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Hacienda se llevará un 15% del beneficio de ING con el 'nuevo impuestazo' a la banca

La entidad tendrá que empezar a pagar la tasa en 2025 tras la reforma fiscal y su coste oscilará entre 40 y 50 millones

Hacienda se llevará un 15% del beneficio de ING con el ‘nuevo impuestazo’ a la banca

Un sucursal de ING. | Europa Press

ING será uno de los bancos más perjudicados después de que el Gobierno salvara este jueves su reforma fiscal, tras el acuerdo que alcanzó a última hora con Podemos para incluir el mantenimiento del gravamen a las energéticas. Con ello, la permanencia del impuestazo al sector financiero sigue en pie hasta 2027, aunque con los cambios establecidos y pactados con los diferentes grupos políticos, entre ellos Junts y Sumar.

Los cálculos realizados por THE OBJECTIVE sobre la base de las proyecciones y el nuevo diseño del tributo indican que el beneficio de ING sufrirá fuertemente, ya que Hacienda se llevará prácticamente un 15% del mismo. Las estimaciones apuntan a que el coste que tendrá para la entidad naranja oscilará entre los 40 y 50 millones de euros. Hasta ahora ING, como el resto de grupos extranjeros, se habían librado de abonar esta tasa, pero con los ajustes aprobados, tendrá que asumirlo, ya que se ha extendido a todo el sector, incluyendo pequeñas y medianas firmas a partir de unos ingresos por intereses y comisiones de 100 millones anuales.

ING ganó en España 314 millones en 2023, una cantidad que incluía la actividad en la vecina Portugal y que en 2024 subirá previsiblemente, por lo que la factura por el impuestazo será elevada y proporcionalmente mayor que la de otros jugadores. Con la progresión del tributo en función de la facturación, ING tendrá que desembolsar un 3,5% de su margen de intereses y comisiones (entre 1.200 y 1.300 millones), aunque, como todos, podrá beneficiarse de la deducción del 25% sobre Sociedades Por ejemplo, Caixabank, que verá elevado hasta el 7% el tipo tras un ajuste de última hora, tendrá que abonar algo más de 600 millones sobre unos resultados superiores a los 5.000 millones, por lo que supondrá en su caso en torno a un 12% de los mismos.

ING tenía asumido desde hace tiempo que iba a tener que enfrentarse a este coste por las intenciones del Gobierno de ampliar los afectados y sus máximos directivos habían señalado públicamente que si les incluían en la lista tendrían que pagarlo, aunque su posición fuera contraria. Su anterior consejero delegado para España, Ignacio Juliá, se manifestó en línea con sus grandes competidores y las patronales del sector –AEB y CECA– al advertir que un gravamen de estas características no era bueno para el crecimiento de la economía y que una de sus consecuencias más claras iba a ser la desincentivación de la inversión extranjera en nuestro país.

Hacienda, tras los cambios, aumentará la recaudación por este impuestazo en 2025 a más de 2.300 millones, frente a los 1.700 de 2024. En términos nominales, Caixabank, Santander y BBVA serán los más perjudicados, al aumentarse el tipo para ellos al máximo del 7%. No obstante, el último podría verse beneficiado en el caso de que el País Vasco introdujera alguna bonificación, ya que el PNV ha logrado acordar su gestión para los territorios forales. De ello podrían también sacar tajada Kutxabank y Caja Laboral, que tienen, como BBVA, la sede en dicha región.

ING, con la aprobación de la reforma fiscal, sufre en solo dos semanas dos grandes varapalos. Uno pecuniario, por el impuestazo, y otro de reputación, tras el boicot que registró en redes sociales después de que retirara el patrocinio a los programas de Íker Jiménez en Mediaset en el marco de un replanteamiento de su estrategia publicitaria en los canales de televisión (la entidad niega que el boicot haya tenido impacto en la cancelación de cuentas, por lo que no tendrá efecto real en los beneficios futuros). En todo caso, está viviendo esta situación en un momento de transición y reestructuración de la cúpula, tras la reciente salida de su CEO, que fue fichado por el Santander para dirigir su franquicia española. La entidad naranja designó a Almudena Román al mando de manera transitoria, a la espera de nombrar al nuevo responsable de forma definitiva.

Hasta la fecha, ING crecía con fuerza y estaba captando negocio, al tiempo que mejoraba su rentabilidad por el aumento de los tipos de interés. El banco no solo ha sido uno de los pocos que ha elevado sus activos desde que el BCE empezó a subir el precio del dinero en 2022, sino que su avance ha estado muy por encima de los que lo han logrado. Al cierre del primer semestre contaba con un volumen de 65.898 millones de euros, gracias al empuje de la actividad, frente a los 51.022 millones del mismo periodo hace dos ejercicios.

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