España pierde 2.600 millones al año por el éxodo de grandes fortunas
Portugal, Italia, Grecia y Marruecos logran un saldo positivo y suman 32.000 millones

Un jet privado aterriza en un aeropuerto de California en una imagen de archivo. | EP
España se encuentra en una encrucijada fiscal y económica que amenaza su competitividad a nivel global. Fuentes del ámbito económico alertan de que, mientras los ricos y los jóvenes con titulaciones valoradas abandonan el país, llegan inmigrantes más pobres y con menor formación, situación que parece verse cada vez más reflejada en las estadísticas. El informe The Henley Private Wealth Migration Report 2025, de la consultora Henley & Partners, constata la pérdida neta de 500 millonarios en el último año.
Esta cifra conlleva una considerable merma de riqueza. La fortuna total estimada que ha escapado de España asciende a 3.100 millones de dólares, lo que, al tipo de cambio actual, se traduce en una fuga de capital de unos 2.635 millones de euros anuales. Esta sangría financiera, que sitúa a España entre los países con saldo negativo en migración de grandes patrimonios, contrasta fuertemente con la situación de sus vecinos del arco mediterráneo, que se han convertido en auténticos imanes para el capital.
El informe destaca que Portugal, Italia, Grecia y Marruecos han conseguido un saldo neto combinado de 6.300 millonarios nuevos, con la atracción de una fortuna total valorada en 37.400 millones de dólares (unos 31.790 millones de euros).
La vencedora de este exitoso cuarteto europeo es Italia, que también es el tercer destino más atractivo del mundo, solo por detrás de Emiratos Árabes Unidos y Estados Unidos. La bota mediterránea ha captado un saldo neto de 3.600 fortunas, con un capital total de 20.700 millones de dólares (unos 17.595 millones de euros). La política fiscal del Gobierno de Giorgia Meloni ha supuesto un potente efecto llamada para las grandes fortunas.
Uno de los factores que puede haber contribuido es el régimen fiscal conocido como la regla CR7, por Cristiano Ronaldo, uno de sus beneficiarios más mediáticos, aunque ya no resida allí. Este mecanismo permite a los nuevos residentes de alto patrimonio pagar una tarifa plana sobre todos los ingresos generados fuera de Italia que se reduce para cada miembro de la familia del contribuyente que se traslade y que refuerza el incentivo para mover patrimonios completos.
El éxodo de grandes fortunas es un fenómeno global sin precedentes. El estudio revela que, en el periodo analizado, se han registrado 142.000 movimientos migratorios de millonarios, un dato que pone de relieve cómo los centros de poder económico y financiero experimentan una profunda reconfiguración. Emiratos Árabes Unidos es el destino preferido a nivel mundial, con un saldo neto de 9.800 nuevos patrimonios y una ganancia de capital de 63.000 millones de dólares (53.640 en euros).
Estados Unidos se mantiene fuerte, con la atracción de 7.500 nuevas fortunas y 43.700 millones de dólares (unos 37.206 millones de euros) en riqueza. Mención aparte merece Montenegro, destacado como el destino de millonarios que más rápido crece en el mundo, impulsado por su programa de ciudadanía por inversión y sus ventajas geográficas y fiscales.
La tendencia en España se enmarca en un contexto más amplio de debilidad en la Europa occidental. Dos potencias tradicionales, el Reino Unido y Francia, también arrojan cifras negativas, lo que intensifica la preocupación en el continente. Reino Unido es, sin duda, el país más golpeado de la lista. Se ha señalado el brexit como un factor fundamental que ha complicado la situación económica y fiscal de un país que tradicionalmente había sido un refugio seguro para los capitales internacionales. La incertidumbre posterior al referéndum, el aumento de los costes y las complejidades migratorias han llevado al país a perder una cifra muy significativa de millonarios, situándolo en la segunda posición global de países perdedores, solo por detrás de China. Por su parte, Francia, que aspiraba a convertirse en un centro financiero alternativo a la City londinense tras el brexit, también ha registrado un saldo neto negativo, aunque en menor medida. Además de los mencionados, también se espera que India, Corea del Sur, Rusia y Brasil cierren el ejercicio en números rojos.
En España, la fuga de 2.635 millones de euros parece ser un síntoma de problemas estructurales y, sobre todo, fiscales. El aumento de la presión fiscal suele ser el principal factor en estos casos. El constante debate sobre la subida de impuestos a las grandes fortunas, como el Impuesto sobre el Patrimonio o la reciente introducción del Impuesto Temporal de Solidaridad de las Grandes Fortunas, envía una señal de inestabilidad e inseguridad jurídica que ahuyenta a los inversores. Más allá de los desplazamientos de las grandes fortunas entre países, la desigualdad sigue en aumento y el capital de los más ricos sigue una tendencia ascendente. Según el informe Billionaire Ambitions 2025 de UBS, los multimillonarios españoles vieron incrementadas sus fortunas un 21,5% en 2025, hasta los 213.100 millones de dólares (182.602 millones de euros), al tiempo que ocho personas más adquirieron el estatus de ultrarrico, hasta elevar la cifra a 32.
En un mundo globalizado, el capital de alto valor es intrínsecamente móvil. El millonario de hoy busca optimizar su situación fiscal y encontrar el mejor equilibrio entre impuestos, calidad de vida y seguridad. La existencia de paraísos fiscales blancos o de regímenes especiales en países cercanos como Portugal (con su régimen para residentes no habituales) o Italia, crea una competencia directa que España, con su actual marco tributario, no puede afrontar. El éxodo de estos 500 millonarios no solo resta ingresos por impuestos directos, sino que también mina la capacidad de inversión, el fomento del empleo de alta cualificación y el know-how empresarial que estas fortunas suelen arrastrar. Si España no revisa su política fiscal y adopta medidas que atraigan en lugar de expulsar, la hemorragia de capital y talento podría cronificarse y afectar a la economía del país a largo plazo.
