmente codiciado en el mercado.

Publicidad