BBVA dispone de un arsenal de 3.400 millones para poder mejorar la opa al Sabadell
Los inversores están reclamando una mejora de las condiciones, pero el banco mantiene que no tiene margen

El presidente de BBVA, Carlos Torres. | Europa Press
BBVA dispone de capital sobrante para poder mejorar la oferta pública de adquisición de acciones (opa) sobre el Sabadell. El grupo vasco cuenta en la actualidad con un exceso de capital de 3.400 millones de euros, todo un auténtico arsenal, para elevar el precio de la operación, tal y como le están pidiendo cada vez más casas de análisis y los inversores.
Esta cantidad, según los cálculos realizados por THE OBJECTIVE, muestra que el banco presidido por Carlos Torres tiene capacidad para mover ficha en este sentido, a pesar de los insistentes mensajes de sus directivos de que «no hay espacio» para un incremento, incluyendo una parte en efectivo.
BBVA cerró 2024 con un ratio de solvencia del 12,88%, muy por encima de lo esperado y una vez descontado la recompra de acciones anunciada por un importe de casi 1.000 millones para hacer más atractivo su dividendo, tras haber registrado un beneficio récord de más de 10.000 millones.
El grupo vasco tiene fijado su objetivo de repartir cualquier exceso de capital por encima del 12%, pero por ahora se mantiene prudente a la espera de lo que suceda con la propuesta de adquisición del banco catalán. Hay que tener en cuenta que una parte del superávit se destinará a la opa y posterior fusión. En concreto, si logra el 100% del Sabadell, consumiría unos 38 puntos básicos. Un coste que podría cubrir con la generación de capital hasta que se produzca. El año pasado su solvencia creció en 29 puntos por el alza en los resultados, una vez detraídos los dividendos y la remuneración por otros instrumentos, como los bonos convertibles.
En las últimas semanas, los inversores están presionando a BBVA para que mejore las condiciones de la oferta, ya que la capitalización del Sabadell ha superado el valor intrínseco de la propuesta y la prima ofrecida ha pasado a estar en negativo de manera cada vez más frecuente.
Por ahora, BBVA se niega a elevar el precio; argumenta que no tiene espacio para hacerlo y señala que las cotizaciones están perfectamente cuadradas a la ecuación de canje planteada. Además, tal y como expresó su presidente en la presentación de los resultados, considera que el hecho de que la prima esté en negativo se debe a cuestiones puntuales de mercado y operativa diaria en el mercado.
En el grupo vasco esperan que en las próximas semanas la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) apruebe con condiciones asumibles la operación para poder ejecutarla. Y, por vez primera, ha abierto de manera clara la posibilidad de que pueda retrasar en el tiempo la fusión de ambos bancos que en principio estaba prevista para, como tope, ocho meses después de que finalice el periodo de adhesiones. El argumento para tal aplazamiento es que tiene que analizar el impacto del impuesto extraordinario al sector del Gobierno y cuál sería el mejor momento para materializar dicha unión.
El Gobierno ha reiterado su oposición a la operación y tiene las competencias para vetar una integración, y el Sabadell está haciendo todo lo posible para que esto ocurra. E incluso que se prohíba o se dificulte la opa a través de unos requerimientos de competencia difícilmente asumibles. Por un lado, ha movido su sede a Cataluña tras siete años en Alicante para persuadir al Ejecutivo central, y por otro tiene previsto aprobar un dividendo extraordinario para incentivar a sus accionistas a que no acudan a la oferta si esta se abre oficialmente.
Una toma de control sin integración tendría un mayor coste para BBVA, ya que no podría obtener todas las sinergias de costes y porque consumiría más capital. Por eso, los inversores están apostando por un aumento en la opa. Manejan como escenario central que la transacción se llevará a cabo, por lo que -para que el grupo vasco se garantice un respaldo casi unánime de los socios del Sabadell- tendría que incrementar las condiciones. Con ello, además, pondría en dificultades al Gobierno para mantener su posición de rechazo.
Si la CNMC autoriza la concentración y los accionistas del Sabadell la apoyan masivamente, Moncloa tendría más complicado sostener su postura. Para que se dé este escenario, BBVA tendría que alcanzar al menos un 90% del capital del banco catalán. Pero también hay que tener en cuenta que el banco podría aplazar la fusión como un guiño al Gobierno, aunque tuviera un mayor coste. Una de las consecuencias de ello sería el mantenimiento en Cataluña de la sede social del Sabadell en un momento en el que se está intentando impulsar el regreso de compañías que abandonaron la región tras el referéndum independentista en 2017.